Hay que seguir empujando

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La impunidad de la que disfruta Israel y la devastación que sufre la población gazatí, pueden llevarnos a la conclusión de que el Estado genocida de Israel está logrando sus objetivos.

Y sin duda, en el escenario local y regional, es Israel quien ostenta la fuerza mayor, una fuerza cada vez más sofisticada. Es quien destruye, quien viola, quien tortura y arrincona a una población asediada que no tiene donde huir. Pero que no se engañen los genocidas, ellos también están perdiendo. Sin planes y con la estrategia actual van de culo (sorry) y no podrán nunca ganar estar guerra. O, si vamos a eso, ninguna.

No lo dicen solo los palestinos sino también organizaciones israelíes como B´Tselem que denuncia desde hace décadas la ocupación y la segregación implementadas por su gobierno. Lo dicen incluso diversos sectores del espectro político israelí. Entre ellos, reconocidos miembros del Knesset, la cámara de diputados del país, como Ram Ben-Barak, antiguo sub-director del Mosssad (un angelito). Esta guerra – declaró – es inútil, carece de objetivo y es evidente que la estamos perdiendo, la estamos perdiendo e Israel se enfrenta a un colapso económico total y a la perdida de toda legitimidad. Muéstrenme algo – clamaba – en lo que hayamos tenido éxito.

En la misma línea se expresaba el anterior Ministro de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, que pasó años y años tratando de borrar de la faz de la tierra a todo palestino que se cruzara en su camino: la economía israelí – dice – está colapsando y nuestra democraciase esta erosionando. Nuestros niños, adultos, soldados y reservistas sufren pesadillas sobre lo que ha ocurrido y lo que pueda llegar a ocurrir.

En fin, si no resultara tan patético sería como para morirse de risa:
¡Pena de Economía! en el fondo, lo único que les preocupa.
Pena también de Nuestra democracia y nuestros niños.

Los suyos, su democracia, sus niños… porque claro, los de los demás, le tienen al pairo 75 años después del exterminio que los suyos desencadenaron en una Palestina que nunca les había hecho naday que los nazis como élse empeñaron en destruir para construir el Gran Israel.

En el entretanto Alaa al-Qatrawi, poetisa palestina que acaba de perder a sus cuatro hijos, Yaman, Kenan, Orkida y Carmel en esta guerra, escribe en su cuenta de Facebook el día de la firma del alto el fuego en Gaza:

“Y ahora, no tendré miedo de la lluvia, no tendré miedo de asomarme a la ventana, no cerraré las cortinas, limpiaré el polvo del umbral de nuestra casa, y si no la encuentro, abrazaré sus escombros, cada piedra será mi hogar y me quedaré mucho tiempo en la orilla del mar, me ahogaré en mi vagabundeo y no tendré miedo de la forma de las olas que nos separan. Besaré las manos de los trabajadores de las ambulancias y de la defensa civil porque cuando oía el sonido de los aviones que nos bombardeaban perdía la voz y la capacidad de moverme mientras ellos cruzaban entre la metralla gritando con fuerza: “Hay alguien que pueda oírme, hay alguien vivo? y nos ayudaban”

Benditos sean.

 

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