GUÍA PARA NAVEGANTES
PREVIOUSLY ON A TODA VELA: Tras la muerte de Francisco y la desaparición de las pruebas, Anselmo controla totalmente el Campeonato del Mundo de Vela, que ahora dirige, directamente su hijo, encargado de impulsar todos los proyectos empresariales ligados al evento, que, por otra parte, está sufriendo sabotajes.

 
El alcalde se preparaba para una de sus visitas triunfales, una inauguración de la ciudad que estaba contribuyendo a revitalizar como nunca, ante el país y el mundo. Hoy tocaba derribar esas casetas marineras que tanto estorbaban el progreso de todos en una cita clave como era el Campeonato del Mundo de Vela.

El Campeonato, gracias a la generosidad y la colaboración de los Fernández de la Barca, era uno de sus grandes momentos, su oportunidad de pasar a la historia. Al día siguiente sería la inauguración, su gran momento. Estaba todo planeado: un barco trasladaría a toda la comitiva desde el Centro Global de Convenciones Mundiales hasta el edifico más emblemático, al otro lado del Golfo de Santander, esa original obra de un arquitecto francés, la Montaña de Dunio, que simulaba los montes cantábricos hasta confundirse con el paisaje . Habría fuegos artificiales mientras los mejores cantantes del Festival Mundial de las Artes Musicales interpretaban un concierto.

Era un político de raza. Gobernaba la ciudad desde hace décadas, tantas como guiones encadenaba en sus apellidos, apoyado y aclamado por ciudadanos y empresarios. No estaba acostumbrado a los contratiempos. Por eso le sorprendió cuando uno de los policías le empezó a enumerar los problemas que se estaban dando con el Campeonato: cerrojos rotos, material dañado, pintadas, robos… Alguien, muy organizado, estaba saboteando el Campeonato.

Otra cosa a la que desde luego no estaba acostumbrado es a que le llevasen la contraria. Por eso le sorprendió aquella gente con pancartas y silbatos frente a las naves que se iban a derribar para levantar el Centro Comercial Integral de Ocio Multidisciplinar. “¡Eulalio no se marcha!”, le gritaban mientras apretaba el botón que iniciaba el derribo. “¡Esto no va a quedar así!”, osaban, ellos, advertirle A ÉL. Eso no iba a quedar así, por ninguna de las partes.
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Jacobo Montes-Valdivia nunca pensó que una mujer le cambiaría tanto. Antes de conocer a Susana, sólo pensaba en salir por la noche y en que el trabajo no le supusiera muchas responsabilidades por el día. Pero desde que la conoció y comprobó su entrega y generosidad, empezó a plantearse que había algo más. Tanto que estaba dispuesto a compartir, con ella, y con los demás. Con ella, dispuesto a un compromiso mayor. De por vida. Se lo iba a pedir en cuanto saliera de esto.

“Esto” era algo a lo que nunca hubiera pensado que fuera: una reunión de un colectivo social, de gente preocupada por los demás. En este caso, por Eulalio, ese viejo pescador al que horas antes acaban de quitarle su vieja nave de cuando la zona del Campeonato era un espacio para marineros. “Estamos dispuestos a todo para evitarlo, y vamos a aprovechar la cita para hacer ruido”, advirtió, enérgicamente, uno de los portavoces.
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Asdrúbal fue corriendo al despacho de su padre en el Paseo de Pelayo. Por lo normal, Anselmo Fernández de la Barca no solía transmitir ningún tipo de emoción, pero desde que había salido de la cárcel y a él le habían nombrado, según lo previsto, director del Campeonato Mundial de Vela, estaba pletórico, transmitía una sensación de que nadie podía pararle. Hoy, además, estaba particularmente entusiasmado. “Mira, ya tengo el dossier que hizo el detective privado sobre Marina. Ya sé lo que la pasó en México. La tenemos cogida: nunca podrá dirigir un evento deportivo. Llámala”.
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Sergio salió de la clínica, aunque todavía no estaba repuesto. Pero no podía soportar estar en cama mientras fuera estaban pasando tantas cosas. Se sentía responsable de que todos estos males provinieran de su familia, y no terminaba de fiarse de lo que pudiera pasar en la inauguración ahora que estaba en manos de su hermano, Asdrúbal.

Sergio se sorprendió al ver que fuera le estaba esperando Marina. “¿Te llevo? Parece que necesitas ayuda”. “¿Has venido a buscarme?”. “Estás así porque quisiste ayudarnos, arriesgaste mucho y te has enfrentado a tu familia, me siento en deuda”, expuso. “Ayudarte, Marina, quería ayudarte. Haría lo que fuera por ti”. “No me digas eso, estoy confusa. Hemos tenido una historia complicada, y, tal vez no lo sepas, Francisco se me declaró antes de morir, y me hizo dudar. No me veo preparada para volver a amar”. Sergio la dejó hablar mientras miraba se inclinó para besarla, ella titubeó y…. entonces sonó el teléfono. Era Asdrúbal.
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¿Se reconciliarán Sergio y Marina? ¿Qué han descubierto Anselmo y Asdrúbal sobre lo que sucedió en Méjico con Marina? ¿Va a pedirle Jacobo matrimonio a Susana? ¿Vencerá ella sus dudas hacia él? ¿Hasta dónde llegarán los activistas en defensa de Eulalio? ¿Qué piensa el alcalde para frenarles? ¿Hasta qué punto se va a implicar Jacobo en esa causa? ¿Seguirán los sabotajes a las instalaciones? ¿Se paralizará el proyecto de centro comercial? ¿Saldrá todo bien en el acto de inauguración del Mundial? 
CONTINUARÁ

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