La coral Voces Cántabras abrirá este jueves ‘Los jueves en la ermita’ una iniciativa de la Asociación Amigos del Patrimonio de Laredo que pretende dinamizar la vida cultual de la villa pejina y, al mismo tiempo, poner en valor espacios cargados de historia como la ermita de San Martín, una construcción que se identifica con el origen de Laredo. “Lo que pretendemos es que este espacio se abra más al público, porque normalmente está cerrado. Hemos preparado este ciclo de conciertos porque nos parece que la música es un arte que encaja muy bien en el entorno”, afirma Tinuca Revolvo, presidenta de la Asociación Amigos de l Patrimonio de Laredo.

La cita para este jueves 7 de julio será a las 19:30 horas. La coral Voces Cántabras de Cabezón de la Sal, integrada por 35 voces mixtas, ofrecerá el “Concierto homenaje al indiano” con un recorrido musical en el que boleros y habaneras serán los protagonistas. Fundada hace cerca de 100 años, es una de las agrupaciones corales más antiguas de Cantabria.

EL próximo jueves, 14 de julio, será otra agrupación coral mucho más joven la que actúe en la ermita de San Martín. Fundada en 2018, Adamar se ha especializado en el madrigal español de los siglos XVI y XVII en sus dos vertientes, profana y religiosa. Sus 15 coralistas ofrecerán en Laredo el programa “Si no os hubiera mirado”, una colección de canciones y madrigales de temática amorosa del Siglo de Oro español, organizada en tres escenas narrativas: “El caballero trovador”, “Querellas pastoriles” y “La Arcadia”.

El Trío Clásico del Cantábrico ofrecerá, el jueves 21 de julio, un recorrido musical desde el Renacimiento hasta el Romanticismo pasando por el Barroco. El violonchelista Diego Quintana, y las violinistas Cristina Cubas y Paloma Cuevas interpretarán tres piezas de Tarquinio Merula, para continuar con el Trío en Do Mayor op. 3 de Franz Joseph Haydn y terminar con dos tríos compuestos por Aleksandr Borodin.

Flauta, violín, violonchelo y voz integran la agrupación ‘Musicalia’ que actuará en la ermita de San Martín el jueves 4 de agosto. Interpretarán un variado repertorio musical que incluye obras de Haendel, Mozart, Schubert, Puccini, Bach o Bernstein para terminar con las Seguidillas de la Verbena de la Paloma. Las hermanas Elena (voz), Ana (flauta), Raquel (violonchelo) y Ángela Herrero (violín) son las cuatro integrantes de esta formación musical.

El jueves 11 de agosto un dúo de sopranos integrado por Elena Herrero y Sara Castrillo ofrecerá un concierto que incluye la interpretación de obras tan conocidas como la Barcarolla de los cuentos de Hoffmann, de Offenbach, el Ave María de Caccini, el Vals de las Flores de Lakmé (Delibes) o la Habanera de Carmen, de Bizet entre otras.

La música instrumental regresará a la ermita el jueves 18 de agosto con el Trío Vínculos, integrado por la violinista Cristina Cubas, la acordeonista Marta Cubas y el pianista Alejandro Domínguez. Las cuatro estaciones porteñas de Piazzolla, Tango Legacy de Omar Massa, Zyryab de Paco de lucía, Adiós Nonino y Oblivion son las piezas programadas para esa cita musical.

EL jueves 25 de agosto, el último de los conciertos programados estará centrado en la música tradicional de la región, con un recital en el que el rabel será el protagonista.

La programación incluida dentro de esta propuesta organizada por la Asociación Amigos del Patrimonio de Laredo incluye, el 28 de julio, un recorrido por la Puebla Vieja cargado de sorpresas. Los participantes se encontrarán con representaciones teatrales, música y otras artes que recrearán momentos históricos sucedidos a lo largo de los cientos de años que acumulan las calles de ese entorno.

LA ERMITA DE SAN MARTÍN Y SANTA CATALINA

La ermita de San Martín y Santa Catalina es un edificio de una sola nave con una espadaña con siete vanos, única en España. Declarada Bien de Interés Local está situada a unos 200 metros de la Puebla Vieja y se considera el origen del antiguo poblamiento de la villa.

En su mayor parte, está construida en mampostería, salvo algunos elementos para los que se utilizó piedra de sillería. Es propiedad de la Cofradía de Pescadores y se rehabilitó a finales de la década de 1970.