L’Asubiu se despide de su local en Santander, pero no muere como proyecto
En 2017 se inauguraba L’Asubiu, un espacio cultural y social en Santander. L’Asubiu, “el refugio” en castellano, aspiraba a ser un lugar de referencia en la vida social y cultural de la ciudad, así como un lugar desde el que impulsar iniciativas para revitalizar las manifestaciones culturales y nuestras tradiciones. En definitiva, un lugar de encuentro, de debate y de transformación social, un asubiu desde el que generar alternativas para Cantabria.
Tras esta crisis por coronavirus, el Asubiu se despide de su actual espacio físico. Organizaciones como Cantabristas no han tardado en agradecer “la labor que ha realizado estos años promoviendo la cultura cántabra” y esperan que el proyecto “encuentre pronto un nuevo local donde seguir fomentando, difundiendo y creando”.
El primer fin de semana de marzo fue nuestro último día de apertura. Entonces era imposible de saber. Cerramos el espacio físico,pero el proyecto continúa a la espera de un local asequible. Gracias por acompañarnos, esperamos vernos pronto de nuevo 💢❤️ pic.twitter.com/Xfuo2bI3gY
— L'Asubiu (@l_asubiu) July 1, 2020
Y es que L’Asubiu, en toda su trayectoria ha servido para acoger encuentros sociales, talleres, charlas, feminismo, romerías, tradición y a muchos colectivos, como la PAH o Cantabria No Se Vende. Además, durante este confinamiento han ofrecido ayuda desde su espacio al Banco Obrero de Alimentos, al Centro Social Smolny y a los Coronavirus Makers cántabros que trabajaron sin descanso en la elaboración de EPIs.
Lara del Olmo, una de las pertenecientes al colectivo de L’Asubiu, explica que debido al Estado de Alarma tuvieron que cesar su actividad, y se encontraron en junio “sin haber podido realizar ninguna actividad durante este tiempo, además de que el aforo iba a ser mínimo para la cultura, y el local necesitaba ser pagado pero con las cuotas de nuestros socios no llegábamos” y tal y como se presenta la situación tras la pandemia “es complicado seguir adelante en el local de Santander”.
Aun así, quiere destacar la solidaridad del dueño del local en el que se encontraban, “que se portó muy bien con nosotros porque enseguida nos dijo que no hacía falta que le pagáramos los meses de abril y mayo”.
Por suerte, el proyecto no va a morir, sino que va a continuar latente en busca de otro espacio en el que puedan mantenerse. “Intentaremos hacer las actividades que tenemos pendientes en algún otro lugar, y buscaremos otro sitio más asequible a un medio plazo, no antes de este año” señala del Olmo.
Remarca también la función que ha tenido el espacio durante la crisis. “Los Makers 3D iban allí a trabajar, y sobre todo hemos colaborado con la Red Cántabra de Apoyo Mutuo, que es desde donde se han repartido gran parte de los EPIs” indica, y añade que “el BOA ha tenido también en el Asubiu su sede y se han hecho repartos de alimentos”.
Lara del Olmo hace un balance muy positivo de estos casi tres años en el local de Santander, “hemos conocido un montón de gente y ha sido muy bien acogido por los colectivos, las actividades en su mayoría han tenido muy buena acogida, con actividades culturales, de folklore, presentaciones de libros, charlas, etc” comenta, y recuerda que se quedó pendiente el festival de Primavera Folk y un taller de cata de cervezas que esperan poder hacer en otoño.
“Nos quedamos con lo positivo de toda la gente que hemos y nos ha conocido, creemos que sigue siendo algo importante que existan este tipo de espacios” afirma del Olmo, que recuerda que este proyecto “no muere, sino que seguirá en busca de otro lugar”.
L’ASUBIU, LA TIERRA AQUÍ Y AHORA
El propio Paulu Lobete, sociólogo y miebro de L’Asubiu, explicaba en el momento de su creación que la aparición de este espacio pretendía contrarrestar “la escasa presencia de la cultura tradicional de Cantabria en la capital, debida a la política de desinterés y desprecio hacia lo nuestro que el Ayuntamiento de Santander ha venido desarrollando durante décadas”.
“Creemos que es necesario recuperar y poner en valor toda esa realidad que intencionadamente se ha querido desplazar pero que, afortunadamente, sigue formando parte de la vida de la gente. Y es que una ciudad que no se conoce a sí misma no puede, ni debe, ser capital europea de nada, ni puede ser una “smart city”, si no es lo suficiente smart para conectar lo que fue en el pasado con lo que es hoy” señalaba Lobete.
L’Asubiu nace para tratar de revertir ese proceso y abrir espacios para la participación vecinal, tratando de mejorar la vida de todas y todos con actividades, cursos, eventos. Y también con la vocación de ser un espacio desde el que surjan y se impulsen iniciativas muy diversas.
Es un proyecto que sienta sus bases en otras experiencias. Por un lado, recogiendo la esencia de iniciativas que ya existen, espacios para vivir la cultura de Cantabria con naturalidad, como son por ejemplo los festivales de folk que se celebraron cada año, principalmente en verano, en muchos lugares de Cantabria. Por otro, conectando con el trabajo de movimientos sociales, asociaciones e iniciativas encaminadas a generar e impulsar alternativas en lo social, cultural, medioambiental, etc.
Se ha calentado la cosa por L'asubiu pic.twitter.com/byWesX3eFt
— L'Asubiu (@l_asubiu) July 20, 2019
L’Asubiu es la materialización de un diagnóstico compartido por varias decenas de personas: la necesidad de generar un espacio alternativo en Santander y de dar un impulso a la cultura de nuestra tierra, así como a su patrimonio lingüístico. Todo esto se materializó hace tres años en un espacio de dos plantas y casi 200m² en La Plazoleta (Plaza Dionisio Ridruejo), en Marqués de la Hermida, que pusieron a punto con trabajo voluntario y recursos propios a lo largo de tres meses. Un espacio abierto a la participación y pensado para generar sinergias con colectivos o asociaciones que quieran utilizarlo.
En definitiva, L’Asubiu ha sido un espacio para empezar a vivir en una Cantabria mejor desde ya, a construir un país desde lo cotidiano. “Un lugar para conectar con nuestras raíces en el bullicioso ajetreo de Castilla-Hermida y hacerlas visibles en una ciudad que, afortunadamente, no las ha perdido”.