Médicos Sin Fronteras denuncia la «criminalización» de la ayuda a los más vulnerables
Médicos Sin Fronteras (MSF) España ha presentado este mes de agosto su Memoria Anual y ha realizado balance de sus actividades en 2018, un año marcado por la “criminalización de la ayuda humanitaria” y “el deterioro veloz, global y continuado de las políticas que protegen a los más vulnerables, con consecuencias directas sobre la vida de millones de personas”.
En una nota de prensa, MSF hace balance del último año de actividad, en el que, pese a las dificultades, asegura que ha incrementado las actividades médicas, gracias al apoyo de 569.000 socios en España, de los cuales casi 7.500 son de Cantabria.
“Aumentamos el número de personas atendidas en todos los proyectos que salvan vidas, dedicados a las víctimas de los conflictos y violencia directa”, explica Nagore Eskisabel, delegada de MSF España para la Zona Norte, quien añade que esto fue posible gracias a que “conseguimos reaccionar con rapidez y mantener la asistencia en lugares prácticamente imposibles, donde nadie más puede, se atreve o consigue entrar”.
2018 no fue un año de grandes emergencias mediáticas, pero los conflictos no dieron tregua en lugares como Yemen, Camerún, República Centroafricana (RCA), República Democrática del Congo (RDC) y Oriente Próximo. En su día a día, los equipos en terreno de MSF España encontraron a personas que luchan por salir adelante cuando lo tienen todo en contra.
En su mayoría, eran víctimas de la guerra y la violencia, y sufrían necesidades agudas por falta de atención médica, agua potable, comida, refugio y de los bienes más básicos para la higiene. La organización estuvo presente en 28 países y, del total de gastos, destinó más del 88% a su misión social: dar asistencia médico-humanitaria en los proyectos y realizar actividades de testimonio, sensibilización e incidencia ciudadana.
Una de las zonas más afectadas fue Camerún. El conflicto en la zona anglófona fue a peor; se criminalizó a los pacientes y la atención médica fue un blanco más. Esta crisis provocó cientos de miles de desplazados, muchos de ellos en zonas inaccesibles, pero la organización logró llegar hasta ellos para implementar programas de atención primaria y apoyar a los centros de salud.
Fue una de las mayores intervenciones de MSF España, junto con la de Etiopía, donde la violencia interétnica provocó que casi millón y medio de personas huyeran de sus casas en Gedeo, en el peor desplazamiento del año. La organización reaccionó lanzando una intervención de emergencia para proporcionar atención pediátrica, vacunación, agua potable y salud mental a la población.
MSF España también asistió en 2018 a población desplazada y en movimiento en América Central y del Sur. Y en el Sahel, luchó por llegar a las zonas más aisladas y llevó clínicas móviles a zonas donde los centros de salud habían cerrado, como en Diffa y Douentza, en Níger.
La atención a víctimas de violencia física y violencia sexual fue también una prioridad el año pasado. En el primer caso, aumentó especialmente entre los refugiados sursudaneses que llegaban a Gambela (Etiopía) y los rohingyas huidos de Myanmar a Bangladesh, cuyo éxodo masivo cumple este 25 de agosto su segundo aniversario.
La República Democrática del Congo afrontó nuevamente diversas crisis y fue el país al que más fondos destinó MSF España. La organización atendió en diversas provincias a las comunidades afectadas por enfrentamientos armados, que causan grandes desplazamientos y un número importante de agresiones sexuales. Y también respondió a muchos brotes epidémicos, como el Ébola, que cumple ahora un año.
Siempre fue difícil y, en muchos casos, peligroso. En junio, el centro de tratamiento de cólera de MSF en Abs (Yemen), fue bombardeado, y en noviembre, el campo de desplazados de Batangafo (República Centroafricana), fue atacado y más de 10.000 personas se refugiaron aterrorizadas en el hospital de la organización.
Estos ataques a civiles y a la misión médica, junto con el resurgimiento de los discursos de odio, que criminalizan a quienes huyen de la guerra o la violencia más despiadada, dificultan la labor humanitaria de organizaciones como MSF.
“Somos gente tozuda y persistiremos en nuestro empeño y vocación. Seguiremos salvando vidas cada día en los contextos más difíciles y explicando lo que sucede a un mundo que cada vez da más la espalda a las realidades incómodas”, explica el presidente de MSF España, David Noguera. “Ante ciertas situaciones intolerables, no hacer nada simplemente no es una opción. Y este razonamiento es suficiente para continuar trabajando más y mejor”, concluye Noguera.
2018 EN CIFRAS
En 2018, los equipos de MSF España llevaron a cabo 2.212.264 consultas externas, hospitalizaron a 197.357 pacientes, atendieron 47.957 partos, ofreciendo 164.107 consultas prenatales y 44.154 consultas posnatales, y realizaron 92.882 consultas individuales de salud mental.
En la prevención y tratamiento de enfermedades, destaca el alto número de tratamientos de malaria, 379.523, o los 40.527 niños afectados por desnutrición severa.
Además, se realizaron 635.941 vacunaciones contra el sarampión y 33.620 vacunaciones contra la meningitis a niños durante epidemias. Casi 5.000 enfermos de cólera fueron tratados.
El balance financiero arroja un gasto de 204 millones de euros en 2018, un 3% más que el año anterior. Del total de gastos, MSF España destinó más del 88% (y un 4% más que en 2017) a su misión social: dar asistencia médico-humanitaria en nuestros proyectos y realizar actividades de testimonio, sensibilización e incidencia ciudadana. Para ello, contó con un total de 6.952 trabajadores en terreno (el 90,6% personal local), entre ellos médicos, enfermeros, logistas, administradores, psicólogos de España y de otros países; y también con 527 personas en sede.
En 2018, los ingresos de la organización procedieron en un 99% de fuentes privadas (socios, donantes privados, empresas, herencias y fondos propios de MSF), lo que garantiza mantener la independencia de su acción médico-humanitaria. El total de ingresos en 2018 se situó casi en los 186 millones de euros.
En cuanto a la distribución del gasto según el tipo de misión, el 73,1% estuvo destinado a los proyectos relacionados con la atención a las víctimas de conflictos armados, en contextos como República Democrática del Congo, Etiopía, Yemen, Níger, Nigeria, República Centroafricana o Sudán del Sur.
En España, MSF cuenta con un total de 569.022 socios y colaboradores. En concreto, en Cantabria, son un total de 7.490 socios y colaboradores los que han apoyado a la organización.
QUÉ ES MÉDICOS SIN FRONTERAS
Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico-humanitaria internacional que aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política.
Nuestra presencia independiente e imparcial en las situaciones de crisis nos permite realizar una acción inmediata y temporal de asistencia a las personas más necesitadas, asumiendo riesgos, confrontando al poder y utilizando el testimonio como medio para provocar cambios en favor de las poblaciones.
Cerca del 95% de nuestros ingresos proviene de las aportaciones de 6,1 millones de socios y colaboradores en todo el mundo. Esto nos permite decidir dónde y cuándo intervenir, en función de las necesidades de las poblaciones y no de intereses políticos, económicos o militares.