Aumentar los fondos en cooperación y ayuda humanitaria, la otra vacuna contra la COVID-19

En su informe conjunto, Médicos del Mundo y medicusmundi denuncian el estancamiento de los fondos de cooperación y emergencias
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La COVID-19 se ha expandido por todo el planeta y ha colapsado el funcionamiento de los sistemas de salud sin distinciones entre países de renta alta o baja.

Además, ha afectado al resto de problemas sanitarios, interrumpiendo los programas de lucha contra enfermedades como la malaria, VIH/sida y tuberculosis en más de 70 países, lo que supondrá un incremento de la mortalidad por estas causas en los próximos años. Y ahí no queda todo: debido al colapso sanitario causado por el nuevo virus, se estima que en los países de ingresos bajos y medios la mortalidad infantil y materna pueden aumentar en torno a un 40%.

Los efectos de esta pandemia vuelven a mostrar la desigualdad en salud: se estima que la quinta parte más pobre de la población tiene un 32% más de posibilidades de morir por esta pandemia que la más rica. Estas son algunas de las principales conclusiones del informe “La salud en la cooperación al desarrollo y la acción humanitaria 2020”, hecho público hoy por las ONG Médicos del Mundo y medicusmundi, miembro de la Coordinadora Cántabra de ONGDs, en una presentación on line en la que han intervenido María Neira, directora de Salud Pública y Medioambiente de la Organización Mundial de la Salud; Carlos Mediano, presidente de medicusmundi Internacional; José Félix Hoyo, vicepresidente de Médicos del Mundo y Gabriel Ferrero, director general de Políticas de Desarrollo Sostenible del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.

Cuando la carrera por la vacuna para prevenir este coronavirus se ha desbocado, las organizaciones plantean #laotravacuna contra la injusticia sanitaria: el aumento de fondos para la cooperación internacional en salud y en emergencias sanitarias. La COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la cooperación sanitaria internacional y la necesidad de conseguir el 0,7% e incrementar la ayuda al desarrollo destinada a salud. Sin embargo, en 2019, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) dedicada al sector salud por parte del conjunto de países del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) fue de 22.518 millones de dólares, disminuyendo un 6,5% respecto al año anterior.

Los datos de España son todavía peores: la Cooperación Española ha destinado a salud poco más de 63 millones de euros, un exiguo 2,39% del total de la ayuda al desarrollo frente al 12,91% de la media de los países donantes del CAD. En cifras globales, aunque la ayuda al desarrollo en nuestro país aumentó en 177 millones de euros en 2019, alcanzando el 0,21% de la renta nacional bruta, ese porcentaje está aún muy alejado del 0,30% de la media del conjunto del CAD, del 0,47% de la media de los países de la Unión Europea y del compromiso del 0,7% adquirido hace 50 años en el seno de las Naciones Unidas.

Combatir la COVID, pero no solo

Advierten de que lSa respuesta a la pandemia de la COVID-19 no debe hacerse a costa de desatender a millones de personas afectadas por crisis humanitarias, sino que debe acometerse con fondos adicionales. Hasta finales de octubre, el Plan Global de Respuesta Humanitaria COVID-19 lanzado por Naciones Unidas sólo había recibido 3.390 millones de dólares de los 9.490 millones solicitados, apenas el 35,7%. Es fundamental que la comunidad internacional asigne fondos adicionales para cubrir el total de este plan. La financiación del Plan Global no puede hacerse a expensas de los fondos ya previstos para otras crisis humanitarias.

Sostienen que es imprescindible que los procesos de investigación, elaboración y distribución de las vacunas sean transparentes y que el precio de la vacuna sea accesible para todas aquellas personas que los necesiten. En un mundo interconectado, si las personas de países con ingresos bajos o medios se ven excluidas de la vacunación, el virus continuará matando y la recuperación a nivel global se retrasará. Ahora que ya han comenzado las compras masivas de dosis preventivas -con los países con economías potentes comprando varias dosis por habitante y los empobrecidos sin apenas capacidad de dar cobertura a la mayoría de su población-, este riesgo se hace más evidente

Sólo entre un tercio y la mitad de la población mundial ha tenido cubiertos los servicios esenciales de salud, y el gasto directo en atención médica ha aumentado en el mundo. De continuar la situación como hasta ahora, la OMS estima que 5.000 millones de personas no tendrán acceso a atención sanitaria en 2030, lo que convierte a la cobertura sanitaria universal en el mayor desafío sanitario. La inequidad sigue cebándose en las sociedades y personas más empobrecidas y vulnerables: el 12,7 de la población mundial gastó más del 10% de su presupuesto familiar en atención médica. La mayor proporción de mortalidad infantil y de muertes por enfermedades infecciosas se sigue situando en África Subsahariana, que junto a Asia Meridional tiene las peores tasas de mortalidad materna, en su mayoría por causas evitables.

Médicos del Mundo y medicusmundi están convencidas de que para mejorar la vida de las personas hay que apostar por los Sistemas Públicos de salud y dotar a la atención primaria de una inversión adicional de 200.000 millones de dólares en los países de ingresos bajos y medianos si queremos salvar 60 millones de vidas de aquí al 2030.

 

 

 

 

 

 

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