||por  José Luis Cabello Frías. Asesor de formación de Formación profesional del CEP de Santander||

La exposición Ubinadamu prepara ya sus maletas para acercarse a otros destinos, tras permanecer abierta desde el 14 de enero en la Escuela Técnica superior de Náutica.

La muestra es fruto de la reflexión de un grupo de docentes que año tras año pretenden junto con su alumnado, visibilizar la labor de la Formación Profesional y de las Enseñanzas Artísticas, para formar a los futuros agentes culturales. En ediciones anteriores hemos mostrado nuestras tradiciones, la literatura de nuestras escritoras, pero ningún tema acaparó tanta unanimidad desde el principio como el que este año hemos trabajado: “el encuentro intercultural”.

La Escuela de Arte Roberto Orallo llevaba tiempo trabajando con la ONGD Movimiento por la Paz, en la idea de elaborar unos materiales didácticos que trataran de naturalizar los procesos migratorios. Este fue el estímulo principal para investigar sobre la temática.

Guiados por la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo, comenzamos a analizar los movimientos poblacionales, sus causas, sus efectos, pero sobre todo las historias que iban y venían de un lugar a otro del mundo. Procesos en esencia, similares a los de otros momentos de la humanidad, pero ahora agitados por la crudeza de la globalización en la que vivimos.

En nuestro quehacer creativo y en el proceso sociocultural que la preparación de la muestra generó, pusimos rostro a las migraciones, como el de Idriss, refugiado que nos contó el viaje para emprender un proyecto de vida mejor, dejando atrás familia, amigos, e ilusiones.

Idriss, sin mayor protagonismo, solo quiso que le presentáramos como estudiante de un ciclo de grado medio de Formación Profesional, título que lucía con orgullo, porque aquí se le había reconocido el derecho a “estar sano” y a estudiar.

Menores no acompañados fueron también creadores y participes de nuestra muestra, escribiendo en pergaminos, palabras bellas de nuestra lengua acuñadas en la suya. Construimos “puertas” y “refugios” que simulaban abrir caminos y crear hogar para aquellos que vienen, una metáfora en madera elaborada por las manos de alumnado del Instituto Ricardo Bernardo que llevaban en sus venas sangre de aquí y de allá. Tendimos puentes a los que llegan, con la inestimable colaboración del alumnado de formación profesional básica del Centro Social Bellavista, una lección de sensibilidad del alumnado vulnerable de nuestro sistema educativo.

Y con este valor añadido lanzamos las cuatro semanas de nuestra exposición, colectivos sociales de diferentes realidades, de todas las edades y miles de escolares de los diferentes colegios e institutos de nuestra región pasaron por la exposición, pero no simplemente para contemplar lo que allí se exponía.

Nuestro alumnado de animación sociocultural del IES Santa Clara, se volcó en hacerles vivir una experiencia que les facilitase sentir lo cercano que puede llegar a ser la realidad de la persona migrante, ya que esa realidad finalmente también es la de todas las personas. La idea quedaba retratada en una de las obras expuestas del alumnado de fotografía del Colegio Ángeles Custodios; en ella mostramos rostros entrelazados entre sí, mezclados, hibridados, y el último de ellos, un espejo, ya que con tu reflejo formas parte de esa mezcla.

Cerramos con una jornada de clausura en la que compartimos con diferentes entidades sociales y agentes culturales la idea de que el arte y la cultura tienen en su ADN el compromiso social de la construcción de un mundo mejor. Para eso educamos, por ello hemos creado esta muestra.

Con estas vivencias, al evaluar la actividad, la conclusión volvió a ser unánime, la respuesta de las personas que allí han participado nos ha demostrado que nuestra sociedad convive y se enriquece en la diversidad, entendiendo que soy por que somos, y que el resto de mensajes que contradicen Ubinadamu, no son más que ruido.