El Barrio Pesquero vive El Carmen más atípico
Como cada 16 de julio, el Barrio Pesquero de Santander debía de ser una fiesta. Aquí no sólo se festeja a la virgen del Carmen, patrona de los marineros, sino que además es un día familiar en el que los nietos de aquellos primeros marineros la pasean alrededor de sus seres queridos, recordando así a los que ya no lo pueden celebrar. Una tradición que pasa de generación en generación creciendo hasta hoy en día, que incluso arrastra hasta aquellos que, sin ser religiosos, sienten la misma devoción por la virgen.
Como cada 16 de julio deberían de celebrarse dos procesiones: una por la Bahía de Santander que llega hasta la Isla de Mouro y otra terrestre. Una oportunidad para que todos los devotos de la Virgen puedan pedir sus deseos.
Pero el de este año no es como cada 16 de julio. En su víspera, el barrio no vive tachando los días del calendario. En su lugar, pasean resignados con las ya indispensables mascarillas, con la esperanza de que esos 16 de julio vuelvan. Los vecinos se tendrán que conformar con ver a la Virgen expuesta en el exterior la iglesia y con la misa que se oficiará las 11.
El Barrio Pesquero de Santander está viviendo, como se está haciendo en otros sitios, las consecuencias de la Covid-19. “Lo hemos vivido con mucha incertidumbre y mucho miedo porque un bar cerrado tres meses es una ruina”, relata Teresa, propietaria de “La Chulilla”, un pequeño bar del barrio.
Ella, además, es vecina del Pesquero “de toda la vida” y, visiblemente emocionada, cuenta al ser preguntada por la suspensión de las fiestas de El Carmen que “los que hemos nacido aquí lo vivimos, es emoción, no se puede explicar”.
La emoción de Teresa la comparten muchos de sus vecinos. Uno de los más veteranos es Ángel Munitis que asegura que la suspensión de la Virgen del Carmen supone “mucho sentimentalmente porque es nuestra Virgen” que a su vez reconoce que “la salud es lo primero”. Aún así, el veterano vecino admite que lo celebrarán “como puedan” y comerán “Marmita” en las casas en su honor.
Además, este año se producía la despedida de las monjas Mercedarias que dejarán este barrio tras 74 años de trabajo.