«De gilipollas tengo lo justo»: un empresario se quejó ante el funcionario por la falta de compensación tras apartarse de un concurso

Hierros y Aplanaciones era la empresa preferida para hacerse con el contrato de los taludes por el jefe de Carreteras, que avisó a las demás de que valoraría especialmente a quienes se aliaran con ella
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En la adjudicación de obra pública, las cosas no siempre salen como se quieren, pero la propia cadencia de licitaciones permite conseguir cada poco una segunda oportunidad.

Sucedió en el contrato de los taludes, las barreras o la seguridad, como lo llamaban el funcionario Miguel Ángel Díez, detenido e investigado por las adjudicaciones hechas en base a sus informes a empresas constructoras como RUCECAN, LA ENCINA-CANNOR o API MOVILIDAD, también investigadas.

Ese contrato se convirtió en una suerte de segunda oportunidad para un empresario, nuevo en las conversaciones del sumario que está contando EL FARADIO, que en su día sufrió como no se respetaba la práctica habitual en concursos previos de que quien se había apartado o presentado una oferta peor para que la adjudicación fuera para otro, que, como forma de compensar, luego contrataba obras, compraba o alquilaba maquinaria al que se había ‘sacrificado’.

EL CONTRATO

En concreto, el contrato se denominaba “Nueva instalación, reposición y mantenimiento de las mallas de triple torsión, pantallas dinámicas, redes de cables y otras instalaciones de protección de taludes existentes en diversas carreteras autonómicas’, –si bien se referían a él como al de los taludes, la malla, la seguridad o las barreras–,

Y se dividía en cuatro lotes por territorios (en este caso una empresa podría llevarse todos los lotes, a diferencia de otros en los que esa opción no se daba). por un importe de 3,6 millones de euros a cuatro años.

Con todo, este contrato dio problemas: recursos administrativos lo llegaron a tener parado y tuvo que volver a publicarse.

EL FUNCIONARIO TENÍA SU CANDIDATO 

Aquí entran en las conversaciones otras empresas aparte de las recurrentes (y que también están siendo investigadas), como RUCECAN, LA ENCINA-CANNOR o API MOVILIDAD.

Así, Miguel Ángel Díez, jefe de Servicio de Carreteras en la Consejería de Obras Públicas, habla con Luis, a quien los investigadores no tienen controlado, pero que adscriben a la empresa HIERROS Y APLANACIONES, que, sumado el SA de Sociedad Anónima, se denomina también HIASA, y al que el funcionario ve como «el mejor» para esta obra.

De hecho, es el funcionario el que le dice a este empresario que está interesado en que sea el proveedor de las barreras de seguridad. 

«ESO NO SE HACE»: LA OTRA VEZ NO SE RESPETÓ EL ACUERDO

Pero Luis no estaba muy animado, toda vez que en otra convocatoria previa se retiró de la licitación para que la ganaran unos terceros, y estos compraron material de la competencia (la práctica habitual, revelada en distintas conversaciones por los propios protagonista es que los ganadores de la licitación le compraban maquinaria u otros servicios a quien se había retirado allanando así el camino).

“Si vamos a una obra, yo me retiro para que la haga él y luego le compra el material a la competencia, como comprenderás, de gilipollas tengo lo justo”, se duele Luis, a lo que el funcionario le da la razón: “Eso no se hace”.

«VALORARÉ MÁS AL QUE VENGA CON ÉL»: EL FUNCIONARIO COORDINÓ A LAS OTRAS EMPRESAS

Durante el proceso de esta licitación, el funcionario habla con representantes de API o RUCECAN, pero también con otras empresas, y en este caso muestra su preferencia por quien se presente de la mano del tal Luis/Hierros y Aplanaciones (HIASA).

Así se lo trasladó, por ejemplo, a API, que se mostró reacio al acuerdo. (Luis también lo era).

Y el funcionario se compromete a hablar con José Luis el de API y con otro, Nacho, al que los investigadores sitúan en ARPOSA 60. Luis se muestra dispuesto a quedar con ambos.

El funcionario habla con ambas empresas con las que se ha comprometido, API  y Nacho (ARPOSA 60).

A José Luis el de API le explica que Luis “le ha hecho favores” y que a él le gusta “portarse bien con todo el mundo”.   El de API le responde que lo tiene “clarinete”.

A otro, Nacho, de ARPOSA 60, le avanza abiertamente que en la adjudicación (en la que estaría dispuesto a que quedaran dos) valorará positivamente a quien vaya con Luis (Hierros y Aplanaciones), porque considera que es el mejor tiene los sistemas necesarios para la obra.  “Yo valoraré más al que venga con él”, dice abiertamente, tras recordar a Nacho que “sabes lo que a mí me gusta”.

Además, le recomienda expresamente que haga baja (oferta menor que el precio en que  lo fije la administración en la licitación) o “quedáis jodidos”, avanzándole también que es que el contrato lleva una memoria que ya son 30 puntos y un plan de calidad, de modo que tienen que estar pendientes también de la parte de las medidas laborales y al final hacer la baja.

Algo después, a un tal Mario, vinculado en las transcripciones a MALLA TALUD CANTABRIA,  le avisa de que ya se ha publicado el concurso, y que “se ponga las pilas”.

Y en una de sus recurrentes conversaciones con Elías de RUCECAN, el funcionario le pide a este que no les diga a otra empresa, TAMISA, que va a poner máximo de dos en los muros. A Elías le parece “como Dios”.

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