Santatipo recupera el rótulo de la pastelería La Góndola
El rótulo de la pastelería La Góndola forma ya parte del archivo de Santatipo, el proyecto iniciado por Federico Barrera que lucha por preservar la memoria conformada por los rótulos comerciales de Santander.
El 18 de octubre cerró esa mítica confitería santanderina, famosa por sus roscos, pasteles y pastas. Según explican los responsables de Santatipo, La Góndola se fundó en 1957 por Luis Sánchez, con un obrador en la esquina de la Avenida Valdecilla. De ahí fue creciendo hasta tener un obrador ya en la calle Argentina, abriendo ya las tiendas de la Avenida Valdecilla y Cuatro Caminos. También estuvieron en la calle Lealtad. En este proceso también se suma la incorporación de sus hijos Jose Antonio y Juan Manuel Sánchez. Que son quienes han estado detrás de negocio familiar hasta el cierre.
El rótulo principal, es el original de neón realizado a mano que costó en su momento 250.000 pesetas. En 2014 Santatipo ya se interesó por el mismo y lo documentó en un almacén. Segú cuentan, ya en aquel momento quisieron haberlo restaurado, pero finalmente desistieron dado el alto coste de la operación, ya que se trataba de un trabajo artesanal, por lo que quedó guardado.
Con este rótulo, Santatipo suma ya la treintena de piezas del Patrimonio Gráfico de Santander salvadas de su desaparición. Uno de los más recientes es el emblemático rótulo de la librería Estudio, Fundada en 1947 por Dionisio García-Barredo y cuyo sistema permaneció intacto desde que se abrió el negocio. Fue creado por el arquitecto Ricardo Sainz Martínez (quien proyectó los Jardines de Piquío) como regalo para la librería y el detalle de la “V” fue un toque personal del arquitecto.
SANTATIPO
Santatipo sale a la luz en 2014, pero que previamente se estaba madurando desde 2009. La filosofía del mismo surge porque aúna las inquietudes profesionales (la Historia y el Diseño) y personales de su promotor. Personales, porque en las conversaciones familiares, cuando se hablaba del bar de sus Abuelos “La Blanquita” en la Atalaya que era uno de los más conocidos de la ciudad, veía que su memoria y recuerdo se iba a perder en breve. La necesidad de preservar esa memoria e imagen está en la base de Santatipo.