Una poética de la memoria
Soy un perfecto desconocedor de las técnicas que requiere el arte de la danza, sea cual sea su modalidad, es decir soy un imperfecto espectador de espectáculos de danza. Siendo esto verdad, no me impide disfrutarlo, cuando me dispensa una satisfacción estética, es decir, de placer para los sentidos y gozo para el espíritu: un espectador irracionalista -que no irracional-, que es lo que fui el pasado día 14 de diciembre, en La Teatrería de Ábrego, donde asistí al espectáculo de danza, “El juicio de la memoria”, protagonizado por Carmen Mayaskaya, Raquel Puente y Silvia Puertas, y con el que se clausuró el año teatral en la Sala de Oruña de Piélagos.
Claro, que en el escenario no había solo danza, sino, además teatro: teatro bailado, danza teatralizada, un mestizaje de artes escénicas. Porque sobre la danza gravitaba el argumento de los versos del poeta ruso Egor Isaev, y otros, como eje en torno al cual se articulaban distintos estilos de danza, cada uno de los cuales eran estrofas en movimiento de un poema, en el que la guerra, con sus horrores y tragedias humanas, es el centro de atención. E
l texto poético es una llamada contra el olvido, y que la memoria individual devenga histórica. Es la memoria espoleada por la palabra, la música y la danza, tres artes distintas, y un solo valor verdadero: la paz. Frente a la guerra, que es muerte, el arte, que es vida. Y el amor, que la embellece.
Las tres bailarinas interpretaron los versos, unas veces de forma individual; conjuntamente, otras; literalmente, texto en movimiento, unas veces; otras, figuradamente, para expresar la ambición, la sinrazón de la ambición, las perversas relaciones de poder. Sustituir ráfagas de metralleta por taconeos es ponerle sentido y sensibilidad a la irracionalidad -que no al irracionalismo- y estupidez, tantas veces criminales, del existente humano.
Espectáculo ligero y, a la vez, intenso; variado, sin perjuicio del objetivo unificador. Todo bajo el denominador común de la belleza, que abre sendas a la esperanza, y lleva a espacios de libertad. Y paz.