La herida de Reinosa aún late

Desindustrialización, despoblación, bulos, el papel de las mujeres o la pervivencia de los usos de la dictadura en las fuerzas de seguridad se cruzan en una nueva mirada a los sucesos del 87 por Zubelzu, uno de los “hijos de la fábrica” y Calabrese
Tiempo de lectura: 5 min

En la calle, los niños jugaban a obreros y guardias civiles. Una población muy callejera, muy de bares y encuentro, dejó de salir o de estar alegre. Son algunas de las consecuencias más inmediatas que recuerdan protagonistas y testigos de la primavera del 87 en Reinosa, cuando el pueblo entero se alzó para defender sus fábricas y sufrió las consecuencias, en un nuevo documental audiovisual que se podrá ver en marzo en el Festival de Cine de Málaga. Ese cambio de ánimo fue sólo una de las manifestaciones más inmediatas del gigantesco trauma colectivo. A más largo plazo, ahí están: el retroceso de la industria que dio vida a la comarca, la pérdida de población.

‘Reinosa 1987: el precio de la reconversión industrial’ Tiene varias particularidades: la primera, que la coproducción entre Objetivo Family Films y Gema Calvo Producciones parte del dúo Richard Zubelzu-Magda Calabrese, en el que él, el director, es de Reinosa, por tanto, uno de esos “hijos de la fábrica” que de algún modo eran todos. Otra es que esa mirada que aflora, la de quien fue un niño cuando todo pasó en tiempo real y lo veía desde la venta, permite mirar un pedazo de historia a la luz de fenómenos o claves actuales bajo la que cobran más relevancia.

Está, por supuesto y sobre todo, la pérdida de la industria, el sacrificio de un sector y el viraje hacia una economía de servicios, en un contexto de aparente modernización de España bajo un Gobierno socialista y de entrada del país en una Unión Europea que se vinculaba a lo nuevo y el progreso.

El documental, visionado por EL FARADIO, recrea aquella primavera campurriana en la que la “reconversión” (uno de los palabros inventados para justificar el cierre o reducción de fábricas) empezaba a traducirse en pérdida de puestos de trabajo en un pueblo para el que lo suponían prácticamente todo: a partir de ahí recuerda las huelgas, las manifestaciones, el episodio con el directivo de la empresa que iba a abandonarla tras encontrar acomodo en cargo público, la reacción vecinal y la posterior operación represiva a gran escala con Guardia Civil, que supuso la muerte de un vecino, un obrero, Gonzalo, por la inhalación de gases tóxicos que se usaron, contra reglamento, en interiores.

Está la repercusión mediática, la tormenta política, el juicio que les dio la razón a los vecinos, la lucha por la verdad y, sobre todo, el análisis de las consecuencias, todo con las voces de protagonistas de la época: sindicalistas, vecinas implicadas en los movimientos sociales, el locutor de la radio local, periodistas nacionales, el autor de la foto que recorrió el país –la de los Guardias Civiles acorralados-, incluso el valioso testimonio de un Guardia Civil, y, fuera de los protagonistas, el análisis más académico de Misael Arturo, experto en la reconversión industrial.

La nueva mirada del documental se refleja en la forma de traducirlo en imágenes: los titulares cobran vida y los edificios y calles donde pasaron las cosas se erigen como fortalezas a vista de dron o de detalles que dan un nuevo significado a algo que se sigue viendo a día de hoy, como el impacto de una bala en un portal, o con nuevas imágenes sobre la carga policial.

Es interesante ver la operación de desinformación masiva que se vivió esos días para presentar a los vecinos de un pueblo de Cantabria como marcados por la violencia extrema, incluso buscando la vinculación al terrorismo, por la resistencia inicial ante la Guardia Civil, y eso a pesar de que fuera todo lo contrario, y, como recupera el documental, hubo vocación de proteger y escoltar tanto a los agentes como al directivo de la fábrica –él mismo niega que fuera secuestrado-. La población se defendió como pudo, también de las mentiras: grabaron y proyectaron sus propios testimonios en bares del pueblo.

Aflora también como la transición a la democracia no fue ni súbita ni pacífica: igual que en el Caso Almería, se refleja la pervivencia de prácticas de la dictadura dentro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, así como la poca profesionalización. De la mano de un agente se cuenta como la respuesta ciudadana sorprendió a los primeros agentes, los que salieron protegidos, y como para la Semana Santa posterior la respuesta combinó la planificación de quien busca una respuesta contundente con la violencia de quien actúa de forma temperamental sin darse cuenta que está ante ciudadanos de pleno derecho. El clima de guerra, de “estado de sitio” acabó propiciando, se revela, la creación de unidades más profesionales, lo que hoy conocemos como antidisturbios.

Hay una mirada de género, y no sólo por el retrato de una masculinidad herida tras los despidos y cierres de obreros que llevaban sobre sí la economía de familias y el pueblo, sino también por el trabajo en la ‘retaguardia’ de mujeres a través de asambleas ciudadanas para dar aliento, testimonio y apoyo.
Están, también, los matices entre sindicatos, en un contexto interesante no sólo por la situación inesperada de pérdida masiva de empleo y violencia que tuvieron que afrontar, sino por el encaje de unos y otros (UGT y Comisiones Obreras), en el nuevo escenario de desindustrialización o relación con el Gobierno socialista.

Y, finalmente, una sensación entre triste y melancólica ya no por la lucha, sino por el miedo al olvido, la deriva posterior –otros territorios sí que se convirtieron en referencias industriales- y el entronque con la pérdida general de oportunidades y población casi estructural en Cantabria. Desde ese prisma, la nueva mirada a los sucesos de Reinosa es la de de un pueblo que se adelantó en años a lo que acabaría siendo, para mal, la España moderna.

Rompe el algoritmo, decide tú de lo que se habla. Comparte esta historia en tus redes.

💡 Podemos hablar de memoria histórica y derechos laborales gracias a apoyos como el tuyo. Súmate y hazte socia o socio por 5 euros al mes en El Faradio.

Mostrar comentarios [0]

Comentar

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.