
Juventud, rebeldía y criaturas nocturnas
Por Patxi Antón y Adrián Incera
El pasado 19 de abril se presentaban en el New de Santander la banda catalana Tetas Frias y la argentina Buenos Vampiros. Ambas bandas venían de hacer un sold out el día anterior en La Lata de Zinc de Oviedo, junto con las asturianas Viuda, que ya estuvimos viendo anteriormente también en el New.
Así que toda apuntaba a que habría una buena entrada y el concierto estaría animado de gente, algo que se agradece y mucho, tanto por las bandas como por la chavalada.
Tetas Frías es un trío de Barcelona, que se mueven entre las coordenadas musicales del Synth-Punk en la onda de Sistema de Entretenimiento o La Élite con los que han colaborado en su primer disco “Otra camiseta” (Industrias MDA, 2024).
El concierto comenzó con ellas en el escenario, siendo guitarra, bajo y programaciones. Desde un primer momento la actitud fue muy desenfadada, que no desfasada, muy acorde con su estilismo entre el corte “mullet” del guitarrista y el vestido plisado rosa chicle de la cantante principal. Las canciones principalmente fueron temas cortos de no más de dos minutos como “Hipercor”, “Vuelve a casa”, “Iluminati Corp” (en la que colaboran con la Élite) o “Macrofestival” en el que con buen criterio animan al personal a colarse en los festivales veraniegos, no vaya ser que pagues por ver a Arde Bogotá…
Entre algún problemilla del directo con las bases, algunos pogos en las primeras filas, e incluso un concurso de bigotes (que no diremos quién ganó, pero no fue Revilla..) se nos pasó rápidamente el concierto que al final fue como una mezcla de punk, concurso de la tele, mala leche y mucha ironía.

Tetas Frías. Fotografía: Patxi Antón
Después de un breve descanso en el que asimilábamos el desenfreno de la enérgica propuesta de Tetas Frías, era el turno para Buenos Vampiros. Nos habían dado estupendas referencias sobre esta banda, por lo que teníamos muchas ganas de saber lo que estas criaturas de la noche originarias de Mar De Plata venían a ofrecernos.
Y así, entre una densa nube de humo y con un ambiente de luces pretendidamente más tenue, entran en escena los argentinos. Bajando un poco las revoluciones pero no por ello la intensidad, la banda nos envuelve entre los temas de su álbum “Entre Sombras”, recientemente relanzado en nuestro país. La cara más shoegaze/dreampop la pone Ignacio Perrotta, a la guitarra y con un tono de voz de más calidez que el de su compañera Irina Tuma, también a la guitarra y quien sin duda aporta la garra, los colmillos y la cara más punk de estos vampiros con sus tonos agudos y expresivos en contraste a su actitud estoica. Todo ello lo acompasan perfectamente Luana Giobellina al bajo y Mora Murguet a la batería, haciendo que oscilemos entre lo melancólico y lo rítmico sin perder en ningún momento la intensidad que se espera de un show como el suyo.
Parcos en palabras como marca la tradición vampírica, no se olvidan de mostrarse agradecidos por actuar ante una sala a medio aforo que, a excepción de un par de energúmenos con cierto afán de protagonismo, los acoge satisfecha de haber sido testigo de su paso por nuestro país.
Como broche final a la noche, Frescas y Perfumadas DJs nos ofrecen una selección de temas que nos hacen menearnos entre clásicos punk-rock, electro o las tendencias de la escena conocida como egg-punk. Ambos anfitriones además de un estupendo podcast homónimo en el que desarrollan y comentan todas sus inquietudes musicales. ¡Que nadie se lo pierda!

Buenos Vampiros. Fotografía: Bruno Ochaíta