Quién pone alfombra roja a los ultras en Santander
De joven conocí el mundillo de las hinchadas ‘ultras’, aunque enseguida decidí que no quería formar parte de él. Sobre todo, no podía convivir con la idea de atacar a otra persona solamente por tener otros colores futbolísticos. En ese mundo coincidí con apasionados de su equipo, macarras a quienes el deporte siquiera interesa, padres de familia que quemaban frustración acumulada, concejales de pueblo, narcotraficantes con mercado de proximidad, jóvenes que encuentran lazos de amistad y comunidad… es una realidad más diversa de lo que se transmite mediáticamente, como suele ocurrir. Y las medidas que suelen adoptarse evidencian que no se conoce realmente lo que se combate.
El caso es que conozco lo suficiente como para saber que cuando uno de estos grupos realiza un viaje organizado, la policía puede interceptarlo por el camino y pasas el resto de la jornada escoltado hasta la grada, cuando no te proponen para sanción y te devuelven directamente, sin llegar al estadio.
Por eso, llama enormemente la atención que en el partido contra el Real Oviedo, declarado “de alto riesgo”, la policía permitiera al grupo visitante Symmachiarii bajar del autobús donde quiso y campar a sus anchas por la ciudad. O que en el último partido contra el Málaga CF, coincidente con una cumbre ultraderechista, aún a sabiendas (según ha reconocido la propia delegada del gobierno) de que el Frente Bokerón (con un asesinato a sus espaldas) junto con ultras de otros equipos de ideología fascista se habían citado para agredir en Santander, se les permitiera estar en Piquío sin presencia policial, hasta que se produjo el enfrentamiento con el grupo local. ¿Y si antes de encontrarse con sus semejantes la toman con cualquier otra persona indefensa por la ciudad?
Tras la escaramuza en Puertochico, hubo 4 detenidos de Juventudes Verdiblancas; tras los altercados de Piquío se produjeron indiscriminados cacheos intensivos, controles de alcoholemia, expulsiones… en La Gradona, el fondo de animación que comparten JJVV con muchas otras peñas y grupos perfectamente pacíficos: “van a pagar justos por pecadores”, declaró la propia Ainoa Quiñones. Sin embargo, no consta ningún detenido del Oviedo, ni de los ultras del Málaga, Getafe, Real Madrid… desplazados a Santander a agredir, pese a que los testigos han desmentido la versión policial que trató de presentarlos como víctimas que estaban tranquilamente desayunando cuando sufrieron un ataque. Tampoco tuvieron controles y, aparentemente, entraron todos al campo.
Si desearan evitar problemas, la prioridad debiera ser prevenir y proteger, controlar a los grupos violentos y evitar que puedan protagonizar agresiones. Sin embargo, el ‘modus operandi’ policial viene siendo propiciar que los ultras visitantes se paseen por Santander impunemente, para intervenir cuando se produce el enfrentamiento con los locales, y a partir de ahí reprimir a la afición racinguista, incluso de manera indiscriminada.
Como no creo que la policía sea tan tonta, ni que la permisividad al turismo de terraceo se haya ido tanto de las manos, parece que alguien está dando manga ancha a ciertos grupos afines a Tebas, para que provoquen sonados altercados en Santander, que justifiquen la represión en el incómodo Fondo Norte. Se me escapa si habrá alguna motivación más de fondo, pero esta actuación reincidente de la fuerza pública pone a todo el racinguismo y la población de Cantabria en riesgo, por eso la necesidad de desvelarla.