Vergüenza ajena y doble rasero en la posición del Gobierno sobre el Sahara

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Entendemos por “vergüenza ajena” la sensación de incomodidad y rechazo que sentimos ante un acto de otra persona que consideramos deplorable. Este sentimiento es el que siento, y creo que siente la mayoría de la sociedad española, ante la posición del gobierno español en el tema del Sahara, en su comportamiento respecto a los derechos legítimos del pueblo saharaui a decidir su futuro.

Recordemos un poco la historia reciente, cuando se van cumplir 50 años del abandono del pueblo saharaui por parte de las autoridades españolas, para poner de manifiesto las vergüenzas de los sucesivos gobiernos. Hasta 1975, el Sahara Occidental pertenecía al estado español. Fue una colonia española desde la Conferencia de Berlín, en 1885, donde las potencias europeas se repartieron África. En 1958, ante la presión de la ONU para descolonizar los territorios que seguían perteneciendo a los países europeos, el régimen franquista convirtió el Sahara Occidental en una provincia más de España, la provincia 53.

A pesar de que, por tanto, el territorio pertenecía al estado español y que sus habitantes eran ciudadanos españoles, España, en uno de los actos más vergonzosos de nuestra historia, abandonó el territorio dejando que fuese ocupado por Marruecos y Mauritania. Ante la ilegal ocupación de su territorio los saharauis, representados por el Frente Polisario, proclamaron la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y se enfrentaron militarmente a las potencias ocupantes.

Aunque la ONU reconoció la ilegalidad de la ocupación y el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, la guerra continuó hasta un alto el fuego que se produjo en 1991. Durante esos 15 años de conflicto armado, la población saharaui tuvo que huir por la brutal represión marroquí, refugiándose en campamentos en torno a la ciudad argelina de Tinduf. En 1979 se produjo la retirada de Mauritania, Marruecos ocupó los territorios evacuados por Mauritania y construyó un muro de 2.700 kilómetros de sur a norte para proteger el territorio ocupado, el sector occidental costero de mayor riqueza. Muro que se encuentra fuertemente armado y protegido con más de siete millones de minas.

El acuerdo de paz de 1991, auspiciado por la ONU, planteaba la realización de un referéndum de autodeterminación y la creación de una fuerza denominada Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) cuyo objetivo es observar el alto el fuego entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos y organizar un referéndum que determine el futuro estatus del territorio del Sahara Occidental, con base en el censo español de 1974. Después de 34 años, sigue sin celebrarse el referéndum por la oposición de Marruecos a su realización.

Mientras tanto la población saharaui, muchos de ellos con DNI español, se encuentran entre los campos de refugiados de Tinduf (Argelia), los territorios liberados del interior, al este del “muro de la vergüenza” y las zonas ocupadas por Marruecos, donde la población saharaui sufre una dura represión, con arrestos indiscriminados, torturas, encarcelamientos sin juicio, tribunales militares, … Son 50 años de exilio y represión de todo un pueblo. En los campos de refugiados de Tinduf viven unas 180.000 personas, dos generaciones de saharauis han nacido y viven en estos campos en territorio argelino, sin poder ni siquiera conocerla tierra donde se desarrolló su cultura y vivieron sus ancestros.

Ante esta situación, el gobierno español que, según la ONU, sigue siendo la potencia administradora, ya que considera que el Sahara Occidental continúa siendo un territorio por descolonizar, sigue una política de alineamiento con Marruecos, está con la potencia agresora y dando la espalda al pueblo saharaui que es la víctima de la agresión. Si fue una vergüenza lo que hizo el gobierno franquista en 1975, entregando el territorio, no es menos vergonzoso lo que han hecho los sucesivos gobiernos de la democracia, cediendo siempre ante el poderoso Marruecosapoyado por Francia y USA y abandonando al débil, al pueblo saharaui.

Los dos partidos que han gobernado España desde la transición han hecho lo mismo, tanto el PP como el PSOE escenifican un juego que consiste en promover el proceso de autodeterminación cuando se está en la oposición y se desentienden de dicha promesa cuando llegan al gobierno. El ejemplo más claro de ello fue la actitud de Felipe González que visitó los campos de refugiados de Tinduf a finales de los 70 defendiendo el referéndum en un clamoroso discurso que terminó con un “no os abandonaremos, hasta la victoria final”. Después gobernó durante casi 14 años, entre 1982 y 1996, durante los cuales su acercamiento a la corrupta monarquía marroquí fue escandalosa. Firmó acuerdos de pesca del caladero sahariano con Marruecos e incluso cerró en 1985 la oficina diplomática del Frente Polisario en España.

La última desvergüenza la ha protagonizado el actual gobierno en el año 2022, protagonizando un giro en la postura española, abandonando la tradicional neutralidad y defensa del referéndum de autodeterminación y apoyando la tesis de Marruecos de conceder una cierta autonomía al territorio del Sahara. Esto supone aceptar la soberanía marroquí del territorio. El gobierno español se aleja así de los postulados defendidos por Naciones Unidas y de la posición oficial de la UE. Las personas de bien de este país no sé si podemos soportar más “vergüenza ajena”. No encuentro palabras para expresar tanta indignidad.

Sorprende el doble rasero, la diferente vara de medir que tiene el gobierno a la hora de actuar frente a otros conflictos. Ante la agresión de Rusia a Ucrania, nuestro gobierno se ha puesto con toda la UE a defender al país agredido, no solo diplomáticamente sino con armas y recursos. ¿Por qué no se hace lo mismo con los saharauis ante la agresión marroquí? ¿Por qué no se aprueban sanciones económicas contra Marruecos como se ha hecho con Rusia? ¿Por qué no vemos al señor Albares defender una autonomía de Ucrania bajo la soberanía rusa como solución al conflicto?

Que no se intente justificar tan cobarde política con que hay intereses nacionales en nuestra relación con Marruecos que es necesario proteger o con esa frase rimbombante de los “intereses geoestratégicos de la región”, estamos hablando de derechos humanos y de la defensa del derecho internacional, sin los cuales no hay posibilidad de que exista un orden mundial basado en la justicia, la paz y la solidaridad entre los pueblos.

Debemos exigir a nuestro gobierno que defienda al pueblo saharaui, al menos con la misma convicción con la que defiende al pueblo palestino frente a la agresión de Israel, o al pueblo ucraniano frente a la invasión rusa. Que nos podamos sentir orgullosos y no avergonzados de la posición de nuestro gobierno en el conflicto del Sahara.

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