
«Hay que darse cuenta de que una residencia es el hogar de la persona, no un cementerio de elefantes»
Aquellos días de marzo y abril de 2020 no parecía que pudieran ser reales. La población encerrada en sus casas, una caída masiva de la actividad laboral, aplausos comunitarios en las ventanas, terrazas y balcones a las 8 de la tarde, videollamadas grupales donde picar algo y tomarse algún vino delante de la pantalla, compartiendo con amigos y familiares… Pero también hubo mucho dolor, repartido por todo el mundo, y que afectó, especialmente, a las personas más mayores, que también eran, por lo general, más débiles ante la expansión del virus.
El estreno del documental ‘7291’ en TVE el pasado mes de marzo, coincidiendo con el quinto aniversario de la declaración del Estado de Alarma ya provocó muchas suspicacias, pero se apuntaba más al hecho de que se emitiera en la televisión pública que a lo que aparece en el documental. El propio director de la cinta, Juanjo Castro, en conversación con EL FARADIO, certifica que la mayoría de las críticas que ha visto apuntan en esa dirección. Él, en buena parte, reflejó cosas que se dijeron en la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid, que quedó inconclusa por la celebración de las elecciones autonómicas anticipadas en 2021, y en la Comisión ciudadana por la verdad en las residencias, donde pudieron estar, por ejemplo, familiares de las víctimas que fallecieron en las residencias de Madrid y que no fueron derivadas a ningún hospital por un protocolo que lo impedía. Eso sí, el protocolo se aplicaba a quienes no tenían un seguro privado.
Castro recuerda que, sólo en esa primera ola de la pandemia, que duró, aproximadamente, un mes, «fallecieron un 20% de las personas que vivían en residencias». Y los protocolos que se aplicaron en Madrid, explica, no se vieron, o al menos de forma tan tajante, en otros lugares de España.
Dos de los puntos clave de su investigación para hacer el documental fueron el libro publicado por Alberto Reyero, consejero de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad de la Comunidad de Madrid durante los primeros meses de la pandemia y que acabó dimitiendo ante todo lo que estaba sucediendo, y el que publicó el periodista Manuel Rico, y que ahondaba en la situación de las residencias de mayores en España.
Por un lado ve cómo, ahora, la propia presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, da unas cifras de fallecidos distintas de las oficiales que publicó la administración madrileña en su día. Cinco años después, por arte de magia, ya murió menos gente. «Esos datos son oficiales, se han mantenido y si han cambiado, alguien tiene que ser responsable de esos cambios», dice Castro.
Por otro lado, ha asistido a contemplar un panorama en las residencias de España que cree que debería preocupar a la sociedad. «Hay que darse cuenta de que una residencia es el hogar de la persona, no es un cementerio de elefantes». Y se preocupa también por las profesionales que trabajan en esos centros, en su mayoría mujeres, y que también sufrieron lo indecible en aquellas fechas. El sector está volcado por completo hacia el modelo privado. Castro sostiene que no está «en contra de lo privado, pero lo que no puede ser es que el 90% de las residencias estén en manos privadas, Creo que tiene que ser al revés, el 90% público y el 10% privado». Y lo que le llega cuando habla con trabajadoras de residencias es que, por los diferentes tipos de residentes que tienen, se requieren unos cuidados que en la actualidad no tienen. «Creo que dice bien poco de nosotros como sociedad si cuidamos así de nuestros mayores», lamenta.
Por cómo fue la situación en aquellos fatídicos días, el director de cine pensó en el documental como una obra en la que identificarse con las familias, mucho más que con el relato político que se intenta imponer y los cruces de acusaciones entre partidos. «A mí los políticos o políticas no me interesan mucho, me interesan las personas», refleja.
Castro afirma que «el éxito de este documental ha sido gracias a las asociaciones de los familiares. Si no este éxito no hubiera sido posible». La emisión en TVE tuvo datos poco habituales para productos que se ven en La2 y el Canal 24 Horas. Pero luego están las proyecciones y coloquios que se celebran en numerosos puntos de España. «Estar frente a la sala y verla llena, eso no tiene precio de verdad». Y siente lo mismo con todos los mensajes que le llegan por parte de familiares, o afectados con los que se ha encontrado en eventos como el de este viernes en Santander. Personas que todavía «no han pasado el duelo», pero que ven reflejada su experiencia en el documental.