Fue a finales de noviembre de 2012 cuando una señora de 88 años residente en Santoña se encontró con que su compañía eléctrica le había cortado la luz, y eso que estaba al corriente de pagos.

Todo esto fue un error: en realidad ella había pedido que le dieran de baja otro inmueble del que era propietaria, que iba a ser derribado por orden del Ayuntamiento.

La compañía se equivocó, y no le devolvió la luz hasta 11 días después, ofreciéndole inicialmente una indemnización de 40 euros.

Durante ese período, su hijo viajó desde Madrid a Santoña para solucionar el problema, y se la llevó con ella hasta que se le restableciera el suministro.

Tanto el corte como lo que vino después, los problemas para que le volviera la luz, han llevado al Juzgado de Primera Instancia número 5 de Santander a condenar a la empresa a que indemnice con 5.000 euros a la mujer por los daños morales sufridos.

En la sentencia, el juez enumera una serie de argumentos que refuerzan el daño moral sufrido por la mujer, como la “evidente y notoria perturbación” para el desarrollo de la vida diaria que supone estar sin luz, y que, en su caso, se veía agravada al tratarse de una persona mayor que además vivía sola.

A esto se suma otro daño moral, el de la “sensación de rabia y de impotencia al ver cómo iban pasando los días y no se daba una respuesta satisfactoria ante un problema grave que tenía una solución aparentemente sencilla”.

“Esta situación emocional tuvo que ir incrementándose paulatinamente con el paso de los días y con el sucesivo envío de comunicaciones a la demandada que eran sistemáticamente obviadas por ésta”, añade la resolución, que reprocha a la eléctrica su “desidia” y “conducta temeraria”.