Si vosotros aguantáis, nosotros no dormimos
Abro su página de Facebook: CoronavirusMakers Cantabria, y leo: “Si vosotr@s aguantais, nosotr@s no dormimos!!! #RESISTECANTABRIA, así tal cual, y un escalofrío de emoción me recorre todo el cuerpo, joder, y lo repito otra vez porque se queda grabada esa frase, “si vosotr@s aguantáis, nosotr@s no dormimos».
Es como recibir un golpe de realidad, pero de esa realidad que se rebela contra la adversidad, contra el no se puede hacer nada, contra el esto es lo que hay. Y con esa misma emoción contenida, la misma que cuando escucho a mis vecinos salir a aplaudir y darse ánimos unos a otros, cerca de Valdecilla se oye el ir y venir de las sirenas de las ambulancias y siento la urgencia de ponerle un nombre a cada número, a cada estadística para que este confinamiento no signifique distancia, ni olvido. Y escribo estos versos:
Imposible cogerle medida a todo esto; nos movemos entre el aplauso y el silencio, entre la urgencia y la espera, entre la esperanza y el miedo, entre la rabia y el desasosiego. Imposible cogerle la medida a todo esto, cómo se llena ese vacío de solo «es cuestión de tiempo».
Algunos aplauden con tantas ganas, que sus palmadas muestran el surco de cada lágrima que se contiene o que se derrama las 23 hrs 55 minutos del resto del día. En una lágrima puede haber rabia, dolor, tristeza, alegría, esperanza, miedo, todas esas emociones tan juntas que la única opción es dejarlas vivir. Siento que lo mismo pasa con los aplausos; son como la parte que sonríe de esa lágrima contenida. Como la parte que quiere vivir y que se aferra a la vida, a seguir intentándolo, a resistir, a no perder la esperanza.
Ahora incluso si la dejas salir, no puedes interceptarla en tus mejillas, porque no debes tocarte la cara. Y no te queda más remedio que dejarla que te recorra todo el rostro. Y joder, cuesta, aguantar el camino de una lágrima, te da tiempo a pensar y a sentir quizás más de lo que estabas preparado; de donde viene, porqué la sientes tanto, te resulta incluso incómoda, piensas donde acabará, si morirá sola, si alguien podrá estar a su lado cuando la entierren, para velarla.
Algunos de mis vecinos lloran mientras aplauden, y a algunos les veo aplaudir más fuerte. Las palmadas se vuelven entonces lágrimas que suenan y que rompen el silencio de luto que llena las calles todo el día, que solo rompe algún autobús o algún coche que sube o baja desde Valdecilla y las sirenas que marcan una sinfonía de la incertidumbre. “No sé lo que pasa en cada cocina”[1] , en cada casa al otro lado de las ventanas, pero al escucharles aplaudir y mostrarse cada uno desde donde necesita y con lo que tiene, no me sale decir nada, solo escuchar.
Los aplausos y las lágrimas, juntos o por separado, pueden ser contagiosos, para eso no hacen falta las pantallas, ni guantes, ni mascarillas. Para casi todo lo demás, ahora sí. Y, de nuevo, esa frase “Si vosotr@s aguantáis nosotr@s no dormimos” y me da un vuelco el corazón mientras veo las fotografías de personas que llevan sus propias ventanas, convertidas en pantallas de protección, incorporadas a los rostros de sanitarios, policías, trabajadoras de la limpieza, de supermercados, de farmacias, de residencias, y que gracias a ellas pueden estar protegidos, y en momentos como este eso lo es todo. Me pregunto cómo estarán viendo todo esto, lo que está ocurriendo, a través de sus ventanas fabricadas por toda esa gente que lo está dando todo, al igual que ellos.
Veo como sonríen desde ese lado, agradecidos por tener algo que les proteja para que cada uno de ellos pueda proteger, ayudar, trabajar, resistir, construir, cada cual que elija el verbo que más se ajuste a su imaginario, pero me da que todos significan, VIVIR. Y les veo aplaudir y me da otro vuelco el corazón, porque al otro lado de esas ventanas hay miradas de esperanza, de no nos rendimos, de aquí estamos pese al miedo, o precisamente por él. Miradas de “Si vosotr@s aguantáis nosotr@s no dormimos” y siento que todo lo que les podamos ayudar y apoyar es poco por todo lo que están haciendo. Y tras esas pantallas sus miradas tan vivas joder, que lloro y aplaudo a la vez aunque no sean las ocho, aunque me pille despierto, de madrugada. Y solo me sale darles las GRACIAS y preguntar que necesitas. Sigo mirando en su página y leo:
“Para todos aquellos que nos habéis dicho una y mil veces que como podéis ayudar, sabéis que nosotros JAMÁS pedimos dinero a cambio de nuestra labor, nunca os cogeremos ni un céntimo, si queréis colaborar lo único que necesitamos es material para seguir dándolo todo por vosotros. La empresa SMARTMATERIALS3D ha creado un enlace de Filamento Solidario (material básico para crear nuestras pantallas). Esta preseleccionado CoronavirusMakers Cantabria, nos llegara a nuestra central y podremos seguir con nuestra labor mucho tiempo más.“
A estas alturas mi corazón ya es un vuelco en sí por esta lección de humildad, de autoorganización, de apoyo mutuo, solidaridad, de humanidad, de comunidad, de Vida, joder, de Vida. Y ahora a ver si entre todos conseguimos hacerles llegar ese material que necesitan. Y solo me sale decirles GRACIAS por estar tan despiertos. GRACIAS de corazón, joder. Hoy saldré a aplaudir por vosotros, por TODXS.
Nota: Si deseas ayudar en la lucha contra el coronavirus puedes aportar tu granito de arena donando bobinas de 1kg de filamento que será destinado a la fabricación de EPIs y material sanitario. Para saber más pincha en +Info
[1] Es una expresión que usaban mis padres para enseñarme a no opinar y menos juzgar a la ligera lo que otros hacen.
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