La economía es algo que forma parte de nuestro día a día, seamos más expertos o menos, nos preocupemos más de conocer la actualidad económica o seamos consumidores de productos financieros. Incluso si no nos interesa, la tenemos por todas partes y ahora la miramos con preocupación, porque afecta a nuestro día a día.

El golpe sufrido a raíz de las medidas que se han tenido que tomar en municipios, regiones y países ha obligado a dar un frenazo económico que todavía está por cuantificar, y está por ver cómo recuperar lo perdido, a nivel de las cifras macroeconómicas, y también cómo poder enganchar a la recuperación a las empresas y personas que han sufrido este duro golpe derivado de la pandemia.

Esto puede servir para cualquier parte del mundo, porque la crisis ha sido dura, profunda y global. Hemos podido hablar en Arco FM con Javier Gutiérrez Jorrín, periodista cántabro que trabaja en El Confidencial, para dar un vistazo a situaciones que afectan a nivel planetario, pero también en ámbitos que nos afectan más de cerca como la marcha de la Unión Europea y los fondos que puede poner a disposición de sus países miembros, o las políticas que se puedan llevar a cabo en España para paliar los efectos de este complicado momento. Y también le hemos preguntado por el estado de la economía de Cantabria.

Jorrín recuerda que, cuando llegó la pandemia, estábamos en un escenario de bastante tensión internacional por la guerra comercial que estaban librando Estados Unidos y China. Eso es algo que puede quedar aparcado, o incluso olvidado, teniendo en cuenta que en unos días la Administración estadounidense va a cambiar de manos, con la toma de posesión de Joe Biden como nuevo presidente, relevando en el cargo a Donald Trump.

La previsión que hace este periodista es que «dominarán las políticas proteccionistas, ahora y quizá durante décadas». El poder sostener la economía doméstica de todos los hogares que sea posible parece una tendencia clara, sobre todo si miramos a Europa.

Sin embargo, los países menos desarrollados parece que pueden sufrir un golpe aún más duro, por la afectación sanitaria que tengan con el Coronavirus o también si son países que tienen una fuerte dependencia del turismo, como sucede, por ejemplo, «en el norte de África».

En Europa, según Jorrín, esas políticas activadas para mantener las rentas de los hogares han logrado evitar «que esta crisis se convirtiera en una gran crisis social». Es cierto que las ayudas no han podido llegar a todas las familias, pero cree que la decisión de llevar a cabo políticas más sociales ha sido algo «económicamente muy positivo».

En España estamos asistiendo a la implantación del Ingreso Mínimo Vital (IMV), aunque con todos los problemas para que pueda llegar a todas las familias que lo solicitan y tienen derecho a percibirlo. Según este periodista económico, es una «política diésel, empieza lenta y de forma paulatina, pero según vaya cogiendo velocidad de crucero es una política muy potente».

También hemos mantenido una tertulia de carácter económico. Han asistido a ella Carla Blázquez, que trabaja en el grupo de I+D+i de Economía de la Salud en la Universidad de Cantabria y en el IDIVAL, José Ramón Esquiaga, director de la revista Cantabria Negocios, y Jesús Lastra, periodista de El Diario Montañés.

En ese espacio se ha incidido en que quizá este momento tan particular requiera reducir un poco la burocracia y provocar que las ayudas como esta lleguen con mayor velocidad a la población para que tengan un respiro que les permita soportar el paso de esta crisis. En Cantabria, en diciembre, se habían formulado cerca de 10.000 solicitudes para cobrar el IMV, pero sólo 1.800 habían recibido el visto bueno.

Jorrín ve el problema de que la crisis es muy profunda y ha afectado especialmente a personas que vivían de la economía sumergida. Por eso le parece importante «diseñar bien las políticas para que lleguen a las personas y colectivos que más necesitan» este tipo de medidas.

Compara también la crisis actual con la anterior, la financiera de 2008, para recordar que las políticas de austeridad serían una «mala idea» en un momento como el actual. Parece una decisión más acertada el conceder ayudas para trabajadores que están en ERTE o paliar el fin o reducción de actividad de muchos autónomos.

Todo en un contexto europeo, recuerda Jorrín, de «déficit de inversión profundo» y donde «no hemos recuperado un ritmo sólido de crecimiento» desde aquella crisis que nos golpeó de una forma también muy profunda y con efectos bastante alargados en el tiempo.

LA LLEGADA DE LOS FONDOS EUROPEOS

Los fondos europeos de recuperación son un panorama nuevo que vamos a empezar a vivir y que se van a dedicar a muchos proyectos. En España, las Comunidades Autónomas han ido presentando propuestas para poder optar a recibir esos fondos.

Aunque Javier Gutiérrez Jorrín cree que el Gobierno central se puede ver tentado a pensar en medidas concretas que ayuden a una recuperación más rápida, desde Bruselas se hace un control exhaustivo de a qué se destinan sus fondos, por lo que va a ser difícil no destinarlos «a lo que pide Europa».

