El catálogo informa de un modo exhaustivo sobre la exposición: dice de la situación y de le intención de la misma; describe las obras expuestas, con sus motivos; nombra a las mujeres-artistas inspiradoras; da cuenta de las técnicas empleadas; teoriza acerca de la relación cercana entre arte y locura…En fin, aporta a la mirada, que tiene y pone quien la visita, auxiliada por tanta información, datos para verla y sentirla, a su manera. Y, a su manera, también decirla Estoy refiriéndome a “Bendita locura”, título con el que la artista cántabra Yolanda Novoa ofrece una nueva muestra de su obra, en la Sala Concepción Arenal, de la Biblioteca Central de Cantabria.

Obra de Yolanda Novoa

Es verdad que la poesía es un arte, que la pintura es otro y que otros son la escultura, la música, la arquitectura…Pero tengo para mí que toda obra de arte o es poética -no solo la poesía- o no lo es, obra de arte, digo. Y la obra expuesta por Yolanda Novoa es de arte. A todas las piezas las envuelve una poética, técnicas aparte, que confiere unidad identificadora al conjunto. Es la poética de la empatía humana y artística con unas mujeres, que realizaron su obra contra el viento del machismo y la marea de la desconsideración. Es la poética de una locura inducida, que encontró en el surrealismo un cauce para su sublimación…Leonora Carrington, Remedios Varo, Dora Meer, son algunos de los nombres de esas mujeres, entre los que no se encuentra el de Frida Kahlo, quizá porque no se quiso surrealista, negándose a admitir que pintara otra cosa que su dislocada realidad vivida, por más que pudiera tomarse por realidad soñada.

Y es con la poética del surrealismo, con la que Yolanda Novoa les rinde homenaje. Toma algunos de los motivos de las obras de aquellas artistas, pero les aplica un tratamiento estético diferente, sin por ello apartarse del estilo surrealista. Tengo, igualmente, para mí que la expresión artística, en general, da la espalda a la realidad y a la naturaleza, a las que tanto debe, incluso la expresión más realista o naturalista.

El surrealismo da una vuelta de tuerca más y reta a la realidad y a la naturaleza a reconocerse como irreales, como antinaturales, como extravagantes. Los sueños, se interpreten como se interpreten son extravagancias, de las que el surrealismo se nutre.

Si el surrealismo no hubiera estado en boga entonces, inspirado en el psicoanálisis, lo habrían inventado aquellas mujeres. Es un estilo transgresor, y ellas, pintoras, escritoras, escultoras…necesitaban transgredir su realidad, a riesgo de ser tomadas por locas, como alguna de ellas lo fue.

De ahí que la belleza de sus obras sea una belleza dura, de una cierta lobreguez. La propuesta estética en la obra de Yolanda Novoa es la de una belleza amable, delicada, casi quebradiza en su consistencia. Como la poesía teje con palabras velos, que preserva la realidad del poeta de miradas, más que curiosas, impertinentes, Yolanda Novoa diseña trasparencias, tras las que se trasluce la exquisitez de espíritus femeninos, adornados de colorido y gracia. Etéreos materiales, que ondean en el aire, entre espíritus artísticos, que se acercan entre sí, y a los que se acerca la artista Yolanda Novoa, compadecida con -no de- ellas.

La estética de la obra de esta tiende al vuelo, el gozo y la celebración, mientras la de aquellas, al dolor y la protesta. Como si Yolanda Novoa quisiera, más que reivindicarlas, que también, redimirlas de una realidad frente a la que se opusieron, contracorriente, con su sentido y sensibilidad.

La belleza de “Bendita locura” es una belleza redentora.