Tradiciones de la Tierruca por San Cipriano
«…Es fiesta en Torrelavega y siempre fue tradición subir a la romería de nuestro santo patrón… es el 16 de septiembre un día muy especial, se celebra San Cipriano, fiesta muy tradicional, contento salgo de casa, ya engalané la burruca, los cuevanus y los crius, dame la mano Mariuca, saliendo de mañana dispuestos a caminar con la mochila a la espalda a la ermita hay que llegar, unos beben en la fuente otros entran a rezar al santo que de madera descansa en el altar…He conocido a una moza y la quiero enamorar»
Cipriano, el santo al que se recuerda y celebra cada mes de septiembre en distintas poblaciones cántabras, fue un brujo bereber antes de ser obispo. Se enamoró de Justina a la que intentó conseguir a base de hechizos fallidos y al descubrir el símbolo de la cruz de su mano decidió convertirse a la fe cristiana, donó todos sus bienes a los más pobres y llevo una vida humilde. Más tarde él y Justina fueron conducidos al Tribunal de Capadocia viendo la muerte tras negarse a abandonar su fe.
Esto año la romería atrajo a cientos de caminantes, ataviados con blusón de cuadros y pañuelo colorado al cuello y vara de avellano, de todas las edades y condiciones, con o sin albarcas subieron hasta la pradera de San Cipriano y la ermita donde este año el cura decía: «Las palabras tienen fuerza cuando van acompañadas de obras…», misa que amenizada de cantos terminó al grito de ¡Viva San Cipriano!, lanzando cohetes y escuchando la música tradicional cántabra sobre la vida del santo, el baile de dos mozucos de los picayos de Cohicillos, y disfrutar por el camino de pitero y tambor amenizada por Trakatrés y un gato.
Además se pudo degustar rosquillas de anís, bailar o ver un mercado de artesanía de productos típicos cántabros o beber agua de los 12 caños de la fuente de agua fresca, custodiada por anjanas de la mitología popular y compartir bocata y bota de vino en entrañable comida familiar.
La ciudadanía y el gobierno regional y local está pidiendo que esta romería sea declarada Fiesta de interés Turística Nacional veremos si se consigue. Lo que si se consiguió es rememorar una cántabra tradición y honrar al santo, a la solidaridad vecinal y a la confraternización a través de la cultura popular cargada de simbolismo y contacto con la naturaleza a través del arte, la música y la danza.