
«Las luchas que contamos a través de estas 11 mujeres van a inspirar para vivir en plenitud a otras mujeres»
Tarde de doblete en Librería Gil. Elena Laseca hablará sobre su novela ‘Llámame pingüina’ y Gema Villa trae las historias de sus ‘Robinsonas de tierra adentro’. A las 19:00 se podrá escuchar y preguntar a las dos escritoras sobre lo que han desarrollado, con mujeres en el centro.
‘Llámame pingüina’ es una novela protagonizada por Candela, una economista que decide pasar un verano en un campo de arqueología en Cadalso de los Vidrios, donde conoce a Ian, un arqueólogo inglés con un enigmático pasado. La obra explora la relación entre ambos a lo largo de los años, marcada por encuentros anuales y el trasfondo de la movida madrileña. A medida que Candela evoluciona en su vida profesional y personal, Ian sigue siendo una figura misteriosa, generando una tensión narrativa que mantiene al lector atrapado hasta el final.
En ‘Robinsonas de tierra adentro’ aparecen muchas cosas, porque son 11 vidas las retratadas. Ese es el verbo correcto, porque Villa cuenta las historias, pero también se enseñan a través de las fotografías de Pilo Gallizo, la compañera que ha ayudado a la periodista y escritora a creer que había material para hacer un libro, no solamente un reportaje o algo similar.
Resulta que Gallizo fue compañera, en etapa escolar, de la hija de Villa. Ambas son leonesas, pero Aragón es el lugar al que han dado a parar. Y las ‘Robinsonas’ son 11 mujeres que, sin conocerse de nada, han terminado viviendo en la provincia de León, en su parte rural. Sólo una es originaria de allí. Y ahora cruzan sus caminos allí. Todas viven solas, todas por sí mismas, con edades entre los 44 y los 76 años, pero compartiendo la alegría de vivir donde han elegido y preocupadas por conservar el lugar donde están.
Villa define el libro como «un ramillete de vidas de 11 mujeres que tuve la suerte de encontrar, diría casi de casualidad, porque no nos podemos imaginar cuando vamos por las carreteras de la España despoblada, que cuando ves esos pueblos chiquitines a la derecha, a la izquierda de tu caminar, que pueden estar habitando allí, estas 11 mujeres. Seguro que son muchas más, seguro que en Cantabria también las localizaríamos», dice en una entrevista concedida a EL FARADIO.
Varias de ellas pertenecen a un grupo que se llama Dibujando por los Pueblos, que se juntan todos los sábados para pintar en un pueblo de la comarca de Maragatería, esa zona de León conocida, sobre todo, por Astorga. Y esta es una de las actividades a las que se dedican los fines de semana.
Villa remarca los perfiles de las 11 mujeres: «encontramos una médica entrenadora nacional de atletismo y cantante de rock, una profesora de inglés apasionada por el Aikido, una psicóloga, poeta y cantante, una periodista, horticultora, hostelera y también directora de escena y actriz, un artista que realizó su primera escultura con la misma piedra y en el mismo lugar donde Miguel Ángel esculpió su David, otra que viajó por el mundo durante 30 años antes de construir su casa en León, ahí tenemos pintoras, obreras, emigrantes, científicas, agricultoras apasionadas por la arqueología, lectoras empedernidas, incansables luchadoras por los derechos de las mujeres». Perfiles por encima de la media y que se han encontrado allí, cuando podía no haber pasado nunca. Y cada una ocupándose de su propio espacio, tanto si hay necesidad de rehabilitarlo, como que todas tengan huerta.
Preocuparse por el entorno supone hablar también de muchas cosas. Villa remarca que «están muy implicadas en todo el tema de la lucha contra las macrogranjas, las placas solares, los aerogeneradores, las concentraciones parcelarias que rompen los caminos y se cargan árboles milenarios». La energía y el uso de los componentes en el medio rural. Dice de ellas que son especialmente austeras en cuanto a lo que compran. Sólo lo necesario, y reutilizando todo lo que pueden, mucho más que pensar en reciclar. Cuanto menos gastas, menos cosas tienes que llevar hasta un contenedor. Al revés de a lo que la sociedad empuja hoy en día, que es a consumir de manera constante.
Nunca se sabe lo que puedes estar buscando y lo que puedes acabar encontrando. En el caso de Villa y Gallizo, han podido observar a «estas mujeres que toman decisiones sobre lo que quieren hacer y lo que no, pues creo que llenan de dignidad una sociedad que cada vez tiene vidas más homogéneas». Ellas escogen un camino alternativo, lleno de optimismo, » son el antídoto contra la imagen de la mujer cuidadora, sin proyectos propios, que es la que domina un poco las páginas de nuestra literatura». Estas 11 Robinsonas «transmiten una idea revolucionaria».
La autora se siente afortunada por haber encontrado algo así, que lo define como un «tesoro». Cree que muchas veces tenemos un mirada demasiado general y alejada, pero «si acercamos la lupa nos encontramos con muchas vidas que nos van a sorprender, muchas vidas muy interesantes».
«Una de las cosas que me ha gustado de hacer este libro es precisamente que estoy convencida de que estas experiencias, estos sentimientos, estas luchas que contamos a través de estas 11 mujeres, desde luego van a inspirar para vivir en plenitud a otras mujeres. Y eso es lo que más me parece importante», dice Villa.
Son un montón de preguntas, sobre sus vidas, sus elecciones, la soledad que están disfrutando, pero, a la vez, tener una actitud comunitaria como filosofía misma de lo que debe ser la vida ahora y en el futuro. Recorrer las intimidades de unas personas en concreto, pero también hacer el ejercicio de un filandón, sentarse todas por la noche y hablar de sí mismas, de sus seguridades y también de sus miedos. «La vida de todas ellas es un ejemplo de feminismo empírico, porque han decidido gobernarse a sí mismas», saliéndose de lo que mandataba incluso la filosofía desde las primeras civilizaciones.
Hay un capítulo en que estas mujeres le ponen nota a su vida. Tres le ponen un 10, y la media es un 8. Lo único que temen es tener no poder mantener la vida que tienen ahora, por algún problema físico, por ejemplo.
No tuvieron que estar buscando y buscando editorial. Llegaron a Marciano Sonoro Ediciones y les dijeron que les encantaba el proyecto. «Ahora estamos viendo si podemos conseguir algo de financiación para hacer una exposición sobre las Robinsonas», dice. Andando el camino y enseñando estas 11 historias reveladoras.
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