Equo crítica la restauración de la Ría de Solía
Equo Cantabria denuncia los métodos y a las actuaciones llevadas a cabo en “Restauración de humedales litorales: Ría Solía” en Morero (Villaescusa) dentro del ámbito del Proyecto LIFE del “Anillo Verde de la Bahía de Santander”.
El “Proyecto de Mejora Ambiental de la Ría Solía, en Villaescusa” con una inversión de 149.010 euros desarrollado conjuntamente por la Fundación Naturaleza y Hombre y la empresa pública MARE y financiado por la Comisión Europea (60%) y por el Gobierno de Cantabria, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, consiste, según reza en la web de proyectos LIFE, en la restauración de áreas degradadas en el entorno de la Ría Solía en Villaescusa con actuaciones programadas que suponen la regeneración de la ribera (desbroces y plantaciones), eliminación de especies exóticas invasoras (plumero o Cortaderia), reducción de la especie invasora falsa acacia, plantaciones de sustitución con especies autóctonas, creación de bosquetes y recuperación de humedales.
En primer lugar, EQUO Cantabria quiere destacar que no se encuentra disponible el proyecto referido para acceso público en el que se pudiera consultar por la ciudadanía las actuaciones a desarrollar, tal y como marca la normativa de derecho de acceso a la información y la participación ciudadana en materia medioa2mbiental de interés público.
En cuanto al concepto de área degradada, para EQUO «está muy alejado de la realidad, puesto que existía bosque maduro y estable formado una densa masa forestal formada por alisos, laureles, chopos, plátanos, aladiernos, saúcos, avellanos, sauces, encinas, robles, cornejo, espino albar y la alóctona falsa acacia como especie mayoritaria, que ya ha perdido su carácter invasor puesto que no ha aumentado su superficie en los últimos 50 años (tal y como se puede comprobar en las ortofotos), y que fue plantada por los empresarios mineros ingleses por su capacidad de extender una red radicular sobre los taludes de los diques y consolidarlos para retener los lodos vertidos del lavado del mineral, actividad que produjo una pérdida de la superficie intermareal en la Ría de Solía del 82%. Además había un exuberante sotobosque formado por helechos, zarzamoras, madreselva, saúcos, zarzaparrilas,…así como vegetación de zonas húmedas como espadañas y juncos.
Esta riqueza de flora, tal y como ha podido constatar EQUO, se acompañaba con una importante diversidad de fauna. Las aves eran los máximos representantes entre los vertebrados destacando la presencia 3 especies nidificantes, que figuran en el anejo I de la Directiva Europea de Aves con la máxima protección, como el milano negro, con una de las colonias de las más abundantes de Cantabria, alcaudón dorsirrojo y chotacabras gris, además de rapaces diurnas como gavilanes, alcotanes, cernícalos, ratoneros…que anidaban en los diversos árboles de elevado porte, incluidas las propias acacias, junto con aves acuáticas como paseriformes, limícolas y anátidas; además se había comprobado la presencia frecuente de mamíferos como corzo, tejón, zorro, garduña, comadreja, roedores… sin olvidarnos de la presencia de animales acuáticos en las charcas naturales como tritones, anfibios, reptiles…insectos, como el ciervo volante, que es indicativo de la calidad del ecosistema , mariposas, y zona de campeo de varias especies de murciélagos algunos de ellos en peligro de extinción.
«Esta variedad de bioindicadores refleja la elevadísima riqueza en biodiversidad y la calidad ambiental de este ecosistema», apuntan.
Ante este escenario EQUO entiende que » para empezar, se debiera haber respetado la época de nidificación y cría de los polluelos de todas estas aves y no haber realizado tareas durante los meses primaverales».
Por otro lado, se deberían haber hecho estudios previos con recopilación exhaustiva de toda la documentación existente (histórica y arqueológica, geológica, biológica en todos sus aspectos, edafológica, climatológica, hidrológica), y a partir de ahí elaborar un estudio de caracterización ecológica, diagnóstico y valoración de alternativas de restauración para sustituir progresivamente las acacias por especies de ribera autóctonas, algo que de hecho ya estaba ocurriendo de manera natural ya que el bosque autóctono estaba avanzando por si solo, produciendo así el mínimo impacto sobre las poblaciones de animales que habitaban el bosque. entorno natural.
EQUO Cantabria lamenta «que no se haya hecho ese trabajo previo», o al menos no se conoce, y se opta por técnicas de deforestación a matarrasa, no con entresaca puntual y progresiva como estaba proyectado, sino con control físico agresivo utilizando grandes retroexcavadoras que por su tamaño y maniobrabilidad han arrasado con todo tipo de vegetación, incluyendo a los numerosos ejemplares de árboles autóctonos (robles, laureles, encinas,…), así como numerosísimos eucaliptos de más de 50 años de antigüedad y acacias también muy longevas.
