Llueve sobre mojado en el metal: nueva protesta contra el «inmovilismo» de una patronal que «no ha aprendido nada» del anterior conflicto

Miles de trabajadores y trabajadoras se manifiestan en Santander para exigir mejoras salariales y la defensa de sus derechos
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Algunas cosas han cambiado en el centro de Santander desde 2022: más escaparates vacíos, históricas tiendas de pieles sustituidas por grandes cafeterías, los negocios que vendieron veganismo acabaron entregados a la carne e incluso las modas de las franquicias han evolucionado, de modo que está empezando la de las tartas de queso y por alguna razón, el arreglo de uñas debe ser especialmente rentable.

Otras cosas no han cambiado tanto, como el calabobos o las recurrentes polémicas porque el parte del tiempo decía que iba a llover en Semana Santa.  Tampoco ha cambiado mucho la actitud a la hora de negociar  de PYMETAL, la patronal del metal, que funciona con carácter hereditario –los presidentes son sucedidos por sus hijos- y no termina de querer integrarse, como el resto de los sectores económicos, en la CEOE.

Comparamos con 2022 porque fue entonces cuando la poca profesionalidad negociadora de esta organización abocó a más de 20.000 trabajadores del sector del metal de Cantabria a una larga huelga indefinida, inmensa manifestación por el centro incluida, en la que tuvo que acabar mediando el Ministerio de Trabajo. Hablamos, entonces y ahora, de negociaciones con cláusulas cambiantes, con retirada de puntos acordados en reacción a algo tan habitual –hasta rutinario-  como una protesta labora en un contexto de negociación de convenio colectivo, y todo aderezado por una hostilidad declarativa que entonces llevó a PYMETAL  a pronosticar el cierre de empresas del sector si se cumplían las reivindicaciones de los trabajadores (básicamente, algo tan básico como llevar el convenio al día).

Tres años después, esta patronal “no ha aprendido nada”, y no sólo porque no se cumplieran ni de lejos aquellos pronósticos –que acabaron siendo secundados por una CEOE que en realidad compite con ella-. Sino porque

Más de 2.000 personas han marchado sin importar la lluvia por el centro de Santander, convocados por los sindicatos CCOO, UGT y USO, en demanda de un convenio colectivo digno” ante el bloqueo de las negociaciones con la patronal Pymetal, que no sólo no avanza sino que intenta retirar puntos ya consolidados e integrados.

Uno de los principales puntos de fricción es la intención de la patronal de suprimir el plus de distancia, una medida que los sindicatos consideran una línea roja. Además, las centrales reclaman una subida salarial del IPC más un punto adicional por cada año en un convenio de tres años, mientras que la patronal solo ofrece un incremento de IPC más 0,5. Esa diferencia, según los sindicatos, supone una pérdida de poder adquisitivo real para más de 22.000 familias que dependen del sector en la comunidad.

“ No se puede consentir esta arrogancia”, lamentaban los portavoces sindicales, que se referían a aquello de los pronósticos fallidos para incidir en que no sólo no se ha perdido dinero por la otra huelga y el trabajo sindical, sino que sirvió para que con el esfuerzo de los trabajadores, las empresas estos años hayan ganado mucho dinero  (con beneficios medios del 12%).

Manifestación trabajadores del metal

Los sindicatos también han criticado la incoherencia de la patronal, que en otros espacios expresa preocupación por la falta de relevo generacional en el sector, mientras aplica condiciones laborales que dificultan la incorporación de nuevas generaciones. “No se puede atraer a gente joven con salarios precarios y recortes de derechos”, denuncian. “La patronal está generando el problema que luego utiliza como excusa para justificar su inmovilismo”.

Además, han sido los trabajadores los que han tenido que, más que recordar, describir una evidencia: en 2022 veníamos de la pandemia, del parón, de los ERTES e incluso de la crisis de la escasez de los microchips o los problemas con el combustible y la electricidad. Ahora, exponen, el escenario no es ni de lejos el mismo.

Entre los cánticos y proclamas, también ha habido espacio para el llamamiento al 1 de mayo, cuando se prevé una nueva jornada de protesta, y para mostrar apoyo al comité de empresa de Bridgestone, en conflicto por la situación en las plantas de Reocín y Basauri, con una huelga convocada esta semana, lunes, martes y miércoles, según recordaron al final de la marcha, en los Jardines de Pereda, cerca del Centro Botín que estos meses alberga una imprescindible exposición sobre Maruja Mallo, una de las Sinsombrero, las mujeres de la Generación 27, comprometida con la II República y los derechos de los trabajadores y trabajadoras, a las que inmortalizó con trazas casi de héroes y heroínas griegos.

RECUPERACIÓN DEL SECTOR, PERO NO SALARIAL

El conflicto en el metal se inscribe en un contexto de recuperación económica en el que los salarios reales aún no han recuperado los niveles anteriores a la crisis de 2008. Según datos del INE, la subida del IPC en 2023 fue del 3,1 %, mientras que los convenios pactaron subidas medias del 2,9 %, consolidando la pérdida de poder adquisitivo.

 

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