Caixabankia
Esto de la fusión es para-mear-y-no-echar-gota. ¿Qué pasa? ¿hasta cuando los ciudadanos – es decir nosotros, es decir ustedes – vamos a tener que esta poniendo el culo en pompa? Ya veo, el mundo gira como cada día y según dicen esto es una democracia, uno de esos tantos Estados del Bien-Estar de la maravillosa civilización occidental.
Aquí no hay guerra, no hay ocupación así que ¿de qué nos quejamos? Aquí estamos en Europa mis queridos contribuyentes. Aquí con el dinero de todos se salvan los bancos-bancas para que después esos mismos banco-bancas puedan hacer negocio. Porque de eso se trata ¿no? En esta Europa, cuna de culturas.
En este escenario, en este decorado post-crisis (por llamarlo de alguna manera) donde los financieros (por llamarlos también de alguna manera), culpables indiscutibles de la crisis han salvado el bache con honores y prosiguen su vida como siempre, es decir, haciendo caja.
Al mismo tiempo, la mayoría de los pertinaces ciudadanos perjudicados, los que siguen creyendo que “esta clase” de democracia puede cambiar algo, siguen sin recuperar ni el trabajo ni su antiguo nivel de ingresos.
Eso sí, los gobiernos ni siquiera se plantean poner límites al sistema financiero, no nacionalizan (ni mucho menos) la banca (mas bien la concentran en manos privadas) y, para colmo, esos mismos democráticos gobiernos ni siquiera les obligan a interrumpir los mecanismos y operaciones de alto riesgo que ponen a nuestras también democráticas sociedades en peligro de colapso inminente. Y de los paraísos fiscales ¿Qué? Pues de los paraísos fiscales, NA. Ahí están, para servir a los señoritos dueños de la pasta.
Y es que como dice Hessel “el poder del dinero nunca había sido tan grande, insolente y egoísta con todos, desde sus propios siervos hasta las mas altas esferas el Estado. Los bancos – ya privatizados – se preocupan, en primer lugar, de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general”.
En fin, yo ya no sé qué pensar, pero ¿de verdad no se puede hacer nada? ¿de verdad?
¿De verdad vamos a resignarnos a vivir como caracoles: cornudos, babosos y arrastrados? ¿Dónde están los ciudadanos que levantaron Europa después de la Segunda Gran Guerra? ¿Los que se inventaron la Seguridad Social y las jubilaciones, los que nacionalizaron – en algunos países – las fuentes de energía, (electricidad, gas, minas de carbón y grandes bancos)? ¿A dónde ha ido a parar el interés general y el reparto justo de las riquezas creadas por el mundo del trabajo frente al poder del dinero? ¿Como es posible que los medios – algunos medios- repitan sin parar que no hay dinero cuando la producción de riqueza se ha multiplicado?
No, no quiero ser agorera, quizá lo que me pasa es que una se siente ya cansada de estar cansada y lo ve todo un poco borroso. Sin embargo, sigo creyendo que las posibles salidas están ahí, siempre estuvieron, aunque quizá sea hora de aceptar que las soluciones no se regalan que hay que cogerlas, imponerlas, robarlas si es preciso para, después, seguir hablando.
¿Qué? ¿No?