La concentración de este jueves de los vecinos del Ensanche de Santander se centraba en la movilidad, dentro de las protestas que vienen haciendo desde la semana pasada y cuyo hilo conductor puede entenderse como la mejora de la convivencia urbana: si la semana pasada se centraban en el descontrol del ocio nocturno, que ha llegado a cotas inéditas en los últimos meses, esta vez hablaban del tráfico.

Aspectos como la reducción de la velocidad (con el incumplimiento de las Zonas 30 ya aprobadas, pero también de los planes para la reducción de tráfico, es decir, de emisiones, en los centros urbanos), pero también la crítica a que la forma de gestionar los carriles bici se haga quitándole espacio al peatón en lugar de al coche (en la acera en lugar de en la calzada, como suele hacerse en la mayoría de las ciudades), generando un enfrentamiento peatón-ciclista que ellos no quieren que se produzca, según explicaba la portavoz de la asociación Pombo-Cañadío, Ana Gómez.

La accesibilidad para personas con discapacidad, la desigualdad en los tiempos de los semáforos (muy rápidos en cerrarse para el peatón, más adaptados al vehículo) o los caminos escolares seguros son otros de los aspectos que giran en torno a la movilidad, nucleados también con otro elemento común a la protesta de la semana pasada, la falta de efectivos policiales en la calle que puedan controlar o bien los desmanes del ocio nocturno o los incumplimientos de la velocidad y el tráfico (la concentración se producía muy cerca del lugar donde se ha dado el último accidente mortal en Santander, el de un joven atropellado en Castelar).

Además de los miembros de la asociación o de vecinos preocupados por el tema, acudían representantes de partidos como PSOE, IU, Podemos,Verdes Equo Cantabria, Cantabristas, o colectivos como la asociación de vecinos Los Arenales (Castilla-Hermida), Arca, Cantabria ConBici o la Plataforma de Pensionistas de Santander.

La próxima protesta será el próximo jueves a las 18.00 horas, en la Plaza de Puerto Chico, y girará en torno a la necesidad de un espacio público para todos (ante la ocupación y patrimonialización por parte de las terrazas, acompañada de un retroceso en bancos o zonas con sombra).