Hace un mes y medio se llegó a temer por el fin de este espacio teatral. Situado a la orilla del río Pas, el mismo río que se llevó materiales de la compañía arrasando con todo a su paso. Materiales que no volverán, ilusiones, trabajo y un profundo amor por el teatro que también se marchaban arrastrados por un evento climatológico que dejó a Piélagos con una cara triste y preocupada.

Pero las ilusiones, el trabajo y el amor pueden regresar, se pueden recuperar. Porque La Teatrería de Ábrego es Pati Domenech, y es María Vidal. Y han conseguido mantener la toalla en la mano y no tirarla. No han estado solos. Sus fieles han querido echar una mano para hacer posible que este espacio escénico siga latiendo.

El esfuerzo ha dado resultado. Todavía faltan mas ayudas por llegar. Las institucionales y las del Consorcio de Compensación de Seguros («esas ayudas son un poco fraude, porque su objetivo es minimizar el gasto», dice Domenech»). Pero ya está abierta la puerta de la continuidad. Nos lo confirmaba el propio Domenech en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.

En marzo, el teatro volverá al lugar que le corresponde. Las funciones ya habían concluido en 2021 cuando el Pas mostró su cara menos amable, la más agresiva y destructiva. Y en 2022 volverán a abrir sus puertas. El ciclo ‘Sólo tú’ tendrá su octava edición. Y Domenech dice que también habrá funciones de espectáculos propios. Porque son teatro y son compañía.

Oruña no se podía quedar sin su gran espacio cultural. No es un sitio remoto, lejos de todo. Está a medio camino entre Santander y Torrelavega, pero es un lugar rural que programa obras de las que no se ven en cualquier parte. Su trayectoria demuestra que tienen un cartel importante. Y lo que han dado ellos por el mundo, les viene de vuelta con visitas de grandes artistas que hacen que la experiencia de visitar este teatro merezca mucho la pena.

La última entrevista de este medio en 2021 con Domenech fue justo después del desastre. La moral por los suelos. La incredulidad. Pensar que algo así no podía estar pasando. Su casa, su vida y su trabajo en serio riesgo.

Ahora la perspectiva ha cambiado. Lo decía Queen en una canción compuesta cuando ya se sabía que los días de Freddie Mercury estaban cerca de terminar: ‘The show must go on’. A esa frase, a ese título, se agarra también La Teatrería de Ábrego, esperando que los días de recibir en casa a decenas de espectadores ávidos de vivir ese momento litúrgico que es el teatro se sigan repitiendo.

Domenech confiesa que ahora incluso «se han venido arriba». Los ánimos más templados, y con el «chute de energía» que ha supuesto comprobar la respuesta, solidaria y emotiva, de quienes tienen este pequeño e íntimo teatro entre sus preferencias de vida. Y no quieren «defraudar la confianza» que han recibido de tanta gente.