Con Antolín Pulido estamos hablando de una historia que merece ser escuchada. Lo de que la vida da muchas vueltas es una expresión que se acomoda muy bien en alguien que ha nacido en España, pero que ha vivido más fuera que dentro.

Pasar mucho tiempo en otros lugares le ha permitido ver a su lugar de origen desde la distancia y conociendo las informaciones que surgían sobre él, pero publicadas en medios de comunicación extranjeros. Algo que le resultó muy revelador, como cuenta en una entrevista concedida a EL FARADIO.

Un ejemplo de esto es la Monarquía. Un sistema político que, en su opinión, es un concepto opuesto al de democracia, toda vez que hablamos de un jefe del Estado que no sale de las urnas, y de una familia que goza de privilegios por el simple hecho de pertenecer a ella.

Pulido piensa que la sociedad civil debería pensar, debatir y decidir qué apellidos lleva una democracia, si tiene que ser republicana, laica, social o ecologista, por dar algunos ejemplos. Y ese es el objetivo de la II Marcha Republicana, que llegará a Madrid el próximo 15 de junio. «Hicimos la primera marcha el año pasado y la verdad es que fue todo un éxito», relata.

Pero Pulido remarca que «vamos para Madrid reivindicando la democracia, más que la República. Queremos ese modelo de Estado, pero lo que queremos es una democracia, para luego poder tener una república democrática».

Este activista ha constatado la enorme presión que ejerce la Monarquía sobre los medios de comunicación, precisamente por la ocultación que ha habido en España respecto de lo que pasaba en la familia real. Cree que aquí ha habido «censura», aunque «ahora un poquito menos. Y recuerda el caso de Pablo Hasél, un artista que sigue en la cárcel, entre otras cosas, por injurias a la Corona. «Lo único que dijo es la realidad, lo dijera de mejor o de peor manera», defiende.

El propio Pulido se queja de que le han censurado a él, «porque yo he visto muchísimas armas españolas en África y, sobre todo, grupos terroristas islamistas que tenían armas españolas, y yo creía que era algún general español que lo vendía y luego, claro, nos hemos enterado de que era el rey». Pero son cosas que en los grandes medios de comunicación no aparecen.

La base de todo, para él, es defender que haya un sistema plenamente democrático. Por lo tanto, da igual si un monarca es más o menos campechano o si una familia es más o menos querida. Por eso se queja de la Transición, «que se vendió como un éxito, pero que fue totalmente un fracaso, con un reformismo muy raro, de hecho, todavía lo estamos pagando». Y también señala que «se hizo una Constitución sin proceso constituyente, cogiendo a siete hombres, poniéndolos en una mesa y diciendo, venga, vamos a hacer una Constitución, eso es de Mortadelo y Filemón».

La charla de este jueves en la sede de Podemos Cantabria es para hablar y debatir sobre el modelo de país y de Estado que se quiere, los derechos que se han de defender, el refuerzo de un sistema educativo que en España tiene una excepción «extraña» como tener una educación concertada, que recibe dinero público para que después se de una instrucción religiosa a sus alumnos (en un alto porcentaje). Es decir, Pulido ve ciertos retrocesos y por eso quiere que este debate se extienda, y que incluya también a la «derecha civilizada como ocurre en otros países», aunque haciendo la diferenciación de que hay derecha antifascista en nuestro continente, porque «en Europa se ganó la Segunda Guerra Mundial, en España el dictador murió en la cama».

‘Memoria de los Nadie’

El viernes, en el Centro Social Smolny, Pulido hablará sobre su trilogía ‘Memoria de los Nadie’. Aquí es donde se podrá comprobar el bagaje del escritor y la experiencia atesorada en países americanos y africanos.

Recuerda la historia de su propia niñez, ver por primera vez el mar en Cantabria (él nació en Talavera de la Reina), el salir de España siendo muy pequeño y después volver algunas temporadas. El instruirse en Cuba, algo que no le sirve aquí, donde oficialmente sólo tiene la Educación General Básica («puedo ser profesor en sitios donde no podría ser alumno», dice), algunas palizas recibidas por un torturador condecorado como Billy el Niño en la Dirección General de Seguridad…

Pero tiene mucho que contar sobre lo que ha visto en otros sitios, como miembro de Brigadas Internacionales de Paz. Desde «evacuar a niños soldado» a rescatar a niñas «a las que iban a hacer la ablación» o que tenían en «granjas de engorde para casarlas». Él se especializó «en el tema de tráfico de órganos de niños».

Cuenta que, en una ocasión, tuvo que volver a España para que le pudieran sacar una bala que tenía en el cuelo. Temió por su vida y entonces decidió dejar parte de esas vivencias por escrito.

Destaca que en ese trabajo como ONG, eran muy anónimos, procuraban no reivindicarse como miembros de tal o ual orgsanización, y eso hacía que se pudieran mover mejor y llegar «donde no llegaban los cascos azules, porque no podían salir de su zona verde». Y hasta recuerda la anécdota de que la única vez que le han entrevistado para una televisión nacional fue en la china, por la colaboración que tuvieron con los cascos azules de esa nacionalidad.

Ha visto de todo entre población infantil y juvenil. Y en ellos vuelca muchos de sus esfuerzos. Se muestra terriblemente preocupado por el hecho de que la mayor causa de muerte en la población entre 15 y 25 años en España sea el suicidio.

Como pedagogo, valora mucho poder trabajar con jóvenes, que tengan recursos, no sólo económicos, para poder afrontar las diversas situaciones que aparecerán en sus vidas. «Tienen muy poca tolerancia a la frustración», comenta. Y esto lo achaca «a los modelos educativos tan desastrosos que hemos tenido y por los modelos incluso familiares y de Estado».

Ahora, cuando va a un centro social como Smolny, lo que se encuentra es, sobre todo, gente joven. Y cree que es muy importante que se produzca el diálogo, permanentemente, para poner en valor a los Nadie en busca de un modelo distinto, más humano, democrático y justo.