La asistencia a corridas de toros en Cantabria desciende 80% en dos décadas

Fundación Franz Weber señala que el acceso de menores se ha promocionado de forma intensa en los últimos dos años. Plantean un debate parlamentario sobre "la pervivencia de una práctica violenta para una ultraminoría"
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 La Fundación Franz Weber ha señalado este viernes que la asistencia a corridas de toros en Cantabria ha caído más un 80% en los últimos veinte años, divulgando datos reales y contrastables que evidencian el desinterés social en la actividad.
La ONG internacional ha comparado los datos de asistencia a corridas de toros y otras convocatorias a través del histórico de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales, cuyos sucesivos resultados se pueden consultar fácilmente a través de la página web del Ministerio de Cultura y la información es muy clara:
En el periodo 2002-2003 declaraba asistir a eventos taurinos el 11,8% de la población cántabra, mientras que este porcentaje cayó hasta el 2,3% en el plazo 2021-2022. Si bien la pandemia de Covid-19 pudo tener cierto impacto en parte de la serie histórica estudiada, la gráfica de descenso es muy evidente en los sucesivos estudios.
Más allá de la feria taurina de Santander, la tauromaquia tiene escaso espacio en la comunidad, con corridas o novilladas aisladas en Santoña o Rasines, con bajo interés social. Recuerdan que el pasado año el Gobierno cántabro inició una campaña de promoción taurina otorgando 50.000 euros a municipios rurales, empleando la excusa de la pérdida de población como eje para facilitar ayudas directas que organicen encierros, novilladas y otras convocatorias similares.
QCon una caída de asistencia del 80% en dos décadas y unos porcentajes hiperminoritarios, la afirmación de interés por las convocatorias es rotundamente falsa, y por ello FFW reclama al ejecutivo cántabro un gesto que avale el rechazo social a estas prácticas, dejando de apoyar financieramente a un lobby ruinoso que sin ayudas públicas es incapaz de sostenerse en este territorio», señalan.
Además de su carácter minoritario entre la Sociedad cántabra y española, la pervivencia de la tauromaquia y la presencia de personas menores de edad e incluso su participación directa a través de tentaderos, becerradas y escuelas taurinas, como la de Santander, ha sido puesta bajo la lupa de organismos como el Comité de los Derechos del Niño y del Comité sobre Derechos de las Personas con Discapacidad.
En 2018 el órgano sobre niñas, niños y adolescentes pidió a España la toma de medidas legislativas para alejar a estos colectivos vulnerables de cualquier actividad taurina.
Un año más tarde, el Comité que defiende a las personas con diversidad funcional advirtió sobre la imagen que transmitían los eventos taurinos que involucraban a personas con acondroplasia en España, manifestando su preocupación.
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