El puerto de la novia del mar
Una compañía naviera anuncia un cambio en la línea de ferry con Irlanda y el presidente de la Autoridad Portuaria de Santander aprovecha para cargar contra ciudadanos extranjeros que han tratado de abordar esos barcos de manera irregular, uno de los puntos citados por la naviera y no el primero ni el más importante. Se cierra un círculo de más de dos años de ineficacia, amiguismos y/o nepotismo e inútiles al mando del puerto de la novia del mar, con un desvío de la culpa de su mala gestión a los más débiles.
En la formulación sajona ayer fue un día capicúa (20200202). Además era el día de las Candelas y de la marmota. No sé si Phil pudo ver su sombra en Pennsylvania. Aquí todo eran sombras. Las que propició un día veraniego en mitad del invierno y las que arrastra y nos procura nuestro puerto, mejor dicho, nuestra Autoridad Portuaria.
Su presidente, Jaime González, no sé si es tan partidario de la música de Silvio Rodríguez como su mentor último y sostenedor en el cargo, amado presidente Revilla; pero estoy seguro de que no iba dedicada a Jaime González la estrofa de El Necio, en la que Silvio canta:
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas / Cuando la revolución se venga abajo
Que machacarán mis manos y mi boca / Que me arrancarán los ojos y el badajo
Será que la necedad parió conmigo/ La necedad de lo que hoy resulta necio
La necedad de asumir al enemigo/ La necedad de vivir sin tener precio
Eso me permito hacerlo yo y le destaco en negrita algo que el presidente de la Autoridad Portuaria parece no tener muy claro. Estoy ofendido y puede que se me note, pero denominar enemigos del puerto de Santander a un par de docenas de chavales que tratan de buscarse la vida en el Reino Unido de la única manera que les hemos dejado, dista mucho de un personaje normal. Ya no digo de un comportamiento noble con el más débil.
El puesto que ocupa Jaime González, con uno de los mejores sueldos públicos de la región, debería tener asociado un nivel de dignidad que no siempre se ha alcanzado. Bueno, sinceramente, que casi nunca se ha alcanzado. Es entre tierno y patético que el PP, en el gobierno central hasta hace 20 meses, ahora vea que faltan inversiones en el puerto.
En sus cuatro años de mayoría absoluta, aquí y en Madrid, esa presidencia la ocupó alguien que muy dudosamente reunía las cualidades técnicas que se suponen necesarias. Los disparos de los demás, C’s y Vox, que nunca han gobernado y esperamos muy cordialmente que nunca lo hagan, tienen un valor muy relativo.
De todas maneras, hay que destacar dos aspectos que el Presidente de la Autoridad Portuaria de Santander ha contribuido a encender: un nivel de confrontación institucional raramente visto por aquí, con el Delegado del Gobierno central posicionado con mucha fuerza frente a declaraciones absolutamente rechazables de González, basadas en que “en Bilbao las fuerzas del orden lo dan todo” ¿Y aquí? ¿Contemporizan con los que intentan abordar los barcos de manera irregular? Eso queda de sus declaraciones, aunque no fuera su intención exacta.
Por otra parte, frente al monopolio en la práctica de un diario escrito en papel, con una posición inequívocamente reaccionaria, ahora hay medios digitales que ponen voz a quien no la tenía. Y un salto cualitativo, los informativos más escuchados de la radio, cadena SER, que hacen algo tan normal y profesional como contrastar noticias y ofrecer sus micros a voces contrarias al discurso oficial: lo normal en el mundo civilizado y democrático que no siempre hemos podido disfrutar por aquí.
Es posible que en breve los sin voz, los nadie, nacidos en Afganistán o Albania, se decidan a contar su verdad y su realidad cotidiana, con dificultades insuperables para obtener una comida caliente al día, para ducharse, para lavar su ropa…
A veces hemos visto que en ciudades europeas se ha multado a ciudadanos por ofrecer alguno de esos bienes a otros seres humanos a los que hemos despojado de su dignidad. El alto mando de los indignos por aquí tiene nombre y muy buen sueldo público. Muy vergonzoso en este año tan redondo. 2020. Muy vergonzoso en el puerto de la novia del mar.