Un edificio estatal cedido al Ayuntamiento para albergar una colección privada comprada por el Estado : un proyecto en Santander, pero más que un proyecto municipal
En el discurso sobre el súbito descubrimiento del valor de la cultura para la atracción de públicos que viven determinados círculos de opinión santanderinos –descubrimiento, con el furor del converso, realizado un cuarto de siglo después de que la vecina Bilbao abriera el Gugenheim- aflora también una ‘venta’ por parte del Ayuntamiento de Santander del proyecto como prácticamente propio y exclusiva.
Y el mero relato de los hechos recalca que sería imposible sin la parte privada, pero también sin el apoyo de otras administraciones, como la autonómica o la estatal a las que, paradójicamente, el PP santanderino –cuya existencia formal en realidad desconocemos- acusa reiteradamente de maltrato o discriminación a la ciudad.
El esquema de venta o apropiación como proyecto municipal de iniciativas privadas no es nuevo: vemos su rastro en el propio Centro Botín, impulsado por la Fundación Botín, o en el Proyecto Pereda, la reforma de la sede principal del Banco Santander para albergar su colección de arte, iniciativa del banco.
Pero es más evidente en el proyecto del Archivo Lafuente, que es la instalación en el antiguo Banco de España de la colección de este empresario cántabro sobre las vanguardias artísticas de los años.
El discurso permite al Consistorio vender como impacto de la cultura lo que no deja de ser otro reclamo turístico (turismo y cultura están unidos hace mucho tiempo),
Y contrastando con tendencias como
-1) otros proyectos estrictamente municipales con menos venta y más impacto en la cultura diaria (el centro cultural de Tabacalera, por ejemplo),
2) la parálisis de otros proyectos municipales como la reforma del gafado MAS, el Museo municipal o la Fabrica de la Creación, estrictamente municipal, protagonista de anuncios y portadas hace ya dos legislaturas
3) el impacto de otros proyectos culturales en la ciudad que dependen de otras administraciones de las que ‘marginan’ (comillas simples de ironía) a la capital, como el nuevo MUPAC, el Museo de Prehistoria y Arqueología, por cuya permanencia en su día el Ayuntamiento se volvió pancartero y que ahora incluso le reportará ingresos en conceptos de tasas, impuestos, etc, por las obras.
La aportación del Estado al proyecto es doble: el edificio del Banco de España pertenecía al Ministerio de Hacienda, que se lo cedió al Ayuntamiento de Santander; y finalmente la propia colección de Lafuente se vendió al Ministerio de Cultura, que la compró por 30 millones de euros
De modo que el Ayuntamiento puede presumir de un proyecto cultural cuya sede no ha tenido que levantar –ni renunciar a uno de sus propios edificios para hacerlo- y cuyos fondos tampoco son suyos, y que además se han vinculado a otra marca estatal, el Museo Reina Sofía, dependiente del Ministerio de Cultura.
Y que además se beneficiará de la promoción, ligada al turismo, que harán tanto el Ejecutivo autonómico como el propio Estado, como propietario de los fondos y al depender de él el Reina Sofía al que se asocia el archivo en Santander.
Lo que le corresponderá al Ayuntamiento ahora es la reforma –para la que fue necesaria una modificación urbanística, que contó en lo municipal con el apoyo de la oposición y que también tuvo que pasar por las instituciones autonómicas–, por un precio de 15,7 millones de euros y e incluso para eso pedía ayer la alcaldesa ayuda –es decir, dinero- de otros: lo ha incorporado a la convocatoria de fondos europeos para la rehabilitación integral del parque público de entidades locales, dentro del programa (PIREP) de impulso a la rehabilitación de edificios públicos como parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía, solicitando en concreto 2,95 millones de euros.
La presencia estatal en el proyecto la evidenciaba este miércoles al más alto el ministro de Cultura, Miquel Iceta, en una visita a Cantabria que incluía el recorrido a la colección de Lafuente, mostrándose convencido de que será “un centro de referencia como pocos en España”, “importante para Santander y para todos”.
Desde el Ejecutivo autonómico ponían énfasis en las aportaciones en materia de Cultura a la Ciudad, recordando el inminente –febrero—comienzo de las obras del MUPAC, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, enmarcándolo en la «revolución» para Cantabria en estas políticas, en palabras del consejero de Cultura y vicepresidente, Pablo Zuloaga.
