Acciones reivindicativas para visibilizar la situación de las dos mujeres arrolladas por el tren en Barreda
“No fue un accidente”. Motivadas por esta convicción personas independientes y colectivos llevan organizándose desde hace semanas para mostrar la parte más invisible del atropello ferroviario de dos mujeres el pasado 10 de junio en Barreda, Torrelavega.
Por eso el viernes 17 de julio salieron a la calle para llevar a cabo una acción-homenaje-reivindicación. Junto a las vías del tren, portaron carteles y leyeron un manifiesto que, entre otras cuestiones, denunciaba “la desprotección de las personas por parte de un estado que excluye” y “unas instituciones que no asumen responsabilidades frente al cuidado de las vidas”.
Cuando las preocupaciones en este país parecían ser monotemáticas, una noticia ocupó brevemente espacios en los medios de comunicación. Se trataba de la muerte de dos mujeres en las vías del tren de Barreda tras ser atropelladas. Una breve investigación mostró las razones del suceso, pero se hizo muy poco hincapié en las condiciones de vulnerabilidad y precariedad que atenazaban las vidas de estas mujeres, pero que son claramente extrapolables a muchas vidas. Vidas migrantes, racializadas, de mujeres que pocas veces encuentran amparo o comprensión.
Nació en ese momento el “Colectivo por las personas sin derechos”, un grupo de gente que comenzó a reunirse con el objetivo de que esta historia no cayera en el olvido, pero también para denunciar las condiciones extremas de desigualdad para las personas que no pueden gozar de derechos en igualdad, por no tener regularizados sus papeles o porque su condición de “persona migrante” la coloca en una posición de indefensión.
Con una denuncia clara al Estado, la justicia, medios de comunicación e instituciones que llegan a ejercer violencias sobre estas personas y sus familias, la acción del viernes 17 de julio junto a las vías del tren de Barreda buscaba reivindicar que el “accidente” no fue tal, sino que fue la consecuencia de una serie de políticas que discriminan y no cuidan.
Por todo ello, voces diversas se han sumado para que esta situación concreta no caiga en el olvido y también para que sirva como disparador de un debate público y crítico “hacia las diversas dificultades que soportan las personas y colectivos migrantes o en situación de riesgo social” cada día. Un reconocimiento también a la mujer que puso su cuerpo para proteger a otra mujer. Y un llamado a combatir la indiferencia de la ciudadanía que este hecho concreto ha visibilizado.