La legislatura de Amparo
En política cuatro años es una legislatura, y los últimos cuatro en Santander han sido la legislatura post-Amparo, la santanderina que falleció hace cuatro años tras una larga lucha contra la expropiación de su finca para construir uno de los viales en la S-20 que se inauguró precisamente en vísperas de una campaña electoral.
El recuerdo de Amparo y su espíritu de lucha, que además coincide en el día con otra cita importante para Santander, el aniversario del incendio de 1941 que sirvió para instaurar un nuevo modelo urbanístico en la ciudad, permanece en la memoria de muchos santanderinos.
En su recuerdo, este sábado han convocado una marcha, que partirá a las 12.00 horas desde la parroquia de Monte, en la que se ofició su funeral, hasta llegar al vial, en el que llaman a colgar globos.
Así está Santander cuatro años después…
COPSESA SIGUE RECIBIENDO ADJUDICACIONES MUNICIPALES
COPSESA, la constructora del exalcalde de Ramales de la Victoria (PP) que construyó en UTE el vial –recordamos, paralelo a otro que cumplía la misma función, en el que hubo, también, sobrecostes–, sigue recibiendo adjudicaciones desde el Ayuntamiento de Santander.
La última trascendía esta misma semana, la reforma de la Plaza de Italia, en El Sardinero, por un importe de 3 millones de euros (y tras una sustanciosa baja temeraria, del 41%, puesto que el precio por el que se licitó superaba los 6 millones de euros).
La construcción del vial permitió poner el foco en la empresa que la construía, una habitual del sector de la adjudicación de la obra pública en Santander.
Y apuntar a un sistema general municipal en el que las adjudicaciones se hacen por baja temeraria (muy por debajo de lo ofrecido, en un método criticado por sus efectos en la competitividad, la calidad del producto o las condiciones laborales), un sistema que suele ir acompañado de sobrecostes.
Eso en ocasiones, porque en otras lo que se hace es evitar a las empresas el pago de multas al asumir el Ayuntamiento la responsabilidad por los retrasos en los plazos de las obras (así fue en los cráteres de Tetuán con COPSESA) o incluir costes extra sin necesidad de modificar contratos, a través de servicios aparte vía contrato menor (nuevamente, es lo que pasó con COPSESA en los cráteres de Tetuán).
Una legislatura en la que COPSESA ha conseguido por fin el contrato de asfaltado integral de los viales compitiendo con otras empresas.
-Porque fue un servicio que inicialmente le llegó heredado por la desaparición de la anterior adjudicataria, y después fue renovando sin necesidad de concurso por sucesivos errores en el procedimiento que llevaron a prórrogas automáticas para que no se perdiera el servicio (una práctica habitual en la ciudad, descrita por el Tribunal de Cuentas).
-La última adjudicación de este contrato ha sido ya por concurso y adjudicación, de forma tradicional, si bien pese a ser un contrato de asfaltado integral, se siguen haciendo adjudicaciones de obras de asfaltado al margen de este contrato.
Una adjudicación que ha sumado a, en alianza con Florentino ACS, el contrato de Parques y Jardines. Su baja temeraria ha causado alarma entre los trabajadores, que protagonizan concentraciones semanales alertando sobre el riesgo de que su oferta a la baja tenga consecuencias en el servicio o en sus puestos de trabajo, hasta el punto de que el Ayuntamiento ha tenido que requerir garantías extra de solvencia.
De toda la legislatura ha sido también la subvención autonómica que permitió financiar el vial: el Ayuntamiento recurrió para esta obra, en detrimento de otras, a una convocatoria del Gobierno de Cantabria, de forma que todos los cántabros han contribuido durante los últimos cuatros años a sufragar los costes de esta obra municipal.
LA MOVILIDAD, EL MAYOR FRACASO POLÍTICO DE QUIENES ENCARGARON EL VIAL
El vial se vendió como una propuesta en materia de movilidad, que enseguida se reveló como una obra innecesaria: concebida para conectar dos zonas de la ciudad en la que los datos municipales reflejaban descenso de tráfico (coherente con el descenso de población), muy pronto se vio el escaso uso por parte de los vehículos, reflejado en datos como una mínima incidencia de multas, que son proporcionales al tráfico.
Pero lo peor en materia de movilidad estaba por llegar, y no fue en coche sino en autobús.
El MetroTus, el cambio de sistema de transporte municipal hacia uno basado en un carril exclusivo para una línea central que enlazaría con intercambiadores (palabra mal usada desde la perspectiva del transporte porque los intercambiadores unen varias formas de transporte, y no una única, el autobús) desde donde se cogerían buses a barrios del extrarradio. El cambio de sistema provocó el efecto contrario: dejar más aislados a esos vecinos, sometidos a retrasos y menos frecuencias.
Y EL MAYOR DINAMIZADOR DE LA CALLE
El MetroTus fue, además, el máximo exponente de la ‘plataformitis’ a la que tan despectivamente se refirió el exalcalde y exministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y que en sus primeros pasos se inspiró precisamente en la lucha de Amparo.
Castilla-Hermida o Cueto fueron las primeras zonas por donde empezó a quebrarse el entramado vecinal clásico, que el MetroTus hizo agrietarse evidenciando las fisuras en San Román o PeñaCastillo: cuando el problema es evidente, no hay dirigente vecinal que pueda taparlo.
Con Amparo, o por Amparo, la gente se movió. Eran tiempos de urbanismo y se movían en el Prado San Roque, en el Río de la Pila, y también por el medio ambiente, con la senda costera o los diques. Pero el MetroTus llegó a ser una causa integral, transversal, que tocaba muchos temas. Y masiva.
La crisis del MetroTus detonó concentraciones semanales y grandes manifestaciones de protesta, inéditas en la ciudad contra una gestión de la que el Ayuntamiento no podía culpar a nadie más que a sí mismo. Siete millones de euros de gasto, entre plataforma y autobuses, para una marcha atrás desde un equipo de Gobierno que le vio las orejas al lobo y reculó confiando en que las elecciones quedaran lo más lejos posible de ese recuerdo.
EL ACTIVISMO LLEGA A LA CALLE Y A LAS LISTAS ELECTORALES
La Santander crítica que existía más tímidamente y que empezó a asomarse a la calle no sólo no se bajó sino que empezó a estar más acompañada. “Estar en” tal movimiento se oye más y es más común. Hasta tal punto que los partidos políticos que aspiran a formar una confluencia de fuerzas de izquierda han nutrido buena parte de sus propuestas para las listas de caras conocidas de colectivos como Las Gildas, Cantabria por el Sáhara, la plataforma Transporte Santander o la Asamblea en Defensa de la Senda Costera.
Se vienen elecciones, y el PP de Santander ya no es el mismo. No sólo es que cambiara la Alcaldía, por primera vez en manos de una mujer, Gema Igual; ni siquiera que Íñigo de la Serna se marchara para ser ministro y ya no es ministro, sino una puerta giratoria de vuelta a las empresas adjudicatarias municipales.
Es que en el camino perdió la mayoría absoluta y algo que parecía tan consustancial a la ciudad como las rabas ha dejado de estar en las cabezas de los estrategas, por donde ha pasado desde el miedo a perder el gobierno por no poder sumar (en los peores momentos del MetroTus) a, directamente, no descartar los pactos con fuerzas de extrema derecha, a la andaluza. El PP ya no piensa en qué hacer cuando gobierne, sino en cómo retener un poder que ha sentido que se le escapa.