Frente a las cuchillas, argumentos
El asunto ha hecho aflorar una disputa sobre las competencias del Puerto de Santander y del Ministerio del Interior, unido a las diferencias que esta suponiendo esto entre los socios de gobierno, PSOE y PRC, que acuden al Pleno con propuestas parlamentarias distintas.
Es un debate, espoleado por representantes de la sociedad civil y partidos como Pasaje Seguro, Amnistía Internacional, Cáritas, No Name Kitchen, Izquierda Unida y Juventudes Socialistas de Santander, en el que frente a los argumentos relacionados con los derechos humanos –la integridad física—se han opuesto los estrictamente económicos: el supuesto perjuicio a la actividad de las empresas del Puerto de Santander.
Y el debate es más complejo, por eso se pueden manejar muchos más argumentos en contra de las concertinas que este falso dilema.
EN EL PUERTO SE HACE POLÍTICA Y NO SÓLO EMPRESA
-El Puerto de Santander es un ente que representa ciertos intereses empresariales (los de las compañías que operan en él) pero también tiene su peso político. Orgánicamente depende de Puertos del Estado, adscrito al Gobierno Central. La designación de sus cargos depende del Gobierno de Cantabria que, según el momento, coloca a personas afines a las siglas de turno con independencia de perfiles profesionales, procedencia de los sectores logísticos o empresariales, currículum, entrevista, méritos u oposición.
-El Consejo de Administración del Puerto está integrado por representantes de la sociedad cántabra: Gobierno de Cantabria, Gobierno central, ayuntamientos de Santander y Camargo, sindicatos u organizaciones empresariales. Una composición que lo aleja totalmente de cualquier empresa privada.
-La propia actividad portuaria, aunque reciba ingresos vía tasas, se beneficia indirectamente del esfuerzo de todos. Por una parte, ocupa un suelo del que se priva gratuitamente a la propia ciudad de Santander. Además, el Puerto centra discursos y proyectos electorales (como el proyecto logístico de La Pasiega, importante para la comunidad y protagonista de las últimas campañas autonómicas, de los fondos europeos, de los discursos del Gobierno y concebido como complemento y alivio a su actividad). Obras en infraestructuras o comunicaciones complementan su función, y su conflictividad jurídica se apoya en recursos públicos.
– Las empresas y organizaciones empresariales suman discursos que van más allá de la propia lógica económica: son habituales las referencias a la Responsabilidad Social Corporativa, la igualdad, la sostenibilidad o los Objetivos de Desarrollo Sostenible…
-No parece claro que esas mismas empresas recurrieran a esos métodos si no estuvieran en el puerto. Resulta impensable plantear unas alambradas con cuchillas para proteger unas instalaciones empresariales fuera del recinto portuario, pero aquí se proponen como algo aceptable por el mero hecho de ser terrenos del puerto.
UN ÚNICO SISTEMA QUE NO USA NADIE
-El Puerto de Santander está más blindado que la propia frontera de España (que suma su condición de frontera europea), en Ceuta y Melilla, donde ya se retiraron las concertinas. ¿Es comparable la presión migratoria de Santander con la de Ceuta y Melilla?
-El debate de las concertinas y, previamente, el del muro, obvia otras formas de acceso, como las que se hacen desde los vehículos que acceden al Puerto desde más allá de sus instalaciones. En varias ocasiones, la Policía ha informado de cómo ha frenado accesos en vehículos, sin necesidad de muros o concertinas.
-El debate público hasta la fecha se limita a concertinas o nada y, últimamente, a concertinas o policía. Un falso dilema coge el relevo del falso dilema anterior. Porque el abanico es más amplio: seguridad privada, sistemas de vigilancia, el muro en su momento…
-El recurso a varios métodos es habitual en el resto de puertos de la zona. Ninguno recurre a las concertinas como método disuasorio. El Puerto de Santander es el único de interés general de la zona norte con concertinas. Y hay otros que también tienen conexiones con el Reino Unido (desde hace tiempo, Bilbao exhibe como elemento competitivo su mayor adaptación a los cambios que supuso el Brexit)
– Las empresas del Puerto de Santander no abandonarán sus instalaciones para irse a puertos en los que sí hay concertinas. Fundamentalmente porque no existen.
LOS AUGURIOS QUE NO SE CUMPLEN
– Ahora mismo sólo hay concertinas en dos tramos de la valla que delimita el perímetro portuario. El debate es doble: la retirada de las ya instaladas y la no extensión a toda la valla.
-En los últimos resultados hechos públicos, el Puerto presume de datos históricos de tráfico de mercancías y de previsiones de pasajeros para este año. De forma paralela, se justifican las concertinas como única alternativa de evitar una gran crisis.
