El legado de Leonora Carrington, torturada en Santander, cobra cuerpo con la primera exposición que analiza su obra

La Fundación Mapfre organiza en Madrid la primera exposición en España en torno a la pintora surrealista, creadora de un mundo propio, referente por su compromiso, víctima de violencia sexual
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Una figura de referencia internacional del arte que guarda relación, a su pesar, con Santander, la ciudad a la que la enviaron a un tratamiento de problemas de salud mental que excedió lo sanitario, del que dejó constancia en sus memorias y en su arte, y todo a cargo de un apellido ilustre en la ciudad generación tras generación.

Pese al tímido reconocimiento, todavía menos que una reparación (una placa de reciente instalación en el parque de La Vaca, que sigue llamándose oficialmente parque del Doctor Morales, eso en la parte institucional, mientras desde fuera creadores como Ábrego la llevan a la vida en su montaje ‘La novia del viento’), Leonora Carrington goza de un prestigio internacional que se materializa en publicaciones que siguen analizando su obra tras su muerte.

O en la exposición que acogerá durante 2023, presentada en prensa especializada y estatal como una de las citas culturales del año, la Fundación Mapfre en Madrid, y que supone la primera exposición monográfica en España sobre su figura.

Cuadro de Leonora Carrington inspirado en su paso por el sanatorio del doctor Morales, en Santander

La exposición podrá visitarse del 11 de febrero al 7 de mayo en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre, que se encuentra en el Paseo de Recoletos, 23.

Comisariada por Tere Arcq y Carlos Martín, se la presenta como una de las artistas más relevantes en las filas del surrealismo” y que la reivindica como poseedora de “una extraordinaria imaginación, creadora de un mundo estético, simbólico y conceptual no siempre fácilmente descifrable”.

“Artista versátil, continuamente en busca de nuevas formas de expresión, sus pinturas, dibujos, escritos, tapices o esculturas nos hablan de aspectos del ser humano (el miedo, el dolor, la alegría, la extrañeza o la felicidad) de una forma directa, que nos interpela y enfrenta a contrastar nuestras propias certezas e incertidumbres”, señala.

Con esta muestra se pretende rendir homenaje a esta singular artista y dar a conocer la riqueza de una obra bien conocida en Estados Unidos y México pero que solo en los últimos años ha comenzado a gozar de mayor relevancia en Europa, y eso pese a la influencia que ejerció en artistas de origen español.

Es una figura que según se va estudiando más, “crece” y se revela como más que una pintora, sino como la hacedora de todo un universo artístico.

Esta es la primera muestra realizada en España sobre Leonora Carrington.

Persigue el objetivo de reconectar a Carrington con el público desde un nuevo prisma y de brindar a esta artista el territorio español y europeo donde sufrió las experiencias que más alteraron su vida.

Una parte del mundo que ella abandonó físicamente pero “que siempre recordó, cuando rememoraba con una nostalgia ambivalente su Inglaterra natal o cuando se encaraba con los fantasmas traumáticos del desarraigo, el exilio y la enfermedad”.

La exposición, comisariada por , repasa distintas áreas temáticas que entroncan no sólo con su vida, sino con temas que han cobrado vigencia hoy: la reelaboración de su infancia y el imaginario literario que la alimentó en paralelo a la experiencia de la maternidad, motivos que tienen su quintaesencia en la obra clave The House Opposite [La casa de enfrente]; el estudio de la figura ancestral y olvidada de la Diosa Blanca, que confluye en una lectura personal del pensamiento feminista y que se puede resumir en la figura totémica de The Giantess (The Guardian of the Egg) [La giganta (La guardiana del huevo)]; su recuperación de formas heterodoxas y olvidadas del saber y la espiritualidad, desde la alquimia y la magia hasta el tarot; su implicación con el mundo animal, que la convierte en pionera del ecofeminismo; y su interés por mitologías vivas de México, de donde surge el gran mural El mundo mágico de los mayas.

