Remigio Sports Tavern en campaña #SOSRacing #Fuerachorizos
El de la foto es José Moratón, el que fuera central del Racing, el excapitán. De nuestra generación, de la cantera, de los muy pocos que llegaron a profesionales. Una vez escuchó con atención, cuando sólo era un juvenil con proyección y a veces jugaba de mediocentro, la arenga de Manolo Preciado a aquella plantilla del División de Honor. El Eterno les convenció de que algún día, cuando no hubiera Benayounes o Bestchatniks, serían aquellos chavales los que levantarían al viejo Racing. No habían pasado 5 años de aquella charla, cuando Moratón marcó el gol del ascenso contra aquel Atlético de Madrid, que se pasó dos años en el infierno. Mora siempre ha estado ahí cuando había que tirar para arriba.
Saca la foto Oscar. Sobremazas, ‘El Chanchi’, ‘Futbolín’ como nos bautizó indistintamente otro Jose, pintor de profesión, el entrenador de aquel centro del campo que formamos en su día en el Juvenil B del Cervantes. Jose, el pintor, el entrenador, creía que con aquel despectivo “futbolín” dejaríamos de ser los mingafrías que éramos para Joselín, el entrenador del Liga Nacional, el Javi Clemente local del momento (para nuestra desgracia futbolística). Pero en el fondo a Jose, el pintor, el entrenador, le gustaba nuestro Tiki-Taka, mucho antes de la Marca España futbolística actual. Y para ser honestos, le gustaba sobre todo Oscar, apodado por sus colegas ‘El Chanchi’, por aquel Estévez que nunca brilló en Santander. Aunque era más ‘El Caño’, Ibagaza. De pase definitivo y gol por la escuadra, con las dos piernas, tocadita con el interior. Un fenómeno, aparte de todo.
La foto de Oscar a Moratón es la de la Santander futbolera actual: amantes del fútbol que sostienen la camiseta del Racing, con la única publicidad que la afición lleva grabada en el pecho: #Fuerachorizos #SOSRacing. Las etiquetas de una afición de etiqueta. Por eso los empleados del Remigio Sports Tavern lucirán esa zamarra hasta entrado el mes de septiembre. El mes de todas las vueltas que son de verdad, no como esta Liga de agosto y horarios retorcidos.
La foto es parte de la campaña del Remigio Sports Tavern, que se ha renovado este verano en tiempo record (del 6 de julio al 6 de agosto). En su particular pretemporada, han conseguido transformar la vieja tienda-bar que fundó el abuelo de los Sobremazas en 1934. Sus nietos, Remigio, Oscar y Manu, se han desmarcado con siete pantallas de plasma para ver todo el fútbol que se pueda imaginar, acompañado de una buena oferta de pinchos, bocadillos y platos combinados.
En el mismo corazón de la Albericia que sigue sabiendo a cantera y fútbol humilde, no ha cambiado nada más. Al Remigio le ha pasado un poco como al Athletic de Bilbao: renueva su feudo pero mantiene el alma. Por allí siguen los clásicos. He visto a excompañeros del fútbol que colgaron las botas al descubrir deportes menos contaminados, más puros, de verdadera superación y más compañerismo. Triatlones, maratones y cosas así. Es como esos otros amigos que pensaban que sólo les gustaba el Heavy Metal y ahora se vuelven locos con el Jazz. En el fondo han descubierto que lo que realmente aman es la música.
Al otro lado de la barra, controlan de fútbol Remigio, el mayor de los hermanos; Manu, racinguista de escudo tatuado en el hombro, el de los 400 partidos y subiendo en el Atlético Albericia; y Oscar, el Chanchi – el que jugaba como Ibagaza-, culé que se pone firme para reconocer a Raúl González Blanco. Sin sectarismos, de los míos. Un bar-tienda de 1934, que ha evolucionado de forma natural hacia la sana pasión por el fútbol de Santander. La afición que sabe, la que ha jugado o sigue jugando todos los domingos en Tercera, Empresas o Playeros. Los que gritamos #Fuerachorizos y #SOSRacing.
Con la cerveza, un sandwich California estará servido a tiempo de la reanudación del partido. Porque un bar que se reinventa en 30 días no puede tardar más de un descanso en servir una Hamburguesa. Su apuesta es la gente joven que no se puede permitir el Pay Per View. O esa cantera que entrena en las Instalaciones del Racing, en miércoles de Champions, que sólo llegará a ver la segunda parte del Bayern-Real Madrid de cuartos. Y me acuerdo de esos novios muy frikis – detalle autobiográfico- que podrán ver ese partido trascendental para la frikiliga de Comunio con sus amigos. No penséis en un Barça-Atlético de Madrid, puede ser un Almería-Elche.
Otros que agradecerán la remodelación son los padres de los niños que quieren ser futbolistas, que de muy pequeños son convocados en el Complejo de la Albericia los sábados y los domingos, antes de que estén puestas las calles. Esos padres ya no tendrán que hacer guardia en el coche, capeando la granizada otoñal de las 8 de la mañana y leyendo en El País la desintegración de la URSS y las consecuencias del fin de la Perestroika. Tendrán tortilla recién hecha y caldo en invierno. En la barra habrá un Marca y en las teles la redifusión del Shalke 04-Borusia Monchengladbach. Me parece un gran avance.
Tenemos nuevo templo del fútbol. Del fútbol humilde, el que representa gente como Moratón. La gente de la casa, de trabajo discreto, de poco hacer ruido. Y el que representan los Sobremazas en el Remigio, en tiempos de base, esfuerzo y sencillez. En el futbol y en la empresa. Mucha suerte, para ellos y para el Racing, que va a necesitarla más.