-Desde que comenzó la difusión pública del problema de los accesos, el Puerto ha sumado nuevas empresas y rutas. La única perdida significativa fue de una línea de Brittany Ferries con Irlanda: la propia compañía explicó que Bilbao –evidentemente, un Puerto de mayores dimensiones– estaba mejor preparado para las circunstancias del Brexit. Toda la polémica obvió que esa línea se instaló de prueba, de forma temporal, y que se fue a un destino en el que también había accesos, idénticos a los de aquí.
– Sólo la pandemia global y el parón generalizado de la economía –menor en los tráficos marítimos, que en muchos casos eran esenciales—frenó la tendencia del Puerto en cuanto a sus tráficos.
HISTÓRICO DE JUSTIFICACIONES
-En su día, el tráfico de armas a la Guerra de Yemen se justificó por sus aportaciones a la economía. El Puerto daba a entender que no podía renunciar a ese tráfico si quería mantener su actividad económica. Ese tráfico desapareció.
-También se planteó la construcción del muro y sus sucesivas ampliaciones así como la instalación de un tramo de concertinas como imprescindible para garantizar la operatividad del Puerto.
Ahora el requisito para que el puerto no entre en quiebra es el de concertinas o policía…
-En ocasiones se hace valer la circunstancia de que el Puerto de Santander está más metido en la ciudad que los de otras ciudades, –vinculándolo a problemas de seguridad ciudadana–. Circunstancia evidente que no oculta que quienes intentan acceder no están en el centro, sino en el ampliamente documentado Hotel Piojos, en Nueva Montaña: pese a que Santander es pequeña, la zona de Nueva Montaña es bastante lejana al centro. Y en puertos más alejados del centro, como Bilbao, también se producen accesos.
FALTA DE CONFIANZA
-El interés por las concertinas por parte de la Autoridad Portuaria ha estado marcado por la falta de transparencia: los datos los difunde el propio Puerto a través de datos facilitados de forma controlada a los medios o en las visitas. No hay forma alternativa de conseguir estos datos ni otros relacionados con este asunto: no es posible saber cómo se cambió el Plan de Seguridad de Puerto, que protege estos planes como si afectasen a instalaciones militares.
-No ayuda que las referencias confundan accesos con intentos de acceso. No es lo mismo intentar algo que conseguirlo. Las decenas de accesos diarios son los mismos que los intentos frustrados, lo que revela el objetivo de acceder a los barcos no llega a producirse y tampoco el daño.
-El vocabulario también es importante. Se ha dejado de hablar “polizones”, que describe a personas que embarcan sin pasaje, y que difícilmente puede aplicarse a quienes no llegan a embarcar. A la confusión entre accesos e intentos de acceso sumamos las alusiones a la seguridad del recinto portuario: ¿acaso peligra su infraestructura, su perímetro, alguien ha destruido su muro, su valla, accesos? Tampoco parece un asunto relacionado con la seguridad privada: no se está hablando de robos, ocupaciones o cambios de titularidad en los bienes.
¿MIGRANTES TODOPODEROSOS QUE ARRUINAN EMPRESAS?
-Los últimos argumentos hablan de las mafias, en un intento de asociar a ellas a quienes intentan los accesos. Ni la Fiscalía en sus memorias oficiales anuales ni la Policía tienen constancia de ellas.
– Las concertinas no frenan unas mafias cuya desarticulación correspondería a los cuerpos de seguridad en operaciones más amplias y no directamente sobre el terreno.
-Se está cayendo en la identificación de las presuntas mafias con quienes en todo caso serían sus víctimas. ¿Alguien culparía a las mujeres explotadas en los clubes de su propia explotación?
-Desplazar el foco a las mafias obvia que quienes buscan el acceso son personas en situación de vulnerabilidad, solos, desarmados, a quienes se les está vinculando en el discurso con problemas de seguridad o con todo tipo de cataclismos económicos. Mucho poder para quienes no tienen ni techo.
TAMBIÉN ES CUESTIÓN DE IMAGEN
-La persistencia con las concertinas puede generar graves problemas reputacionales no sólo al Puerto, sino a la ciudad y la comunidad. Cabe esperar una resolución del Defensor del Pueblo (que ya se ha pronunciado contra las concertinas en Ceuta y Melilla), o de la Comisión Europea (I, II), además del Consejo de Transparencia, entre otras…., sin obviar el rastro digital: las noticias de Puerto de Santander ya no hablan sólo de tráficos y compañías, sino de intrusiones, manifestaciones, reclamaciones o críticas a la falta de respeto a los derechos humanos. (El PP en el equipo de Gobierno de Santander contribuyó a enturbiar la imagen del reciento cuando habló en el último pleno municipal de un Puerto convertido en «campo de trabajo de las mafias”).
-Al Puerto no le da igual su imagen. Los tramos de concertinas no se han instalado en la zona cercana a los Jardines de Pereda y al Centro Botín, sino que se han colocado en la zona más alejada de la vista de los turistas y vecinos.