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Lo más caro
Solemos valorar con meticulosidad la conveniencia o no de tal o cual inversión.
Su rentabilidad en términos económicos. Incluso los beneficios adicionales en forma de comodidad, seguridad o prestigio que nos vaya a aportar.
Y, normalmente, lo hacemos desde nuestro limitado punto de vista. Sin considerar tener una visión panorámica y más amplia de la situación planteada y su entorno.
Y cómo nos vemos afectados, y nos veremos a medio y largo plazo.
Y, en mi opinión, esa falta de perspectiva nos lleva a actitudes y decisiones cortoplacistas, que nos sitúan en posiciones de difícil explicación y demuestran la continua contradicción en la que vivimos.
Vayamos a ejemplos concretos. Los hay a cientos, pero hay que elegir.
Próximamente un importantísimo partido político va a celebrar elecciones primarias, con el fin de renovar sus cargos y organización de gobierno dentro del ámbito cántabro.
A ésa elección acudirán los afiliados a ese partido que así lo consideren.
Quien no lo sea, evidentemente no vota.
Sin embargo, ese partido gobierna, ha gobernado y gobernará sobre afiliados y no afiliados.
Y hay dos candidaturas. Así que surgen preguntas, ante la ausencia de pedagogía, al menos para los no afiliados pero que seremos los sujetos que sobrellevaremos su actuación.
A modo de muestra he aquí algunas de ésas preguntas:
– ¿Qué postura tiene cada candidatura respecto de una ley de vivienda que reconozca el derecho Subjetivo de los cántabros al acceso a una, tal y como ocurre en otras comunidades autónomas?
– ¿Qué opinión tiene cada candidatura sobre la situación que padece Cantabria con tres desahucios por semana de media?
– ¿Qué medidas proponen respectivamente al respecto?
– ¿Quién sí y quién no apoya la implantación de un PROTOCOLO en todos los ayuntamientos, frente a la emergencia habitacional?
– ¿Por qué sí… ¿o por qué no ?
– En caso afirmativo, ¿cuándo?
– ¿Qué medidas, en el ámbito municipal, que estén a su alcance sin tener que solicitar permiso van a realizar para parar la especulación que supone el abuso del alquiler turístico en viviendas de comunidades de vecinos, tal y como otros municipios fuera de Cantabria lo hacen?
– ¿En qué se diferencian las posturas de cada candidatura en materia de vivienda?
– ¿Qué errores que dicen haber cometido no se deben repetir?
– ¿Qué debería haberse hecho?
Y he aquí en donde veo nuestra cortedad de miras.
Creemos que las elecciones internas de un partido de gobierno, son eso. Asunto del partido.
Y son las que marcan nuestro futuro.
Y no sólo eso.
Un fascista sin escrúpulos amenaza con colonizar por la fuerza a toda una nación que está siendo subyugada y que cuenta con más de 50.000 personas pasadas por las armas y más de 100.000 heridos que son atendidos con tiritas y aspirinas, y lo que nos preocupa es si nos van a poner aranceles a nuestras exportaciones.
Por cierto. Los países no importan ni exportan.
Lo hacen las empresas.
Si España pone aranceles a los productos que proceden de Taiwán, se lo están poniendo a Amancio Ortega.
Él sube los precios y listo.
Pero creemos, en nuestro cortoplacismo, que eso es lo caro. Que la camiseta subirá de precio.
Sin embargo lo caro, lo verdaderamente caro, es el nazismo.
La masacre continua que padecen aquellos que no pueden defenderse y no cuentan con quien les defienda.
Hoy es Palestina.
Pero en nuestra casa, Cantabria, hay fascismo.
Un fascismo que permite tres desahucios semanales a personas sin recursos, mientras que una comunidad autónoma con posibilidades de sobra no los proporciona.
Mientras partidos políticos que aspiran gobernar, no imponen medidas a su alcance para paliar esa lacra.
Mientras feministas, por un lado, animalistas, pensionistas, ecologistas y así hasta la extenuación, por otros lados se preocupan cada uno de lo suyo.
Y sólo de lo suyo.
Y, a menudo, sin ponerse de acuerdo entre ellos.
Pero sin importarles la situación de todos.
Y eso, la cortedad de miras, creer que nuestro círculo pequeño es un todo absoluto, sí que resulta caro.
De tal forma que el precio a pagar es prohibitivo.
Tanto que no nos afecta sólo a nosotros.
También a generaciones futuras.
El que suba el precio de una camiseta, en comparación, es irrelevante.