
«La profesora de mi hija me sigue tratando como analfabeta»
Silvia Agüero es comunicadora, de varias formas, pero lo que realmente dice para definirse es que es activista. Está en ‘modo aprender’ y hacer cosas que le gusten. Y ha descubierto el teatro y quiere que la relación que han establecido sea para siempre. También trabaja presentando ‘Al lío’ en Canal RED.
Este viernes (20:30) representará en la Asociación Cultural Octubre de Torrelavega ‘No soy tu gitana’. «Es la historia del pueblo gitano visto desde los ojos de las mujeres gitanas», dice en una entrevista concedida a EL FARADIO. Considera que «se ha contado muy poco la historia del pueblo gitano, pero aún menos la historia vista desde los ojos de las mujeres gitanas y esas leyes antigitanas que han ejecutado contra nosotras». Los estereotipos respecto de las mujeres gitanas son muy variados y tienen presencia en la obra. Agüero cree que el público se va a reír mucho.
La actriz no se queda ahí. Cree que esa historia que no se cuenta también se le ha robado a la población no gitana del Estado español. Reivindica la memoria como algo por lo que luchar y no dejar que se nos robe. «Tenemos todas y todos, seamos gitanos o payos, una falta de memoria con nuestros abuelos y con nuestras abuelas y esto no es casual es algo que ha hecho el poder para separarnos».
Son ya más de 350 las representaciones de esta obra, cuando ella misma pensaba que iba a durar 15 días o un mes. Igual que Nüll García, que dirige la obra y la ha escrito junto a Agüero. La compañía es Teatro del Barrio, Premio Nacional de Teatro en 2024. Agüero tenía claro que era esta compañía o ninguna otra. Recibieron toda la confianza y ha dado un gran resultado.
Algo muy llamativo es que divierte a payos y gitanos, pero es habitual que sus risas se produzcan en momentos distintos o por motivos diversos. Pero emociona, en general, al público.
Agüero reconoce que «ha cambiado la relación con los payos y con las payas, porque he visto salir llorando a gente y abrazarme y preguntarme, ‘¿te puedo dar un abrazo? Perdóname’, y no esperaba esa reacción». Y también que haya personas personas que, tras ver la obra, quieran saber más sobre la historia del pueblo gitano. Es un gran éxito.
Su vena de activista sale cuando dice que es «muy importante sentarnos a hablar, sentarnos a decir qué estamos haciendo, dándoles nuestro capital, nuestra vida al trabajo, al poder y sin estar viviendo, sin estar con nuestros niños, sin estar con nuestros amigos, sin estar haciendo las cosas que nosotras realmente queremos hacer».
Le incomodan los estereotipos y las construcciones sociales que se hacen, y que le afectan por el lado mujer y por el lado gitana. Conoce cómo ha funcionado y cómo sigue funcionando la sociedad, y ve que el hecho de ser una cosa y la otra puede conllevar un trato violento, vejatorio o discriminatorio. Y pone un ejemplo práctico que sufre en sus carnes: «la profesora de mi hija me sigue tratando como analfabeta» y se sorprende cuando su hija le cuenta que su mamá va al teatro. En 2025.
El pasado martes era el Día Internacional del Pueblo Gitano, el día de la conmemoración, pero que no da lugar a acciones posteriores que duren el resto del año. Agüero se permite recordar que «venimos de una tradición de mujeres gitanas que han resistido a más de 230 leyes antigitanas, han resistido a un estado, a la iglesia y al rey», por lo que «estas gitanas son tus feministas, no hace falta que te vayas a buscarlas lejos, están aquí». Son mujeres que trabajan para labrarse un futuro digno, sin necesidad de ser encasilladas por nadie. Y cansada de la conmemoración. Cuenta que le tocó compartir acto institucional con el monarca y el presidente del Gobierno y, cuando le dieron a Felipe VI la bandera gitana, estaba sin planchar, con las dobleces visibles. Inimaginable que eso pasara con una bandera de un país. Cualquiera.
Por eso Silvia Agüero va recorriendo rincones de España enseñando su visión de las mujeres gitanas, sin vergüenza, de donde la llamen, pero haciendo las cosas bien y sin que se trate de reivindicar una sola fecha del calendario. El 9 de abril ya se les ha olvidado el día 8 a quienes reivindican que hay que defender la igualdad del pueblo gitano. El 9 ya no hablan de ello, pero ese pueblo sigue siendo gitano.