La asociación Nueva Vida aumenta en un 26% las personas atendidas el último año
La Asociación cántabra Nueva Vida ha publicado en su página web el resultado de un año de trabajo marcado por la pandemia que ha supuesto un aumento tanto de los recursos como en el número de personas y familias atendidas.
Para Julio David García Justamante, gerente de la ONG, “la crisis sanitaria y sus consecuencias en la esfera económica y social, han evidenciado que el sistema de protección social es fuerte y que responde incluso ante la emergencia”. No obstante, apunta que “también se han identificado fallas y aspectos que podrían mejorarse
evitando que las personas caigan en la exclusión social”.
Desde que se decretara el Estado de alarma, la ONG ha continuado desarrollando sus programas de atención a población privada de libertad, víctimas de explotación sexual y solicitantes de protección internacional, así como también los proyectos de atención a la emergencia, la gestión del centro de acogida Princesa Letizia en colaboración con el Ayuntamiento de Santander o su programa de formación e inserción laboral para personas en riesgo de exclusión.
No obstante, el gerente de la entidad explica que a partir de marzo el trabajo se intensificó. “Desde todos los programas hubo que ampliar la cobertura, así como cambiar ciertas dinámicas o metodologías”.
Es el caso del Programa de atención integral a mujeres en contextos de prostitución que recibió un mayor número de
solicitudes de ingreso al recurso de acogimiento y un aumento en la demanda de productos de alimentación y soporte económico para el pago de facturas.
Los programas que se desarrollan en el medio penitenciario y que alcanzaron a 160 personas, continuaron de manera virtual “para no paralizar los procesos de rehabilitación y reeducación, más aún cuando las comunicaciones con el exterior y las actividades fuera del centro habían quedado suspendidas debido a la crisis sanitaria”.
Desde el Programa de apoyo a personas refugiadas, se atendió a 50 personas en Cantabria y 117 en Euskadi. García destaca que el cierre de fronteras durante el Estado de alarma provocó una reducción en la entrada de solicitantes de protección internacional, no obstante, “se ha seguido atendiendo a usuarios que han llegado de motu proprio a la organización y que ya se encontraban en territorio español”.
En ese caso, al apoyo se centró en promover la formación y facilitar la inserción laboral, así como dar acogida temporal ante la solicitud denegada de protección internacional.
Por otro lado, durante el confinamiento domiciliario, el Instituto Cántabro de Seguridad Social (ICASS) del Gobierno de Cantabria, en colaboración con Nueva Vida, habilitaron dos centros de acogida temporal para personas sin hogar. Un total de 96 personas fueron acogidas y atendidas en todas sus necesidades. “Esta experiencia ha sido una
oportunidad para dimensionar la realidad del sinhogarismo en Cantabria y plantear propuestas y soluciones de más largo plazo”, explica García.
También se incrementó la cobertura de los servicios de atención social desde el Centro de acogida Princesa Letizia donde se llegó al máximo de su ocupación, atendiendo a un total de 1.096 personas, lo que implicó además un aumento del personal.
Desde su oficina en Santander, la Organización gestiona una Programa de atención a necesidades básicas y cuenta con un servicio de información y asesoramiento. Según su informe anual, “un total de 3.250 personas fueron atendidas desde este programa, casi el doble que el año pasado”. También aumentaron las demandas de información
sobre prestaciones y trámites como la renta mínima, las ayudas al alquiler o los recursos para mujeres víctimas de violencia de género.
Por último, un total de 333 personas participaron de los Programas de formación y mejora de la empleabilidad promovidos por Fundación La Caixa, “todos ellos con unos porcentajes de inserción laboral muy buenos”, apunta García.
En suma, la ONG atendió en 2020 a un total de 5.832 personas, es decir, un 26% más que en 2019. Un año que también destacan por la consolidación de vínculos con otras entidades, el trabajo en red con organismos públicos y “la enorme solidaridad de la gente que, desde el principio, se ha acercado a nosotras para colaborar”.