“Se está empezando a criminalizar a personas o colectivos más que a las actitudes”
Cataluña, Aragón, Euskadi e incluso Cantabria. Muchos son los focos de rebrotes que se están definiendo durante las últimas semanas. Lejos de disminuir, los casos de coronavirus no dejan de crecer. Tras el comienzo de la nueva normalidad el pasado 22 de junio, la sociedad ha tenido que ir conviviendo con el virus y todo lo que conlleva, como las medidas de seguridad o las higiénicas. Aunque no es lo único que ha cambiado y es que la media de edad de los contagiados también lo ha hecho. En estos momentos, el tramo de edad con mayor número de contagios se sitúa entre los 15 y 29 años, según el ISCIII
A pesar de todas las prevenciones tomadas por parte de las instituciones ha sido inevitable frenar los rebrotes que se han extendido en diferentes Comunidades Autónomas y que han estigmatizado a un sector de la sociedad: los jóvenes.
“Volvemos a cometer los mismos errores, culpabilizamos a grupos de personas: jóvenes, temporeros, también a personas según su origen y es un error. Hay jóvenes responsables, hay personas adultas irresponsables, hay personas ancianas irresponsable y hay niños irresponsables”, afirma Carmen Martín, Coordinadora de Accas (Asociación Ciudadana Cántabra Anti SIDA) quien pone de ejemplo a Santander, “sólo hay que darse una vuelta por nuestra ciudad y ver que las terrazas están llenas de personas, que no son precisamente jóvenes, que no cumplen medidas de seguridad ni distancias en los accesos a las playas”.
Así lo piensa Joel, un adolescente que lleva cuatro meses sin ver a sus amigos. “Estoy prácticamente todo el día en casa y las pocas veces que he salido he salido con la mascarilla puesta y cumpliendo todas las indicaciones”, apunta el joven incitando a no generalizar.
“En nuestra generación, las actividades sociales son muy importantes”, dice Jesús Choya que añade que “es verdad que muchos de los focos de contagio están siendo en lugares de ocio, pero se está empezando a criminalizar a personas o colectivos más que a las actitudes”. Además, Choya está en contra de que “como administrador” se apele todo a la responsabilidad personal y apuesta en hacer una campaña de concienciación “más específica”. Asimismo, propone fortalecer espacios de cultura seguros.
Por su parte, Óliver, profesor de filosofía añade que a la juventud no se le ha dado una alternativa de ocio “segura” y que “los problemas sociales grupales se están queriendo convertir en problemas individuales psicológicos cuando en realidad es un problema de carácter social”. El docente asegura que la estigmatización que sufren los jóvenes por los rebrotes debido a que “se trata de buscar culpables rápido para que no se vea la incapacidad que hemos tenido como sociedad de no ofrecer unas relaciones humanas de carácter seguro”.