Cuando abrió, la librería La Vorágine nació como algo más, como un espacio de cultura crítica que ha ido creciendo con distintas iniciativas (como la Surada Poética, por citar un ejemplo), incluso en el sentido literal, con la ampliación de su espacio en unas nuevas instalaciones en la calle Cisneros, 69, cerca de la Escuela de Idiomas.

Entre esas iniciativas se encuentra su propia editorial, guiada también por el espíritu crítico, que ha alumbrado los ensayos de lo sTextos (in)surgentes que ahora quedan liberados, con descarga libre en PDF desde su página Web, pinchando en cada uno de los textos liberados, en una fórmula que se suma a la compra directa en la librería, la adquisición en Internet o la donación para poder contribuir a que la actividad siga, dentro de un modelo de apoyarse en la comunidad que es marca de La Vorágine o de EL FARADIO.

Los títulos que ya están disponibles son: Una tradición rebelde (Fruela Fernández), Ruido blanco (Antonio Orihuela), Feminismos a la contra (Luis Martínez Andrade), Paradojas de lo cool (Alberto Santamaría), La tiza envenenada (Vicente Gutiérrez Escudero), FBI Fascismo de baja intensidad (Antonio Méndez Rubio) y La voz común (Antonio Orihuela).

En Paradojas de lo cool, el profesor universitario cántabro Alberto Santamaría, dentro de una línea de trabajo recurrente en él, analiza la aparente despolitización de determinados discursos y corrientes culturale; La tiza envenenada realiza una crítica al modelo educativo, por parte de Vicente Gutiérrez, docente que recorre caminos hacia modelos alternativos; y en Fascismo de Baja Intensidad se estudian pequeños indicadores de intolerancia y odio.

Mientras, en Feminismos a la contra lo que se repasa son distintas voces del feminismo desde el sur, en Una tradición rebelde se habla de la cultura desde una perspectiva comunitaria y luchadora, mientras que La voz común analiza se aborda el papel del poeta en la sociedad y su compromiso político, y Ruido blanco esboza la descripción del momento actual del postcapitalismo.

La editorial se configuró como «un espacio del común donde el saber que nace desde abajo y desde afuera empuja para cumplir con su deber de construir una historia del pensamiento y de los pensamientos que cuestione la ‘Historia’ impuesta, la hegemónica, la que naturaliza lo innatural, la que trata de convencernos de que lo que nos hace daño nos conviene».

Y ya anuncian que poco a poco seguirán liberando libros, como los de la línea editorial Otramérica y los poéticos…