Feminismo desde lo local: tarea pendiente en los ayuntamientos
|| por Marian Suero, responsable de Municipalismo de Izquierda Unida Cantabria||
El día 8 de marzo está marcado con un circulo violeta en el calendario que nos recuerda que la desigualdad de género sigue existiendo en todas las partes del mundo y que son muchos los objetivos que quedan por alcanzar y muchas injusticias por superar.
Este parece un buen momento para reflexionar sobre los logros conseguidos y crear estrategias para conseguir alcanzar los retos pendientes y erradicar todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas que actualmente siguen existiendo.
Desde el año 2015, con la llegada de los concejales y gobiernos del cambio, son muchos los Ayuntamientos que se marcan como objetivo hacer efectiva la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, eliminar la discriminación y las desventajas y erradicar la violencia de género; todo esto de manera cercana y accesible, involucrando a todos los colectivos mediante campañas de sensibilización y prevención.
También, desde entonces, son muchos los ayuntamientos que se esfuerzan por incluir perspectivas de género de forma transversal en todas las áreas municipales y fomentar el trabajo en red, promoviendo un diálogo permanente con agentes políticos y sociales y organismos públicos y privados para cumplir los compromisos con la igualdad, la libertad y la seguridad para las mujeres.
Conscientes de lo que queda por ganar, se entiende la lucha del 8 de marzo como una batalla en la que no se pueden bajar los brazos; sin embargo, la realidad es que a pesar de todas las buenas palabras, pueden encontrarse, fácilmente, a lo largo y ancho del territorio del estado español, por ejemplo, ayuntamientos con incumplimientos en materia de igualdad, que se niegan a la adhesión a la red de municipios libres de trata, a pesar de haberse aprobado en pleno; concejalías de igualdad que acaban en manos de la extrema derecha, sabiendo que entienden la igualdad de una forma más bien distorsionada; ordenanzas municipales en las que se sigue persiguiendo, multando y criminalizando a las mujeres en situación de prostitución, algo que choca frontalmente con la lucha contra la violencia de genero.
De manera más cercana, podemos recordar el polémico pleno extraordinario convocado por cierta alcaldesa de Cantabria el 8 de marzo del año 2018, el año en el que tantas personas se pusieron de acuerdo en las cuentas que el feminismo tenía pendientes. Ese mismo día, afortunadamente, se convocó una huelga y, lamentablemente, también se convocó un pleno extraordinario. Tampoco se puede dejar pasar a concejales que, al igual que la alcaldesa anterior, se colocan, según ellos, a la izquierda del centro con un marcado carácter feminista, según ellos, insisto, y que al mismo tiempo promocionan la participación en certámenes de belleza de aquellos que ya no eran positivos ni cuando se inventaron…
Por otro lado, resulta importante construir medidas de conciliación reales y efectivas; si el día 8 de marzo pensamos, inevitablemente, en mujeres trabajadoras, no podemos permitir, nunca más, mujeres a las que no se les permite criar por tener que trabajar o que no se las permite trabajar por querer llevar a cabo la crianza que consideran adecuada. No se puede permitir que las medidas de conciliación se cumplan a medias y que las empresas concedan reducciones de jornada, pero imponiendo horarios intempestivos que ni haciendo un tetris coincidan con los horarios de apertura de las guarderías. Ninguna mujer, nunca, debe estar en la tesitura de tener que elegir entre trabajar y criar porque eso supone un absoluto fracaso de cualquier tipo de medida de conciliación.
El 8 de marzo celebremos los retos conseguidos y, también, que tenemos que repetir que la igualdad real está todavía muy lejos, pero que todavía quedan fuerzas para seguir luchando de manera conjunta por todo lo que queda por conseguir, mano a mano, sujetándonos para que nadie caiga, porque, en esto, no sobra nadie.
Lancemos un último mensaje para que se enteren quienes todavía no han conseguido darse cuenta: con las políticas que luchan por la igualdad real no se juega, no todo vale, no se recorta en igualdad. Hay que estar, no basta con desplegar una pancarta el 8M. Se debe apostar por medidas que apoyen a las mujeres y no abandonar la decencia, la igualdad y la democracia