LA ARTISTA, UNA  FABULADORA IRREVENTE

Leonora Carrington (Clayton-le-Woods, Lancashire, 1917-Ciudad de México, 2011), nacida en el seno de una familia acomodada en la Inglaterra posvictoriana, de niña desarrolló una gran pasión por los cuentos de hadas y la literatura fantástica.

Los relatos orales de su madre y su niñera, ambas de origen irlandés, alimentan un imaginario que pronto desemboca en unos primeros escritos cargados de fabulación y en una temprana vocación hacia la pintura.

Tras ser expulsada de varios colegios católicos por su comportamiento irreverente comienza a estudiar arte, primero en Florencia, luego en París y en Londres, de la mano de Amédée Ozenfant.

Sus primeros trabajos son un prodigio de invención de especies animales híbridas y de figuras femeninas poderosas donde se sincretizan diversos mundos legendarios.

Una escena de ‘La novia del viento’, de Ábrego Teatro, que recrea el paso de Leonora Carrington por Santander

El encuentro con el surrealismo, gracias a su visita a The International Surrealist Exhibition (New Burlington Galleries, Londres, 1936), es un momento fundacional ya que ahí encuentra un mundo al que creía pertenecer desde tiempo atrás.

La relación personal y creativa que emprende al año siguiente con Max Ernst es la confirmación de esa epifanía.

Huyendo de su familia, en 1937 se traslada con Ernst a París, centro de los debates de un surrealismo que ve acercarse la amenaza de la guerra. Elabora ese pasado familiar en obras como The Horses of Lord Candlestick [Los caballos de lord Candlestick].

En 1938, ambos artistas se instalan en la pequeña localidad meridional de Saint-Martin-d’Ardèche, donde una casa del siglo xvii rodeada de viñedos les brinda el espacio para desarrollar sus respectivos imaginarios visuales en una suerte de «obra de arte total».

En paralelo, Carrington comienza a publicar sus primeros libros, ilustrados con collages de Ernst, como La dama oval y La casa del miedo.

El estallido de la segunda guerra mundial interrumpirá este episodio de fértil creatividad: cuando Ernst es arrestado como enemigo de Francia y trasladado a un campo de prisioneros, Carrington se ve obligada a huir hacia la España desolada de 1940.

En Madrid sufre un episodio de violencia sexual tras el cual es internada en un sanatorio de Santander para enfermos mentales, donde es tratada con un potente fármaco que anula la voluntad.

De esa experiencia surgirá su profundo y sentido relato Memorias de abajo, paralelo al enigmático lienzo Down Below [Abajo] y a numerosos dibujos.

Al igual que muchas figuras intelectuales de su época, consigue recalar en Nueva York en 1941, donde reencuentra a algunos de sus compañeros del surrealismo.

Leonora Carrington junto al doctor Morales

Su paso por el sanatorio ha sido traumático, pero también le ha permitido alumbrar un vocabulario visual más libre y veladamente autobiográfico, que aplica en ese tiempo a obras hoy consideradas clásicas, como Green Tea [Té verde].

Carrington será, a partir de ese momento, una constante exiliada, pero también cobrará un papel más protagonista en las actividades que Marcel Duchamp, André Breton y otros ponen en marcha en la ciudad estadounidense, como la exposición First Papers of Surrealism o las revistas View y VVV.

Ya nunca volverá a vivir en Europa. En 1943 se traslada a un lugar, de nuevo, completamente desconocido pero que será su hogar permanente: México.

Allí entra en contacto con una colonia de artistas, más diversa y cercana, que ha huido de la guerra y con quienes comparte ese trauma y también ese impulso de supervivencia.

Esta nueva familia está formada por artistas como el fotógrafo Emerico «Chiki» Weisz, con quien contrae matrimonio; la fotógrafa Kati Horna y su marido, el artista español José Horna; o la pintora Remedios Varo y el poeta Benjamin Péret, a los que había conocido en París. Junto a ellos, en un clima de colaboración y apoyo mutuo, podrá internarse en nuevos intereses que reflejan antiguas obsesiones.

 

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