¿Tránsfugas o mercenarios electos?

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||por JAVIER GÓMEZ-ACEBO, abogado||

Una de las grandes incógnitas en nuestras vidas es la de saber cómo será el futuro. En el pasado, los mandatarios se rodeaban de toda clase de adivinos para que les informaran de lo que les deparaba el futuro, con el riesgo a menudo, de que el error llevaba aparejado para el adivino el peor de los infortunios.

Otro de los pasatiempos de los humanos es fabular acerca de cómo hubieran sido las cosas, de haber sido éstas de otra manera, eso que ahora se llaman ejercicios contrafactuales, desde el viaje de Colón hasta la batalla del Ebro. Nadie dudará de que, si una tormenta hubiera hundido los barcos de Colón, seguramente habría sido otro el primero en hablar del descubrimiento de América, Vespucio, por ejemplo.

En el mundo de los avatares políticos, esto es frecuente. Cuando en 2003 Tamayo y Sáez, diputados electos por Madrid por el PSOE, se auto secuestraron, aunque nunca supimos el precio, hay quien cree que cambiaron el devenir de la historia, no sólo de la Comunidad de Madrid, sino seguramente también de toda España.

El tamayazo fue el pistoletazo de salida para una forma de desarrollo de la Comunidad de Madrid caracterizada por la concurrencia fiscal a la baja frente a otras comunidades y especialmente por una corrupción sistemática. Corrupción en las principales instituciones autonómicas, como posteriormente pudo verse, tras la quiebra de la joya financiera de la corona madrileña, la antigua Caja Madrid, saqueada antes de integrarse en Bankia y cuya factura terminó superando los 23.000.000.000 €, (de los que las tarjetas Black y otras menudencias solamente alcanzaron unas decenas de millones). El resto se perdió en préstamos, hipotecas y transferencias que nadie ha querido investigar. Demasiado gravoso y enojoso el asunto, pero que se encuentra perfectamente registrado en los asientos bancarios, escrituras públicas, depósito de cuentas y otras anotaciones del registro mercantil. Somos una sociedad tan endeble que no hemos querido sacar el listado de quienes se llevaron el dinero.

Como escribo que el Tamayazo dio origen a una feroz carrera por la corrupción en la Comunidad Madrileña, me veo obligado a recordar que Doña Esperanza fue capaz de librarse, cuando las turbulentas aguas ya la rodeaban, lo que no consiguieron muchos de sus colaboradores directos, que entraron a aplaudir en corto, como se dice en el argot cuando se aplaude con esposas, por sus desmanes económicos al frente y en los alrededores de la Comunidad Madrileña. Todos podemos recordar lo desmejorados que salían de la cárcel en libertad provisional, el expresidente de la comunidad Ignacio González y el secretario general del PP de Madrid y Consejero de Presidencia con Espe Francisco Granados.

Para rodear todos los frentes tampoco podemos olvidar el uso y abuso de instituciones como la universidad Rey Juan Carlos, cuyas complacencias con los amigos llevaron a la siguiente presidente de aquella Comunidad, Cristina Cifuentes a la obligada renuncia al cargo y al procesamiento y al actual secretario general del partido señor Casado a la sospecha de haber obtenido títulos y carrera sin haber pasado un solo día por las aulas de la universidad.

Tampoco hubieran sido las cosas como han sido, si hubieran sido de otra manera, o sea sin la ferviente colaboración por parte de algunas autoridades y funcionarios públicos, especialmente de interior, que han venido colaborando con la llamada policía patriótica para incidir en el rumbo de los acontecimientos.

Hoy sabemos poco, pero si lo suficiente, del empeño en introducir “fake news” en la vida de algunos de los políticos que estaban en condiciones de llegar a ganar las elecciones, como fue el caso con el señor Iglesias, sistemáticamente calumniado a través de las noticias que salían de aquella policía, noticias filtradas sabiamente a algunos medios de comunicación y que, en mi inocencia de pasiego, pienso que venían consensuadas y programadas con el ministerio del interior en sus más altas instancias y sin las cuales es posible que las cosas hubieran sido de otra forma.

Y digo todo lo anterior, por qué estando como estamos en el fango electoral, me gusta recordar a quien me lee o escucha, que el problema no acaba el día de las elecciones, pues una de las cosas que hemos ido viendo y hay que tener presente, es la debilidad humana ante los halagos, el dinero y el sexo, de manera que el día de mañana, como en el día de ayer, hay que saber que entre quienes resulten elegidos, a alguno puede que le sea fácil fácil caer en las tentaciones de la música pegadiza.

Yo no puedo dejar de recordar que en el Ayuntamiento de Santander el partido gobernante en la última legislatura, lo ha hecho con el apoyo de un tránsfuga o mercenario, que, en algunos casos, aunque no siempre, es lo mismo, y seguramente ahí está mi dificultad en distinguir ambas situaciones. También me acuerdo de que hace unos años había un extendido rumor del precio que tenían determinados votos en el Palacio de San Rafael, aunque en honor a la exactitud, no decíamos precio sino maletín. Así que no me llamo a engaños, las cosas que pasan a veces, suceden a menudo.

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