Por ejemplo, se puede pensar en la necesidad de avanzar en la digitalización, un sector clave para nuestro desarrollo futuro, así como una apuesta decidida por las energías renovables, que son «rentables». Y estas claves están muy ligadas al medio rural. Se incide mucho en hablar de la España vaciada, y es una realidad que podemos ver claramente en Cantabria también.

Esto, junto al desarrollo o recuperación de la industria le parece algo de vital importancia, para nuestra comunidad, nuestro país y también para el conjunto de la UE. «La globalización irrumpió con muchísima dureza», señala, y eso tuvo un efecto nocivo para el sector industrial en nuestra comunidad. «Se necesita mejorar la productividad, con una energía más barata, por ejemplo», dice. Es una reivindicación que ya se lleva escuchando desde hace un tiempo por parte del sector. La apuesta por energías más limpias puede ser la forma de abaratar costes y así mejorar la productividad.

Lastra opina que estamos ante un momento trascendental de la industria. «Las grandes empresas se la juegan de aquí a 2025», plantea. Si no se logran esos objetivos de abaratamiento de la energía y mejora de la productividad, podríamos tener que afrontar el riesgo de que haya más recortes o hasta deslocalizaciones de empresas, lo que redundaría en reducir el potencial del sector en Cantabria.

Los tres tertulianos que hemos tenido coinciden en señalar que se «fían más de los proyectos que puedan presentar las empresas que el Gobierno de Cantabria». Sobre todo porque ellas conocen mejor las necesidades que hay en los diferentes sectores, y por eso podrían atinar más. Esquiaga añade que es «un gran defensor de la pyme, porque es quien nos acaba sacando de todos los problemas, pero tiene menos capacidad para generar proyectos». Por eso piensa que es muy importante la labor que lleven a cabo «asociaciones empresariales porque no va a ser un trabajo sencillo» conseguir esos fondos, y para una empresa sola será más complicado.

El Ejecutivo cántabro ha lanzado, como proyecto más valorado de sus propuestas, el polígono de La Pasiega, en Piélagos, pero Lastra no está muy convencido de que pueda salir adelante, pese a ser un proyecto que lleva mucho tiempo esperando arrancar. «No tengo nada claro lo de la Pasiega y me gustaría saber lo que opina la Consejería de Economía al respecto», expresa.

Blázquez remarca el mensaje de la importancia de fortalecer los entornos rurales. La digitalización como punto central para poder desarrollar más proyectos en zonas un poco más olvidadas de Cantabria. «Va a determinar quién es más o menos puntero», señala. Las posibilidades en cuanto a teletrabajo y conciliación de la vida laboral y familiar que abre pueden ser muy útiles, y también alude a las administraciones, que «deben ponerse las pilas» para avanzar en este aspecto. «Quien mejor se posicione saldrá más beneficiado en la salida de la crisis», subraya.

Jorrín apunta que Cantabria es un «paraíso», no sólo para atraer turismo, como ocurrió el pasado verano, pese a la pandemia, sino también para atraer trabajadores que puedan desarrollar su proyecto vital en diversas zonas de la comunidad. Lastra coincide, señalando que aún hay potencial por explotar en las zonas rurales y por parte del sector primario, que en estos meses «ha dado la cara».

Ahí también es donde se puede dar un impulso al desarrollo de las energías renovables, otro punto clave para optar a esos fondos de recuperación que llegan desde Europa. Pero también, según Jorrín, hay «servicios básicos y muchas veces públicos que son de tercera categoría». Otro reto donde se necesita a una administración decidida a afrontar ese reto, ya sea para aprovechar recursos hídricos, eólicos o solares.

Blázquez y Esquiaga coinciden en que hacer previsiones económicas para 2021 es algo «muy complicado». Dependeremos de ver cómo evoluciona la campaña de vacunación y cuánto dura la tercera ola de la pandemia, en la que estamos inmersos, para ver cuándo y con qué intensidad arranca la recuperación. La revista Cantabria Negocios tiene por costumbre, en su primer número de cada año, a hacer una previsión de lo que puede venir, pero esta vez han decidido no hacerlo. Pero a Esquiaga sí le consta que el ahorro de los hogares está en cifras máximas y que hay muchas empresas que tienen recursos preparados para invertir, pero están parados en espera de tiempos mejores.

Son muchos los retos, pero también muchas las posibilidades. Posiblemente, como apunta Lastra, estamos ante una «primavera que será clave» y que determinará si esta pesadilla empieza a disiparse y da paso a una recuperación sólida y sostenible, aunque también abriendo el camino hacia una nueva economía, y será muy importante detectar con rapidez las nuevas necesidades y las nuevas posibilidades que se abran ante nosotros.