Ricardo Fernández lleva años trabajando con el movimiento No Name Kitchen , que combina acciones hyumanitarias con otras políticas para denunciar los abusos que se suceden en las fronteras. Están presentes en lugares como Serbia, Bosnia o Ceuta y son testigos de las violaciones constantes de los derechos humanos que sufren los protagonistas de esos movimientos migratorios en busca de una vida mejor.

Ellos han sido testigos directos de los daños que las concertinas causan a quienes intentan llegar a otro país atravesando esas instalaciones, una medida que para Ricardo Fernández suponen una crueldad y una ineficacia terrible, puesto que «no disuaden, eso es absurdo: la determinación de estas personas no va a condiconarse por un cuchillo más o menos».

Por eso, Junto con Izquierda Unida, No Name Kitchen ha registrado un escrito dirigido a la Comisión Europea, donde se explica que “la instalación de esta alambrada se realiza para supuestamente evitar la entrada de polizones en las zonas de transporte marítimo, siendo esta infraestructura de acero galvanizado que contiene cuchillas que provocan graves cortes y lesiones”.

«lo que queremos es llamar la atención para que en Europa vean lo que está pasando en Santander. Por lo menos queremos hacer un poco de ruido, apoyados también por Pasaje Seguro. esperemos que esta presión sirva de algo, porque está claro que los ciudadanos están en contra, como demuestra la recogida de esas 46 mil firmas pidiendo que no se instalen esas concertinas», explica Fernández para EL FARADIO, quien añade que es una medida que va contra corriente, contra toda la lógica que se está asentando en otras fronteras.

Este activista denuncia además la oscura forma en la que se ha tomado esta decisión por parte de la Autoridad Portuaria: «es una medida que pone en riesgo la vida de las personas, por lo tanto es una medida esencial. No pueden decir que no hace falta que pase por el Consejo de Administración, eso no se puede asumir como normal».

Recuerda además que el derecho a migrar está reconocido en convenciones internacionales suscritas también por España: «se criminaliza a unos chavales que están intentando moverse, pero a nosotros nos recuerdan a la gente que se oponía a abolir la esclavitud o el voto de la mujer. Tiene que desaparecer, porque va en contra de la lógica humana de cuidarnos y respetarnos».

NO NAME KITCHEN

No Name kitchen  es un movimiento integrado por muchos colectivos que trabajan en red. Surge  con la idea de apoyar a las personas en su derecho a migrar, moverse y buscar un futuro mejor, a raíz de la crisis humanitaria y moral que surgió con la guerra de Siria e Irak y el movimiento  humano que comenzó a través del Mediterraneo y los Balcanes.

«Hay un drama que la mayoría de la gente conoce y es que hay miles d e personas criminalizadas y violentadas en las fronteras esperando para vivir una vida mejor», explica Ricardo, quien añade que en los últimos años, la situación se ha agravado. «la gente continua llegando, intentando cruzar entre países y siendo devuelta de forma violenta e ilegal, sin procesos judiciales, sin poder solicitar asilo. En términos humanitarios, no nos cansamos de denunciar que hay miles de personas  hacinadas en campos y viviendo en fábricas abandonadas, en mitad del bosque, debajo de cuatro plásticos con temperaturas bajo cero y una negligencia total tanto de los miembros de la unión europea como de los países colindante que gastan cantidad de recursos en contener estos movimientos.»