Quién no
||por Pilar Sobrao||
“Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”… y la actualidad nos dice que así es.
Vivimos en pleno siglo XXI y vemos imágenes en las televisiones y en las redes sociales que nos
recuerdan lo vivido por nuestros abuelos. Niños y mujeres intentando llegar a los refugios, sirenas, bombas, frío, hambre, miedo…Muchos de ellos partieron hace tiempo de esa tierra para buscar una mejor vida en España y ahora tienen el corazón partido, por esos familiares que han dejado allí y que ahora están viviendo un verdadero infierno.
Imágenes y testimonio que nos hacen pensar, que nos encogen el corazón, que, por qué no
reconocerlo, nos hacen llorar.
E, intentando buscar un atisbo de luz en todo este horror, me reconforta que aquí, en España ha resurgido ese sentimiento de solidaridad que durante algún tiempo pensé que lo habíamos perdido. Y me asombro de ver cómo en colegios los más pequeños proponen a los adultos ayudar como sea a esos niños que lo han dejado todo atrás. No saben el significado del verbo “empatizar”, pero lo han puesto en práctica desde el minuto 1 en que sus maestras paran la clase para hacer una comprensión lectora sobre la guerra .
Y lo mismo en asociaciones, ayuntamientos, pequeños comercios… me alegra ver cómo, después de haber vivido esta dichosa pandemia que yo consideraba nos había hecho más egoístas, solitarios, fríos….resurge ese sentimiento de solidaridad, de intentar ayudar al prójimo, de hacer unión y poner cada uno nuestro granito de arena para ser más grandes y ayudar , ayudar a todo ese pueblo que está sufriendo. Sufriendo un horror que no debería existir.
Quiero acabar este articulo con la famosa frase que Malala pronunció en la Asamblea General de la ONU: “Un niño, un profesor, un libro y una pluma pueden cambiar al mundo”, porque esto es lo que necesita este mundo, es lo que necesitan los niños de todos los países, no lo que están viviendo estos pequeños a los que se les está arrebatando su infancia.