“Hoy podemos compartir el éxito de ver cómo transformamos Santander en un claro referente cultural del norte de España y de todo el país, y lo hacemos con la sede asociado de Reina Sofía, con la llegada de la colección del Santander a la sede histórica del banco, y con el nuevo MUPAC que comenzará las obras en febrero”, ha afirmado Zuloaga, que ha valorado la colaboración público- privada y entre instituciones para sacar adelante estos proyectos.
LA COLECCIÓN
“El arte es universal pero la historia de nuestro país ha sido lo suficientemente complicada como para que la gente la conozca en todos sus extremos”, ha asegurado el ministro, que ha agradecido el “importantísimo esfuerzo” del empresario cántabro José María Lafuente por recopilar y conservar hasta 138.000 piezas, que incluyen 19.000 obras originales de arte moderno y contemporáneo.
A juicio del ministro, esta colección “recupera una parte de la historia” que los jóvenes no conocieron y que “tienen el derecho y casi la obligación de conocer” para saber “de dónde venimos, de esos momentos DE mucha creatividad y también de todavía alguna restricción por la censura, pero que fue una explosión que nos modernizó como país”.
Para José María Lafuente, el futuro espacio expositivo va a ser “una realidad sorprendente” por la “unión de las grandes obras del museo y las del archivo que van a formar un “binomio” desconocido hasta el momento y un “privilegio para todos los santanderinos, cántabros y visitantes”.
Igual ha remarcado la importancia de contar en la ciudad con el Archivo Lafuente que, como ha recordado, ha sido calificado por los responsables del Reina Sofía como un segundo Guernica en la historia del museo.
Es un archivo, es decir, vinculado sobremanera a la consulta y la investigación,por lo que su potencial más allá de las visitas es las publicaciones o trabajos que se deriven de su legado.
La colección consta de alrededor de 130.000 piezas y abarca múltiples formatos: fotografías, correspondencia, manuscritos, manifiestos, libros, cómics, revistas, periódicos, carteles, dibujos, estampas o arte gráfico, obras de arte… También otro tipo de materiales y formatos no tan habituales como pueden ser libros de artista, fotolibros, proyectos impresos y/o manuscritos de obras conceptuales, documentación de performances, acciones y artes en vivo, libros-objeto, revistas ensambladas, fanzines, borradores y maquetas de diseño gráfico, piezas de arte correo, obras de poesía/literatura experimental, y originales de cómic.
Los fondos del Archivo Lafuente son especialmente exhaustivos y únicos en una serie de áreas: futurismo, dadaísmo y surrealismo, vanguardias rusas y producción artística soviética, revolución tipográfica de principios del siglo XX y, de forma especialmente relevante, en las redes de producción artística de la segunda mitad del siglo XX: escritura y poesía experimental (en el sentido más amplio del término), publicaciones de artista y arte correo.
La estructura del Archivo Lafuente es cronológica y geográfica, distinguiéndose dos grandes periodos, un primer período que va de 1900 a 1945 y un segundo período que abarca del año 1945 a 1989. Las redes internacionales posteriores a la Segunda Guerra Mundial están representadas en prácticamente toda su extensión en Europa (en especial, España e Italia), Estados Unidos y toda América Latina, con fondos únicos de artistas como Sol LeWitt, Ulises Carrión. Ray Johnson, Gianni Bertini, José Luis Castillejo, Henri Chopin, Edgardo Antonio Vigo, George Maciunas o Marcel Broodthaers.
Se considera que el Archivo Lafuente es tan solo comparable con dos de las colecciones privadas más importantes de Estados Unidos y Europa: la Merrill C. Berman Collection y la colección de Edigio Marzona, con las que ha mantenido puntos de afinidad. Este archivo resulta único por la representación de la contracultura y el cómic español de las décadas de 1970 y 1980, con fondos únicos de publicaciones y autores: revista Ajoblanco, revista Star, Nazario, El Cubri, Ceesepe, etc.
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Un loco de la foto
Muy interesante artículo. Ya que sois uno de los pocos medios, por no decir el único, con rigor para estos temas, ¿qué tal un reportaje sobre el Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS)? Hay cosas muy poco claras ahí: el régimen laboral y económico, su relación jurídica con el Ayuntamiento, etc. Pero también habría que preguntar por qué su sitio web lleva meses cerrado, con lo cual no hay servicio de consulta de fondos ni de descarga de imágenes, que por cierto era de pago, ni manera de consultar el catálogo online.
Aprovecho para felicitaros por vuestro trabajo. Gracias.