«Algo que se debe aclarar e informar a la ciudadanía es el destino que se ha dado a la ingente cantidad de madera que se ha extraído de los árboles que han talado, que por su uso maderero, a modo de explotación forestal se han podido comercializar, con el agravante de que muchos de ellos se han obtenido de una zona de dominio público marítimo-terrestre debiendo haber sido preceptivo y obligatorio disponer del permiso de la Demarcación de Costas», añaden.
Así mismo, EQUO ha comprobado que en el área más oriental del arbolado, de una superficie de unos 12000 m2, para la eliminación de los plumeros y los rebrotes de acacias se han empleado elevadas cantidades de herbicidas con glifosato con vehículo dotado de un pulverizador así como operarios con mochilas, que como tratamiento químico masivo y agresivo ha destruido la cobertura vegetal existente en el suelo, hábitat de muchos insectos, reptiles, anfibios, roedores, etc. y ha arrasado con cualquier forma de vida. Destacar que su uso está prohibido cerca de zonas húmedas y acuáticas próximas, que necesariamente se han visto afectadas.
A todo ello, le ha seguido un gran movimiento de tierras con una retroexcavadora, junto con la extracción de tocones y atropado de restos vegetales y acopio de madera. Los ejemplares que no se han talado o arrasado, como castaños, robles o avellanos, han quedado desprotegidos y sometidos a los efectos de los vientos, lo cual ha determinado finalmente la caída de varias decenas de ellos. EQUO quiere hacer mención especial a la superficie arbolada afectada por la zona de servidumbre de protección del dominio público marítimo-terrestre, en el centro de la deforestación, en donde la presencia de la falsa acacia era escasa frente a la presencia de numerosos robles, abedules y sobre todo laureles, en donde aún se observan sauces talados además de un roble y varios laureles. Aquí se han talado numerosos pies autóctonos y se excavó una trinchera sobre restos de arqueología industrial de la minería del hierro, que en este lugar presentan una alta concentración.
Para rematar la presencia y el trabajo intensivo de la retroexcavadora con grandes movimientos de tierra han destruido la estructura natural del suelo dejándolo virgen para la nueva invasión de plumero u otras especies invasoras.
Por todo ello, para conseguir el objetivo de detener supuestamente la “degradación y la pérdida de biodiversidad” de este espacio que ya disponía de un alto valor ecológico, y acondicionarlo para el uso y disfrute del público, se ha procedido a arrasar con toda la forma de vida vegetal y animal presente, lo cual hace pensar en el impacto físico, químico y en la alta huella de carbono del proyecto, en cuanto al uso de maquinaria, glifosato….y la deforestación de una superficie de unas 13 hectáreas de masas forestales agrestes y del desplazamiento o del exterminio de la fauna que alojaba.
EQUO entiende que se debiera haber actuado con unos criterios de gestión silvícola próxima a la dinámica natural, la cual conlleva una sustitución paulatina por arbolado autóctono, ya que el mantenimiento de la cubierta arbórea permite conservar la capacidad productiva del hábitat, el paisaje, la protección del suelo, el microclima forestal, y la inestimable conservación de su fauna y flora, y además limita el riesgo de una propagación excesiva, y actuar exclusivamente y de forma dirigida y muy localizada sobre el plumero para su eliminación.
A más pesar, a EQUO le alarma la apertura de un expediente sancionador por parte de la Demarcación de Costas por las actuaciones en el dominio público marítimo-terrestre en Liaño (Villaescusa) dentro de las labores de control y retirada de plantas, ya que no se han seguido los procedimientos que contempla la Ley de Costas al no disponer de la debida autorización de Costas para ejecutar obras en el dominio público marítimo terrestre, debiéndose haber presentando proyecto para el movimiento de tierras y al recrecido de caballones existentes, que pueden ser motivo de infracción a la Ley 22/88 de Costas modificada por la Ley 2/2013 de Protección y uso sostenible del litoral.
Por todo ello, EQUO exige que el resto de superficie sobre la que resta actuar no se sigan dichas técnicas y protocolos, que son de un mantenimiento muy cuestionable, que respeten íntegramente la abundante fauna y flora que, a pesar de la devastación, sigue presente en el área. Un Proyecto LIFE debiera ser ejemplar en este tipo de actuaciones empleando las mejores técnicas disponibles en cuanto a respeto de los valores naturales