Una exposición de fotografías de Ana Martín clausura el verano cultural en Virtus

Ana Martín ha retratado frente a sus casas a algunas de las familias que forman parte de la historia del pueblo. En la imagen, Esteban y Concha, los vecinos que más tiempo llevan viviendo en Virtus.
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‘Moradas y Moradores’ es el nombre de la exposición de fotografía que se inaugura este jueves en la escuela de Virtus y que clausura el que ha sido su verano más cultural. Al igual que desde principios del siglo pasado los fotógrafos recorrían los pueblos inmortalizando a aquellos que podían pagar unas monedas por el trabajo, este verano la fotógrafa Ana Martín ha llegado a Virtus para inmortalizar a algunas de las familias del pueblo que han posado en las puertas de sus casas. A cada imagen le acompaña un texto que recoge algunos datos de la historia de esa familia y su vinculación con este rincón de las Merindades. Una iniciativa que pretende difundir, sobre todo entre los más jóvenes, la historia de Virtus y sus gentes.

Muchas de las imágenes que cuelgan de las casas de los abuelos fueron realizadas por fotógrafos itinerantes que recorrían los pueblos desde principios del pasado siglo. Un trabajo que comenzó siendo ambulante. Fotos de familias arregladas para inmortalizar ese momento; de parejas de novios; de madres con hijos….. Ana Martín presenta en esta exposición ocho imágenes. En un par de ellas los que posan son un matrimonio, en otra dos hermanos  con su madre y sus esposas; hay también de abuelos acompañados de  hijos y nietos…. igual que hace un siglo, hay un poco de todo, aunque en este caso, todos posan frente a sus casas, viviendas que, en algunos casos acumulan más de dos siglos de historia familiar.

La inauguración de la exposición será en la escuela del pueblo, este jueves a las 18:30 horas.

LA ESCUELA

Todas las actividades que se han realizado a lo largo del mes, se enmarcan en un proyecto puesto en marcha por iniciativa de los propios vecinos, que lleva por nombre ‘La Escuela Virtuosa’ a modo de guiño a este edificio en el que los mayores del lugar aprendieron a leer y a escribir y que ha estado cerrado durante más de 30 años.

Virtus es un pequeño pueblo de las Merindades donde, en invierno, apenas hay cinco o seis casas habitadas pero, como sucede en tantos lugares de Castilla, en verano está lleno de vida. Sin embargo, cada vez son menos los acontecimientos en los que la gente se encuentra. ‘La escuela Virtuosa’ surge, entonces, con la idea de dinamizar la vida social y cultural de los vecinos. Tanto de los que viven aquí durante todo el año como de los que regresan en verano para disfrutar del lugar en el que vivieron su infancia.

El proyecto, que nació a principios de mes cargado de incertidumbre, se ha convertido en el epicentro de la vida social en el pueblo y la asistencia a las distintas actividades ha sido grande. Los mayores del pueblo han coincidido con los más jóvenes y todos están disfrutando por igual de esos encuentros que comenzaron a principios de mes con la proyección del documental ‘Donde aprendiste a vivir’, que narra la historia de la construcción del pantano a través de algunos de los que eran niños cuando se vieron obligados a abandonar sus casas y que también afectó al pueblo de Virtus, que vió sumergidos algunos de sus terrenos más productivos.

Una de las tardes más entrañables vividas en la vieja escuela fue la que reunió a quienes estudiaron en ella hace 50, 60 y 70 años. Generosamente compartieron con los asistentes sus recuerdos de cómo eran las clases en ese lugar cuando ni siquiera había luz eléctrica para iluminarse y por toda calefacción contaban con una cocina económica que se alimentaba con los tascones que los niños tenía que llevar cada mañana para que la maestra les dejase entrar a clase.

TIK TOK A RITMO DE ROSALÍA

Entre los momentos más divertidos, el de la grabación de un tik tok en el que abuelos y nietos coreografiaron a Rosalía. Un video entrañable que se compartió a través de las redes sociales del pueblo. Antes, los abuelos les habían explicado a los más pequeños cuáles eran los juegos con los que ellos se entretenían cuando tenían su edad.

El poeta y gestor cultural Marcos Díez protagonizó otra de esas tardes de encuentro en la escuela. El ganador del último premio de poesía generación del 27 compartió con los asistentes algunos de sus relatos y regaló al pueblo dos historias inspiradas en hechos reales vividos en Virtus.

Al margen de la programación de la vieja escuela, este verano se ha colocado en el campanario de la iglesia del pueblo una campana que sustituye a la que fue robada en 2017, cuando una banda organizada se dedicó a desmantelar campanarios para fundir las campanas y venderlas al peso. La banda finalmente fue detenida, pero nada se pudo hacer por recuperar las piezas perdidas, así que la Junta Vecinal del pueblo decidió encargar una al maestro artesano Abel Portilla que la colocó en su sitio a mediados de mes.

 

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