Gritos, peleas, suciedad, falta de civismo…. los vecinos de La Santa ya no pueden más
Los vecinos aseguran que las denuncias se cuentan por cientos, pero la situación, lejos de mejorar ahora va a peor. La Santa es una discoteca ubicada en la esquina de Juan de Garay con Alcázar de Toledo que en redes se describe como «La sala de eventos mas elegante y exclusiva de todo Cantabria». La opinión de los vecinos es bien distinta. Ni elegante, ni exclusiva, sino toda una pesadilla. Gritos, peleas, suciedad, ruido, falta de civismo, incluso disparos….así es como se refieren a esta discoteca que desde hace casi 6 años está destruyendo sus horas de descanso.
Las obras de remodelación de la zona que se han llevado a cabo recientemente quitando espacios de aparcamiento y colocando áreas ajardinadas, creen que puede poner las cosas aún peor. «Se puede terminar creando un pequeño Cañadío del incivismo», denuncian desde la Asociación de vecinos El Parlamento, quienes definen a la clientela del establecimiento como «difícil de encajar y muy conflictiva».
Con horario de apertura hasta las seis de la mañana, no solo abre las madrugadas de los sábados y los domingos, sino muchas también de lunes y luego entre semana siempre que hay una fiesta especial, que es en bastantes ocasiones.
Antes, ese local estuvo ocupado por el Doménico, el Café de Noa o el Cantabria y la convivencia en el barrio siempre había sido buena, pero desde que abrió sus puertas como La Santa, todo cambió. Su propietario es el mismo que gestiona el polémico espacio La Diabla, en Torrelavega, donde hace un par de meses se ha limitado el ocio nocturno «un paso tibio, pero una primera medida que se podría poner en marcha también aquí», afirman desde la Asociación de Vecinos El Parlamento que aglutina las calles situadas entre Alcázar de Toledo y Fernández de Isla.
La situación, afirman, es especialmente insostenible porque Juan de Garay es un callejón estrecho donde el sonido retumba especialmente y donde debido al desnivel entre una y otra calle, hay dormitorios a la altura de los entresuelos, lo que hace imposible conciliar el descanso mientras la fiesta está a unos metros de la mesilla de noche con decenas y en ocasiones cientos de personas gritando hasta el amanecer, según narran.
Lamentan que desde el Ayuntamiento de Santander no estén haciendo nada para proteger a los vecinos. «Parece que están esperando a que asesinen a alguien, como pasó en un local que se llamaba ‘Sabor Latino’, en la zona de San Fernando». De momento están hablando con los partidos políticos «no puede ser que el interés de un hostelero se imponga al de cientos de vecinos».
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