Dos años puede parecer poco, pero estos dos años de pandemia han sido todo un mundo, por la dureza de lo sucedido, por las consecuencias en lo relacionado con la economía, la vulnerabilidad y la crispación, y porque se ha acelerado un cambio en tiempo real de las reglas del mundo al que, por tocar, le ha tocado una guerra más cerca de lo habitual.

Sobre todo, han sido dos años en los que se han reducido grupos, se implantó el término distancia social –luego, menos duro el término, de seguridad-, de confinamientos varios, de preocupación por mayores y menores… Malos tiempos para el contacto, para todo ese listado de personas que enriquecen el día a día, y que es la esencia del feminismo: el apoyo mutuo, la protección, la reivindicación, el cuidado y la diversidad de mentes y cuerpos.

Había ganas, te lo venían diciendo durante la semana, de volver a las calles, a lo grande, tanto por la acumulación de retos (el odio, la vulnerabilidad, el racismo, la guerra) como por el mero hecho de reencontrarse.

Y había dudas, porque el clima social es raro y el clima de Cantabria también: el día lluvioso evolucionó a más soleado, total, que es adonde queríamos llegar, que el 8 de Marzo de 2022, el del Año Dos de una pandemia con la que convivimos y que empieza a no ser un soniquete constante, ha sido masivo e importante.

Sobre todo, ha propiciado reencuentros: entre mucha gente que hacía tiempo que no “cuadraba” o “coincidía”. Cariño, sonrisas y saludos entre sonidos de los tambores de las percumozas, lemas y pancartas, grupales o individuales, profesionales o artesanas, y la conciencia de que la lucha sigue porque la desigualdad pervive.

Convocadas por las Asambleas Abiertas Feministas de Cantabria y la Comisión 8 de Marzo, desde Puerto Chico a la Plaza del Ayuntamiento de Santander, con asistencia de representantes de partidos políticos, instituciones, colectivos sociales, sindicatos, asociaciones, etc…,  y marcadas por la diversidad de lo que supone ser mujer.

Madres con hijas, madres embarazadas, chicas jóvenes que comienzan a ir con las amigas –adolescentes que han crecido de manifestación en manifestación para la que esto es ya parte de su vida, mujeres mayores que recuerdan cuando cabían en la acera y que valoran este paso del testigo y el dinamismo que dan las más jóvenes, mujeres con discapacidad y mujeres de otros países (muy presente Ucrania, pero también Afganistán y otros lugares en los que hay guerra y huida).

POR LA PAZ, LA ACOGIDA, UCRANIA Y CONTRA LAS CONCERTINAS

El  8 de Marzo es una cita internacional, global, que se vive en todo el mundo y que también propicia el reencuentro entre mujeres de todo el mundo y sus causas.

Este año, como nos contaba ayer Gala en la tienda ucraniana en la calle Madrid, iba a ser un 8 de Marzo triste y muy distinto al que se esperaba: normalmente allí es un día muy festivo que ella traía de algún modo a Santander preparando cestas con flores, siguiendo la costumbre de su país.

Este 2022 Gala mira al móvil, a sus grupos de mensajería y los medios, y a las peticiones de ayuda a la gente en su país tras la invasión de Ucrania.

La guerra ha estado muy presente este 8M, en los carteles y en los discursos, en un recuerdo que se ha extendido a todas las víctimas de las guerras, como las de Siria o Yemen, o las refugiadas afganas, protagonistas de la pancarta de Amnistía Internacional.

Para todas ellas tenía un recuerdo Pasaje Seguro, invitados por la organización para recordar la situación de las concertinas en el Puerto de Santander, donde las élites políticas y empresariales vienen acusando de todos los males del mundo a los jóvenes albaneses que intentan –y no consiguen en un 98% de los casos– cruzar la valla para embarcar a Reino Unido-.