La calle y la noche se vuelven violetas
Las mujeres reivindicaron anoche como espacio seguro, de convivencia y protesta esos lugares y esas horas en las que muchas voces les recomiendan no estar.
De plaza a plaza, de los Jardines de Pereda a Cañadío, pasando por Pombo o la Porticada, cientos de mujeres se sumaron en la capital cántabra a lo que se ha llamado la noche violeta de emergencia feminista.
Fue un acto simultáneo en ciudades por todo el país con el que se quería llamar la atención sobre la acumulación de casos de violencia de género, asesinatos, agresiones, acoso… en lo que está siendo un verano, un otoño y una semana negra (dos asesinatos en los últimos siete días).
Con velas, con lámparas violetas y entre el sonido de los lemas y las caceroladas, se sumaron a una iniciativa que reprodujo en calles y plazas de múltiples ciudades el poder de convocatoria que sigue teniendo el feminismo y recordaron la necesidad de seguir luchando para cambiar conciencias respecto a un problema que este año ha dejado ya más de cuarenta mujeres muertas a manos de sus parejas.