Según el escrito del ministerio fiscal, la mujer dormía desnuda bocabajo en la cama de un hombre con el que había pasado la noche. Cuando este se había marchado a trabajar, el acusado, “guiado por un ánimo de satisfacer sus deseos carnales”, entró en el dormitorio de su compañero de piso y se colocó encima de la mujer mientras ella dormía.

Fue entonces cuando realizó “tocamientos vaginales para, acto seguido, proceder a penetrarla, también vaginalmente, momento en que la misma se percató de que quien realizaba aquellos actos sexuales no se trataba de su amigo”. Entonces, la mujer “se quitó de encima al acusado, a la vez que le propinaba una bofetada”.

El acusado “permaneció sin reaccionar en la misma habitación, por lo cual la víctima cogió una botella de cristal para defenderse por si intentaba agredirla, ante lo que el acusado abandonó el lugar”.

El juzgado de instrucción le impuso una medida cautelar de alejamiento y prohibición de comunicar con la mujer, así como la prohibición de salir del territorio nacional.

La fiscalía considera los hechos un delito de abuso sexual –modalidad de actos que atentan contra la libertad sexual-, merecedor de una condena de un año y medio de prisión, alejamiento y prohibición de comunicar con la mujer durante cinco años, y una medida de libertad vigilada consistente en someterse a un programa de educación sexual.

En concepto de responsabilidad civil, la fiscalía solicita que el acusado indemnice a la mujer en 3.000 euros por el daño moral causado.

La acusación particular, por su parte, relata cómo el acusado, compañero de piso y trabajo del hombre con el que la mujer había dormido, entró en la habitación contigua a la suya donde se encontraba ella. Entonces, comenzó a acariciarla y la penetró, “dentro de la confusión de mi representada, que en un primer momento creyó que era otra persona, con la que había mantenido relaciones sexuales consentidas”.

Por eso, considera al acusado autor de un delito de abuso sexual con acceso carnal y solicita una condena de siete años de prisión y el pago a la mujer de una indemnización de 10.000 euros por los daños psicológicos y morales producidos.

La defensa del acusado niega los hechos y, además, señala que en el momento de ocurrir los hechos denunciados el acusado “se hallaba bajo la influencia de la previa ingesta de alcohol, cocaína y hachís, consumidos durante la noche y la madrugada inmediatamente anterior, lo cual le privó del suficiente discernimiento de su proceder”.

Pide la libre absolución, y, en el caso de que se estimara que tuvo responsabilidad penal, solicita que sea reconocida la atenuante muy cualificada de intoxicación por consumo de alcohol y drogas, y la atenuante de dilaciones indebidas.